Por Leonardo Albano

Un espectáculo de acrobacia en tela en el acceso al predio de la 51ª Semana de la Cerveza genera una primera buena impresión que -según la sabiduría popular- es la que vale, y que este caso se mantiene durante la primera visita, apenas una aproximación, a un evento que en esta edición cuenta con varios puntos distintos, en su mayoría positivos, a las anteriores.
A la joven con acrobacias en una tela estratégicamente iluminada, sigue el tradicional espacio de puestos de venta con una disposición, mediante el mejor uso de la superficie, agiliza el movimiento del público, con mayor distancia entre los stand. En este aspecto, cabe consignar el acierto en reintegrar el parque de diversiones al final del espacio final, economizando no solo el esfuerzo de la caminata sino también efectivo ya que la mera instalación en un espacio separado del predio implicaba también un gasto extra.
Un económico precio de $ 100 pesos el litro de cerveza directa del barril, así como la asignación de mayor espacio y personal a los tradicionales expendios, facilita el acceso y evita aglomeraciones de años anteriores que, en muchos casos, hacían desistir a los visitantes de disfrutar de la bebida que, en definitiva, forma parte de la propia esencia de la fiesta.
La optimización del espacio puede incluso apreciarse en una mejor visualización, en particular para los visitantes, de los gabinetes higiénicos -un detalle no menor por cierto- que, por otra parte, cuentan con adecuada higiene y espacio, neutralizando las desagradables esperas.
Detalles menores, pequeños pero no desapercibidos, como un espectáculo de terror que promete “Vencer tus miedos” o la simple utilización de un VW Fusca como puesto de venta, proveen un paseo distinto, desprovisto de tedio para los que no son adeptos a este tipo de atracciones, por el renovado predio ferial. Exceptuando la bebida y la comida, los demás precios, variados, no son diferentes en su mayoría a los vigentes en plaza, aunque puedan resultar atractivos para turistas de otras regiones donde el costo de vida es superior al de Paysandú (existen).
“Todo bien “
“Todo bien” responde un policía, sumamente confiable, al ser consultado respecto a la seguridad en el predio y la veracidad de su respuesta puede corroborarse al resultar prácticamente imperceptible de efectivos policiales y guardias de seguridad. Es que varios estudios especializados en el área de seguridad demuestran que el control es invisible cuando es innecesario. Cabe consignar que, fuera del predio ferial, la situación es diferente; quizás por factores no relacionados directamente con el evento.
“Puedo ver el reverso de su tarjeta?” pregunta con amable firmeza el portero a un periodista para corroborar la validez de su acreditación, evitando sucesos lamentables como el ocurrido en anteriores ocasiones, donde funcionarios municipales se vieron implicados en falsificación y comercialización de este tipo de pases, reservados para quienes realmente los necesitan por cuestiones laborales.
La sensación de agilidad reinante en el predio se traslada a las instalaciones del Anfiteatro del Río Uruguay, con un rápido acceso a sus instalaciones y, una organización que facilita el acceso del público a gabinetes higiénicos y a los puestos de venta, donde, en contraste con el predio, los precios son elevados ya que, por ejemplo, un frankfurter pequeño cuesta $ 50. La sensación de seguridad se mantiene, bajo la supervisión directa -e imperceptible- de oficiales superiores. Un aspecto que permanece incambiado es la aparente “frialdad” del público sanducero durante el espectáculo. No obstante, esta particularidad, al parecer motivada por una peculiar introversión, forma parte de la idiosincracia que fortalece a la comunidad, la diferencia de otras demasiado “extrovertidas”, y, en consecuencia, debe defenderse.
Lo mejor para “andar”
El medio recomendable para llegar y retirase es por excelencia el servicio urbano de transporte de pasajeros, con una superioridad que no se ve reflejada solo en la economía -con un boleto a $ 20-sino en la comodidad ya que traslada a los usuarios hasta el acceso principal de la fiesta, evitando el costo de los estacionamientos de vehículos -atiborrados y distantes hasta 400 metros del ingreso al espacio donde se celebra el evento-, además de sufrir inconvenientes en los numerosos controles de alcoholemia ya que bebida que define el nombre de la fiesta contiene alcohol… Pese a esas ventajas, los concurrentes siguen prefiriendo otros medios de transporte. En consecuencia, el pasaje de las unidades, muy modernas por otra parte, tarda en completarse, y su partida desde el predio lógicamente, suele retrasarse; aunque habría que evaluar si la incomodidad de esa demora no supera a la de los conductores de vehículos al momento de retirarse.
Claro, esto recién comienza y es esperable que la situación, debido a la afluencia de público, cambie a partir del jueves; aunque la intuición sanducera indica que, al menos en lo que respecta a Semana de la Cerveza, el buen comienzo augura un mejor final.

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