Letras: Martín Perrone

Director y arreglos corales: Darío Martínez

44,34m

Por Isabel Scotti

Era uno de los momentos esperados de la jornada: Jardín del Pueblo cerraba la segunda noche y la expectativa estaba creada. Luego que el año pasado murga De Recalada ganara el primer premio sorpresivamente, la sangre había quedado en el ojo, pero más que nada de su público.

Y el jardín propiamente dicho, volvió a florecer. Ataviados como jardineros, la murga comienza su presentación en un laberíntico jardín donde se desarrolla todo el espectáculo.

De entrada ya impacta la solvencia de las voces y la batería. Esa inquieta batería, que afortunadamente no pasa desapercibida, que aporta y suma al espectáculo en forma grandiosa, con los diferentes instrumentos, los quiebres de ritmo, el movimiento escénico junto a la murga. Es un plus extra muy grande, disfrutable. Sin dudas los llevará a pelear el premio de mejor batería.

Y el salpicón “A cosechar noticias” incluye un poquito de todo. Temas como el tornado de Dolores, la situación de Peñarol y Nacional, las elecciones de Estados Unidos y la victoria de Donald Trump. Todos los movimientos son cuidados, parejos, precisos y acordes a lo que se canta.

Pablo Coll es el jardinero más viejo, más experiente y quien lleva el hilo conductor. El cambio en las actitudes de las personas se convierte en el tema central y es allí que aparece en escena “el tipo de la planta” a cargo del Pollo Irrazabal. Un excelente juego de palabras y teatralización.

Explican que el tipo de la planta, puede ser también una mujer, (a pesar de no haber mujeres en la murga), no discriminan y reclaman que existan más personas así. El tipo de la planta es bueno, te presta plata, te deja colgar del cable, y hasta te sale de garantía. En ese momento alto del cuplé es que la batería comienza a insertar otros instrumentos como tumbadoras y panderetas entre otros, que le dan un fondo musical increíble.

Finalmente el tipo de la planta se siente mal por ser así de bueno porque lo terminan usando, y “cansado de recibir puñales”. La murga le pide que no cambie porque se necesita gente así. En ese momento a Irrazabal le juega en contra cantar con la vincha, ya que el sonido no es el mejor.

Temas como el individualismo, que cada uno cuida su chacrita, las jubilaciones de los dictadores, la muerte de Gregorio Alvarez que no soluciona nada, están tratados en esta parte.

“Jardín del Pueblo” compite este año por el mejor tema inédito. Compuesto por Diego Sosa, que centra en que no hay que perderse ningún segundo de la vida; “ese trueno que se siente y se pierde”, esos momentos que duran segundos y no se vuelven a repetir. Valorar cada momento de la vida. En ese momento se deberá cuidar el excesivo volumen del coro y la guitarra que toca el propio Diego Sosa, ya que en varios momentos tapa la voz solista.

La forma de ser de los uruguayos también entra en escena y Pablo Coll personificando al ministro Bonomi. En una caracterización estudiada sobre todo en el tono de la voz.

Llega el momento de la retirada y la murga brilla literalmente: Sus trajes, gorros luminosos, realizados con materiales reciclables y el muy buen apoyo lumínico, que se nota el trabajo realizado por parte del iluminador ya que fue un recurso constante que ayuda ambientar los estados que la murga quiere trasmitir.

La murga emprende un nuevo adiós. Las voces de Diego Guichón y Diego Sosa, son las más relevantes.

Solvencia, letras claras que apuntan a la primera impresión así… de una; sin tener que pensarlas, linda musicalización, una dirección impecable con armonías perfectamente creadas. Disonantes exactos, tonos sublimes.

Quizás faltó un poquito más de humor. Pero lo tiene en su medida justa, acorde a lo que se trasmite.

En el jardín del pueblo, este jardín volvió a florecer.