A 20 años del cruce a nado del canal de la Mancha. Sigue siendo el único uruguayo en haberlo hecho

Desde la isla británica de Dover hasta el cabo de la raíz blanca en Francia, Oscar Poliya Samurio inscribió su nombre entre quienes cruzaron a nado el canal de la Mancha.

Con casi 40 años y con el apoyo del profesor Rúben Peña hizo posible que hasta ahora sea el único uruguayo en realizar la travesía con éxito.

Fuimos a su gimnasio para recordar aquel mojón histórico de uno de los mejores nadadores que ha dado nuestro país además de un gran waterpolista.

1998

En marzo del hoy lejano ´98 había realizado el cruce del río de la Plata junto a Claudia Fernández.

Cinco meses después, un 19 de agosto de 1998 hizo el cruce europeo nadando 47 kilómetros. “Normalmente es de 31 o 32 kilómetros pero con la marea no hubo forma de hacerlo en menos.  Estaba pensado para hacerlo en menos. Yo en aquel tiempo nadaba 4 kilómetros por hora pero el capitán no tenía mucha confianza y me hizo hacer un recorrido más largo para que cuando yo entrara a otra corriente no me llevara adentro del canal. Había una punta de tierra que desviaba la corriente y me llevaba al centro del canal. Me tuve que tirar más arriba y cuando entré con corriente en contra pude zafar de esa corriente y llegué bien”.

Samurio le asigna un rol importante a Rúben Peña, una especie de mentor del cruce. “Yo quería hacer Salto-Paysandú a nado y nunca había pensado en el río de la Plata ni el canal de la Mancha. Él me dijo que los primeros cruces que tenía que hacer eran estos porque son más cortos y allí me iba a dar cuenta si tenía el temple para hacerlo”.

La previa

“Rúben tenía mucha información sobre el mar, las mareas. Planificó todo lo que era la corriente, velocidad de corriente, velocidad de nado, rumbos, trazados, y arrancamos con el río de la plata en marzo de ese año” comenta.

En el cruce del río de la Plata “fue el mejor tiempo, creo que hasta ahora. Llegamos sin problemas. Rúben acompañó a Claudia y otra persona a mí. Hubo un problema al final que nadé casi 4 o 5 horas contra la corriente porque habíamos agarrado mal un rumbo”.

Reconoce que “en el río de la Plata la dificultad mayor era que había nadado 35 kilómetros y no veía la costa, veía todo agua, hasta que se hizo la noche y prendieron las luces y pude ver la costa. La incertidumbre de no saber dónde estaba era grande. No tenés fin”.

Las diferencias

Las aguas dulces tienen la característica que generan mayor deshidratación.

“Yo había leído mucho sobre gente que había hecho el cruce y cómo se alimentó durante la competencia. Había unas mezclas de alimentación que se basaban en proteínas y carbohidratos. Yo consumí un aceite de almendras que era el carburante por excelencia, era lo único que yo podía tomar aunque no me gustaba nada. Sentí muchas náuseas, eso de estar entre las olas es medio complicado”.

Es la mente

“Lo mental es más importante que lo físico. Yo entrenaba en bicicleta, llegué a hacer 5 horas y hay 3 o 4 horas que se me perdieron porque estaba tan concentrado en que tenía que llegar. La mente tuya hace un bloqueo para que no te detengas” enfatiza.

El testimonio del Profe Peña

Un día el profesor Rúben Peña salía del Paysandú Wanderers donde estaba trabajando con prácticas docentes de ISEF cuando es interceptado por Oscar Samurio. Allí le plantea de hacer Salto-Paysandú a nado como Samurio nos contaba. Peña nos cuenta: “Le digo que mañana le contesto. Al otro día le dije lo que me sigue pareciendo ahora, es una exigencia demasiado grande, se corren demasiados riesgos, es mucho tiempo. Además es agua dulce con lo que eso conlleva por la pérdida de minerales del cuerpo. Entonces surgió mi planteo para hacer el cruce del río de la Plata y posteriormente el Canal de la Mancha”.

Foto: Antes de la partida.

Actos preparatorios

“Juntamos un grupo de 6 nadadores en casa. Yo invité a Daniel Scott que fue el primer uruguayo en cruzar el río de la Plata en 1983. Lo entrené yo, hasta ese momento tenía el récord.  Vinieron varios nadadores, casi todos estudiantes de ISEF. Al final quedaron Claudia y el Poliya”.

Se entrenó en un verano con el río crecido. “Íbamos atrás de la isla a entrenar. Al entrenamiento lo marcaba yo. Aprendieron a alimentarse y una cantidad de cosas que hay que hacer en el agua para nadar tantas horas”.

Hubo dos intentos para cruzar el río de la Plata, el primero fue fallido porque había tormentas y debieron retornar desde Colonia.

El tiempo final de Samurio fue de 13 horas 36 minutos y Claudia Fernández puso 13 horas 59 minutos.

Uno sí uno no

En marzo fue el cruce del río ancho como mar. Para agosto estaba previsto el cruce en aguas europeas.

Claudia Fernández desertó, “trabajaba mucho y en el cruce del río se había sentido mal y le costó casi un mes reponerse. Nos acompañó Stella Arrospide que indicó la dieta, dos manzanas peladas, solo eso” remarca.

Foto: barco usado para entrenar en nuestras aguas.

Hubo mucho esfuerzo para viajar a Europa. “Seguimos entrenando con el Poliya, nos fuimos gracias al esfuerzo de Cármen (su esposa). Apoyaron empresas como Urudor, Daniel Castellanos seguros y se vendieron rifas, también la intendencia y los pasajes que fueron donados por Antel. Nos faltaba un certificado médico y sin el mismo el inglés no nos iba a cruzar. Un electro cardiograma que tenía hecho lo enviaron desde Paysandú con las dificultades de la comunicación de aquel tiempo. Eso sirvió”.

Samurio sigue siendo el único uruguayo en cruzar el canal porque en 1983 Scott quiso cruzarlo y no pudo llegar poco antes de arribar a la meta.

Foto de la bienvenida en aeropuerto de Carrasco.

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