Un espacio de rehabilitación y comunidad en el hipódromo San Félix

Desde 2018, el Centro Araí de Equinoterapia transforma vidas a través del vínculo entre personas con discapacidad y caballos. Actualmente, unas 50 personas asisten semanalmente a este espacio único que combina rehabilitación, integración social y afecto comunitario.

Un barrio que abre sus puertas

Dentro del predio del hipódromo de San Félix, funciona desde hace siete años el Centro Araí, un proyecto que nació con apenas 14 niños y hoy acompaña a casi 50 usuarios de todas las edades. Niños, adolescentes y adultos participan de las sesiones, que se Pezzatti el apoyo de la comunidad ha sido decisivo:

“Nuestro enorme agradecimiento es para el barrio, porque nos abre las puertas y nos permite seguir adelante. Desde 2018 estamos creciendo gracias a las familias, a los vecinos y a quienes nos apoyan, incluso de manera anónima”.

San Félix, destaca Fabiana Pezzatti, ofrece a sus habitantes una diversidad de servicios: policlínica, escuela, liceo, CAIF, y ahora también un espacio de equinoterapia que amplía las posibilidades de desarrollo para las personas con discapacidad.

Más allá de la terapia: un espacio de inclusión

Araí comenzó atendiendo a niños y jóvenes con autismo, pero pronto se amplió a otros diagnósticos: parálisis cerebral, depresión, patologías neurológicas, trastornos emocionales y condiciones del neurodesarrollo.

Las sesiones duran entre 20 y 45 minutos, siempre adaptadas a la condición y al estado de ánimo de cada participante. “La familia es la primera en ver los cambios y en decidir sostener el abordaje. Eso es el mejor indicador de que la terapia funciona”, afirma la directora

El centro pertenece a la Red Cenafre (Centro Nacional de Rehabilitación Ecuestre) y recibe una pequeña ayuda del BPS, aunque la mayor parte del sostenimiento proviene del esfuerzo colectivo: padres, colaboradores, exintegrantes de la FOE y la propia comunidad.

Los niveles de la equinoterapia

La instructora Antonella Álvarez detalla que el trabajo con caballos se organiza en distintos niveles, según la necesidad de cada usuario:

Hipoterapia (Nivel 1): enfocado en el área física, especialmente motricidad y equilibrio.

Educación y reeducación (Nivel 2): centrado en lo sensorial y cognitivo.

Predeportivo (Nivel 3): con bases de equitación y manejo de riendas.

“Cada niño es diferente y las actividades dependen no solo de la patología, sino también de cómo llega ese día. A veces hay cansancio, dolor o simplemente falta de ganas. Lo importante es respetar los tiempos y aprovechar el vínculo con el caballo, que siempre despierta respuestas positivas”, explicó Álvarez.

Ese vínculo, que muchas veces comienza con un simple gesto de acercamiento, puede producir cambios inesperados: “Tenemos chicos que no toleraban tocar una fruta, y con esfuerzo terminan dándosela al caballo. Es un avance enorme en lo emocional y en lo social”.

Una apuesta que sigue creciendo

En Araí todo se sostiene gracias a la convicción de que la equino-terapia es más que una técnica de rehabilitación: es un puente hacia la integración. Desde la primera entrevista médica, que autoriza la práctica, hasta la formación del binomio caballo-jinete, cada paso busca potenciar la autonomía, la confianza y la alegría de los usuarios.

En siete años, el centro ha demostrado que el caballo puede ser un aliado en la salud física y emocional, y que la comunidad organizada puede sostener proyectos de impacto real.

“Siempre va a faltar algo por hacer, siempre habrá nuevos desafíos, pero lo más importante es que seguimos creciendo y que las familias creen en este espacio”, concluyó Pezzatti.

Un futuro abierto

El Centro Araí se ha consolidado como una referencia en equinoterapia en el interior del país. Más allá de las dificultades económicas y de infraestructura, su mayor fortaleza radica en la red de vínculos que lo sostienen: usuarios, familias, profesionales, vecinos y caballos que se vuelven compañeros de vida.

Con siete años cumplidos, Araí no solo celebra un aniversario. Celebra también el poder transformador de la inclusión, la confianza y el trabajo comunitario.