Escribe Mauro Goldman
La iniciativa del Paysandú que queremos ha sido una semilla interesante que se ha plantado por parte de la Intendencia de Paysandú. La saludamos enfáticamente.
Convocar a ciudadanos de distintas áreas a aportar ideas en pos del Paysandú del futuro es absolutamente necesario en una sociedad que se quiere pensar a futuro.
Es el primer mojón para empezar a cambiar.
También ha habido una etapa de ponencias.
Muchas veces el día a día, los problemas cotidianos no nos permiten levantar la mirada.
Y está todo bien que desde la intendencia se organicen estos eventos, pero también nos preguntamos de verdad si creemos en la posibilidad de cambiar, cuanto permea en nosotros la posibilidad de cambiar en una sociedad en la que la queja contagia rápidamente y no tanto el espíritu por cambiar, por mejorar.
También deben involucrarse otros actores para evitar la desconfianza y para que realmente sea un proyecto colectivo.
En otro orden nos preguntamos: ¿Cuánto de lo que sucedió en Medellín podemos volcar en Paysandú?
La importancia de una idea es la posibilidad de concretarla. La idea es necesaria. De eso no hay dudas.
Después de los “humos forísticos” y de que se apaguen las luces de las cámaras, ¿volvemos solo a tapar pozos y asfaltar calles? Si es así no sirvió para nada.
Hay sobrados ejemplos mundiales de transformaciones profundas a través de la cultura como el caso colombiano.
Pero como decía Ortega y Gasset, a las cosas!
Un gobernante dijo alguna vez que sería ideal que no haya elecciones cada 4 o 5 años para que se pueda pensar más a futuro, con traje de estadista, que es aquel que mira las próximas generaciones y no las próximas elecciones.
Toni Puig vino a decirnos desde Barcelona cosas muy sensatas. Miremos al río dijo, muy a pesar de las crecientes.
En ese sentido hay particulares que parecen haber advertido las palabras de Puig, y que con gran impulso están desarrollando un gran proyecto en la zona del Parador de la zona B. Es una muestra palmaria que no basta solo con la palanca de lo público.
Lo único permanente es el cambio y se necesita de lo público y del privado, de una sinergia.
En la zona costera el Yatch club realiza reformas en su sede que permitirán contar con mejores servicios para socios y no socios.
Otro lugar de Paysandú prácticamente desperdiciado es la terraza de club Remeros, otrora lugar de encuentro de miles de sanduceros.
Es el impulso privado aunado con el público en este caso (remodelación del Paseo Costero) que le darán otra estética a la preciosa costa sanducera.
Porque en definitiva todos queremos vivir bien en nuestra ciudad, con buenos servicios, con oferta cultural, con participación, y también con actitud de nuestra gente para moldear un futuro mejor.
El Paysandú que queremos es sin dudas una muy buena noticia. Es una buena iniciativa que debe tener continuidad y que posibilite que aterrice algún proyecto en el mediano o largo plazo.
En este sitio hay muy buenos insumos para pensar el futuro.