Darío Rodríguez
Este año la ley de vivienda y urbanización, 13.728, cumple 50 años. La misma, votada en un contexto histórico de mucha represión, sentó las bases del sistema cooperativo de vivienda que ha construido ciudad, ciudadanía y solución habitacional a más 25 mil familias uruguayas. Hoy, 50 años después, están en construcción 7 mil viviendas en todo el país.
La gente organizada, las gremiales, los Institutos de Asistencia Técnica y el estado financiando son parte de las claves del sistema. Algunos de los instrumentos que preveía la ley fueron escamoteados; uno de ellos el subsidio a la permanencia (o cuota) De todas maneras se estableció que las familias no podían afectar más del 20 de sus ingresos nominales al pago de la cuota resultante.
Acceso-permanencia
En países, como los nuestros, dependientes y de mucha inestabilidad laboral, había que completar el círculo virtuoso: acceso al crédito (préstamo) y subsidio a la cuota. Por esto, en víspera del quiebre institucional, (10 enero 1973), se promulga la ley 14.105 que estableció un mecanismo de subsidio en consonancia con la ley de vivienda. Más allá de que el subsidio es un instrumento vital para la permanencia de las familias en un hábitat digno, no es menos cierto que al Estado le resulta apropiado y le es menos gravosa tal solución. El golpe de Estado, entre otras cosas, eliminó el subsidio.
Sucesivos gobiernos posdictadura no comulgaban mayormente con el movimiento cooperativo, a tal punto que durante la administración de Luis Lacalle Herrera (90-95), siguiendo las políticas de los organismos internacionales de crédito implementaron los denominados “núcleos básicos evolutivos” para los trabajadores; verdaderas “cucha de perros”; indignas de cualquier ser humano. Además derogó la ley 14.105.
La validez del sistema, Paysandú es un testimonio de ello y la pelea de las Federaciones dieron continuidad al sistema; al tiempo de ir planteando mayor asignación de recursos, nuevos instrumentos y herramientas.
En este largo viaje, por ejemplo, el sistema cooperativo supo de subsidios, aunque no a la permanencia, sí al capital. La reglamentación 94 asignaba un subsidio de 374 UR por vivienda. El subsidio a la permanencia resulta medular, pues impide la perdida de la vivienda.
Cuidar conquista
El sistema cooperativo, fruto de los atropellos, cuotas impagables, tasas de interés altísimas, desestimulo y persecución, acumuló deudas que, tras trabajoso proceso, convenió con el Estado ya con el Frente Amplio (FA) en el gobierno. El acuerdo en cuestión abrió la puerta a la implementación, inicialmente por decreto, del subsidio a la permanencia.
Años de lucha, a veces defensiva otras ofensivas, dejaron un tanto de lado cuestiones formales. La conquista del subsidio a la permanencia, obligó a los distintos colectivos -liderados por sus organizaciones- a emprender un proceso de aprendizaje y de apropiación de los distintos instrumentos que se iban incorporando al sistema.
Entonces el subsidio a la permanencia, que materializa el derecho a la vivienda, requiere involucramiento de la gente para cuidar dicha herramienta, prolijidad y mucha autogestión. Pasa que algunas cooperativas niegan el derecho al subsidio a un socio debido a la debilidad de la autogestión y/o carencia de libros al día, certificado de regularidad, pereza y/o poca democracia.
El subsidio a la permanencia era un decreto ministerial por ello las Federaciones reclamaron que el mismo fuera ley. La prédica, acompañada de movilizaciones, dio sus frutos y el Parlamento nacional transformó el acto administrativo en ley; la 19.588.
La tramitación del subsidio se inicia en la Agencia Nacional de Vivienda (ANV) aunque quien lo asigna es el MVOTMA. Requiere la presentación de una batería documental y la aprobación de cada solicitud por parte de la asamblea de la cooperativa.
La implementación del subsidio, dejó expuestas algunas carencias que fueron subsanadas. Por ejemplo se toma en cuenta casos de enfermedades crónicas. Quedan cosas para corregir como subsidiar dormitorio vacío.
El subsidio, que no es una mala palabra, se debe aplicar sin avivadas ni ser usado para dirimir conflictos internos; conquistarlo fue un “perú”. Al FA que lo habilitó se le debió realizar muchas movilizaciones, confrontarlo, poner de relieve la independencia política de las organizaciones del campo popular.
El subsidio a la permanencia, es la diferencia entre tener el techo garantizado y dormir donde te agarre la noche. De ahí a su buen uso, teniendo claro, política e ideológicamente, que quien pueda pagar la cuota lo debe hacer.
La otra batalla tendrá que ver con llevar la tasa de interés de los préstamos al 2 % y rebaja del IVA a los materiales de construcción.