Escribe Juceda
Juegos Universitarios en Paysandú. En esta edición lleva el nombre, como homenaje, del Dr Didier Bernardoni. Y con un eslogan, “el fútbol es una excusa para ser feliz”. Una definición de Dider, el que profesaba un inocultable amor por este deporte.
Quien, quienes, lo conocimos, lo tratamos, tuvimos el honor de tener su amistad, saben muy bien que era así. Un apasionado por el fútbol (y “su” Peñarol) y el deporte en general. Viajó a mundiales, juegos olimpicos.
Compatimos con él y con el escribano Mario Iribarren nada menos que doce años como integrantes de la Comisión de Reglamentos de la Liga de Básquetbol.
Pero nuestro recuerdo va más atrás. A tiempos de su padre, Orlando, otro futbolero de alma que le transfirió a su hijo ese amor por este deporte que para la inmensa mayoría del mundo, es el más lindo.
Como edil en la bancada de su partido Colorado, dio una lección de como se debe actuar, a favor de la gente, de los reglamentos. Dio lecciones técnicas, juridicas solicitando “enmendar errores” y no pidiendo renuncias a “trote y moche”. Un SEÑOR que dignificó a la politica. Y que debe ser ejemplo para otros.
Cuando tuvimos la fatalidad de perder a nuestra compañera, desde Utha, Estados Unidos, nos escribió una sanducerita que se había casado en Montevideo. Con su flamante esposo se fue al pais del norte en busca de un mejor porvenir económico.
A modo de consuelo nos decia en su correo electrónico; “la creencia de los Mormones (que tienen su sede justamente en Utha) es que Dios se lleva primero a los buenos para que vayan preparando la llegada de los demás”.
Si realmente fuera así, es entonces que sabemos del porque Didier se nos fue tan pronto.