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Cuanta justificación, cuanto gre gre gre para decir Gregorio dice el refrán.

Cuanta cháchara y búsqueda de la vuelta política. Vemos las redes sociales los más complejos algoritmos del razonamiento sobre lo que pasó el domingo.

Y no sólo eso, sino que además seguir buscando mediante el destrato, la descalificación, el insulto al adversario, un problema que no es de la vereda de enfrente, sino de nuestra propia casa.

Está bien que se resalte lo positivo de los últimos años, pero ya es casi que tarde, lo que viene, que está en juego, es el Ejecutivo, el hacer lo que la democracia ha marcado. Lo que el Parlamento mande con sus leyes y aprobaciones o derogaciones, designaciones especiales de Entes Autónomos, Servicios descentralizados, Poder Judicial, Presupuesto Quinquenal, etc….

No se reconoce que se perdió ese poder, porque las decisiones fundamentales están en el órgano máximo que establece la Constitución de la República, que es el Parlamento.

Porque el país está dividido en dos. Los unos y los otros. La Izquierdoza y la Derechosa, y así ha sido la experiencia de los últimos 15 años de actividad política en el Uruguay, que como el oficialismo tuvo mayoría parlamentaria, no llegó la sangre al río, no destituyeron ningún ministro, se aprobaron leyes con los votos mínimos, se sacaron normas casi que impuestas y a tapas cerradas, sin discusión o sin escuchar opiniones distintas y hasta positivas, que a la postre terminaron muchas en inconstitucionalidades.

La gente votó contra el oficialismo, y lo fueron más del 60%, que, aunque divididos, son contrarios. Que de no haber aparecido un partido nuevo, cuyos votantes y dirigentes son afines a los tradicionales históricos, no estamos seguro que de no hubieran permitido ganar al Partido Nacional y que en una segunda vuelta serán definitorios.

El oficialismo tiene que reconocer muchos, muchos errores cometidos. Además de la Soberbia, el haberse hecho dueño de las verdades, de prescindir de aportes de otros sectores, opiniones gremiales, sectoriales, corporativos. Ha sido un gobierno fundamentalmente capitalino o por lo menos visto desde el “Ombligo” del país. No basta con salidas esporádicas al interior. Hay que vivir y sentir todo lo que pasa en el país. Escuchar también a los ancianos, a los críticos y a los “diablos y sabios”. Debe tenerse sentido crítico. No basta con la opinión que lleven a la capital algunos locatarios de tierra adentro, muchos sumisos o que no son representativos de la opinión general.

Caímos en los errores y tentaciones humanas de la corrupción, del acomodo, de la digitalización de cargos, falta de idoneidad, repartos de cuotas políticas, asistencialismo, dar sin pedir a cambio, pérdida de valores y de ética.

La cosa no está fácil. Serán cinco años muy, pero muy duros, que habrá que pelearlos, seguro va haber reacciones de la gente, de los gremios, protestas y valoraciones tardías y reconocimientos.

Pero hay que reconocer las derrotas, tropiezos, y que nos sirva para reflexionar, hacernos la autocrítica y corregir tantos errores que a la postre opacaron la luz de las buenas cosas y de los logros. Prepararnos positivamente para otras contiendas.

Por lo menos así lo veo yo.

MERENGUE

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