Escribe Darío Rodríguez

Es indudable que en los resultados electorales inciden una serie de factores; hasta externos al propio proceso en examen. Los resultados de las elecciones departamentales/municipales, que cerraron el largo ciclo del país, pueden leerse con distintas lentes. A nivel nacional, fue suficiente la sumatoria, por derecha, de un conjunto de partidos que, por escaso margen, desplazaron del Poder Ejecutivo al FA, que estaba instalado desde el 2005.

En estas mismas páginas se han leído interesantes análisis en relación con la performance del FA; particularmente en el interior, con foco en Salto, Paysandú, Río Negro, Canelones y Rocha. Fuera de Montevideo la izquierda tiene significativa presencia, más allá de los resultados que son relevantes, en la L, área metropolitana y litoral. En la oportunidad, la excepción fue Maldonado. Un dato objetivo señala que el FA retuvo, con comodidad, Montevideo,  Canelones y Salto (en los tres departamentos vive más de la mitad de la población) perdiendo Paysandú, Río Negro y Rocha. Este fenómeno tiene que ver con el mayor desarrollo relativo de la L, la conformación de sectores de trabajo organizados en una vasta red con presencia social, implante universitario con capas medias proclives a planteos de izquierda.

Lo interesante del análisis es ir de lo general a lo particular. El desgaste propio del ejercicio, lo relacionado con ANCAP y otros episodios, el deterioro de la economía, (con impacto en el empleo), el divorcio con su primigenia base de sustentación, no haber profundizado una política redistributiva (un sector, como en otras experiencias progresistas, la hizo de colores, no obstante trabajó para el desalojo), pérdida de  capacidad de escucha e iniciativas y la ola regresiva que llegaba a América Latina hicieron su trabajo; que la derecha complementó -y fue su apuesta y acierto- machacando en el complejo tema de la (in) seguridad y la permanencia de bolsones de pobreza.

Aterrizando en lo departamental, se pueden ensayar algunas respuestas; un tanto en caliente, provisorias. Una primera cuestión a sostener es que la gestión saliente tuvo sus puntos altos y una alta consideración ciudadana. Por ejemplo, se urbanizaron distintos barrios de la ciudad como nunca se había realizado. Algunos analistas señalan que la gestión Caraballo estuvo muy por encima de la de Bertil Bentos (PN) Pero, ¿por qué hay un divorcio entre la aprobación de la gestión y el apoyo en las urnas? Uno tiende a suponer que, progresivamente, el FA abandonó -no solo aquí- el trabajo territorial. Una de las causas fue “suponer” que una buena gestión supondría un apoyo automático. Sus principales cuadros fueron cooptados por la gestión y el partido quedó sin el trabajo de base. De la mano de esto le costó llegar a sectores más vulnerables (subproletariado, informales que tienen sus códigos culturales) y sectores medios; siempre oscilantes. Es cierto que el trabajo “in situ”, todo el año, requieren condiciones para su realización; incluidas las materiales. Haber estado en territorio pudo permitir desactivar descontentos, sobre todo en sectores que siempre pagan la crisis, confrontar con la gente, explicar mejor algunas medidas y…asumir, -con mucha escucha y humildad- errores. En definitiva interpretar que la política no solo es gestión, (siendo un componente muy importante), sino trabajo permanente pegado a la gente. Es más sencillo en lugares y sitios donde hay organización; pero se debe llegar a sectores humildes; refractarios a ideas progresistas.  Aunque en lo electoral, es preciso ir construyendo candidaturas, en modo proceso, se puede acordar que el FA local jugó con su “mejor equipo”.

Faltó énfasis redistributivo, no obstante se generaron más consumidores que ciudadanos. Ya se ha escrito, abundantemente, sobre la continuidad de prácticas clientelísticas que siguen casi intactas y que hay que denunciar y trabajar más en la formación ciudadana. De ahí la importancia del trabajo político en territorio, fuera del microclima, que va, además, a la confrontación con las prácticas más reñidas de la política. Ese trabajo político, más allá de las articulaciones e interacciones y estilos de conducción, lo debe hacer el partido político no los funcionarios.

A la interna partidaria se señalaba que el gobierno de Caraballo escuchaba poco a la estructura partidaria y que debió armar otro gabinete. Convengamos que esto último puede ser opinable. Estos argumentos también se escuchan cuando se conversa de otras realidades.

En departamentos como Paysandú, con alternancia, parece “que el efecto gobierno nacional” prendió. Verdaderas excursiones se vivieron en el litoral (y Rocha) con presencia presidencial, ministerial y actores de segunda línea. En lo electoral pudo ser funcional al candidato electo Nicolás Olivera; ya veremos si coadyuva en la gestión. Cosas de la política. Será complejo asumir los recortes que también pegarán duro en el departamento.

En un departamento donde el Partido Nacional ha sido gravitante, en especial en su interior fue un error no haber conseguido un buen vínculo con los distintos municipios. No es menos cierto que para “bailar se precisan dos”, pero la administración debió hacer los máximos esfuerzos para interactuar con ese nivel de gobierno. Se debió amalgamar una política “de buena vecindad” con un equipo acorde a tal propósito.

El acuerdo sobre el fideicomiso y como se aprobó, no solo entrega una herramienta valiosa que dará aire a unas arcas que estarán flaca por la caída general del nivel  de actividad, sino que otorga discrecionalidad al intendente en cuanto a su instrumentación. Tema no menor. De todas maneras, tendrá que negociar con sectores de su partido que dijeron discrepar con el endeudamiento y tuvieron buena performance electoral.

Otros explican la derrota en el comportamiento de parte del electorado, proclive a prestar su voto sin fidelizarlo.

Atribuir la derrota a un factor puede conducir a un mal análisis, en general hay multicausalidades. Lo interesante es poder estimarlos y ponderarlos.

La ventaja del análisis o intento de explicar cosas, no siempre muy racionales, es que se hace con el diario del lunes. Creemos que faltó política.

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