José María Brunini
Hemos escrito tanto durante tantísimo tiempo sobre el “fenómeno Iracundos”, que es muy probable que la reiteración surja inevitablemente. Hace 5 años, el Centro Latinoamericano de Desarrollo creyó que éramos merecedores del “Premio Nacional de Excelencia Ciudadana”, entregándonos, en la Intendencia de Montevideo, medalla y diploma. ¿Y a qué se debe esta cita?…A que en la oportunidad, en el momento de agradecer, expresamos orgullosamente: “Vengo de la tierra de Alfredo Gobbi, Anìbal Sampayo, Los Iracundos y Cecilia Siqueira”. Es que de eso se trata: si los logros o conquistas en el plano deportivo y a nivel internacional son destacados, por supuesto con total justicia, la trascendencia en el arte de la música merece igual consideración.
Aquellos “Iracundos” forjaron un camino en base a, especialmente, la creación. Con un inspirado Eduardo Franco, a través de textos muy simples sin lesionar la calidad, elaborados de manera esencial en base a la temática romántica. Y, sabido es, el amor es lenguaje universal. Aunque la vena más rica pasa por la musicalidad, por las melodías. Está comprobado que la primera vía de penetración de una canción, es precisamente esa parte de la composición.
Lo simple y lo genuino suelen ir de la mano. Es así que Eduardo y Leonardo Franco, Juan Bosco Zabalo, Jesús Febrero, Juan Carlos Velázquez y Hugo Burgueño, sin “rebusques” pero con autenticidad, fueron modelando un producto el que, seguramente con algún soporte de “marketing” por parte de la compañía RCA argentina, obtuvo muy buenos resultados. Pero atención a un aspecto que debe mencionarse: a “Los Iracundos” se les debe reconocer también haber sido los “inventores” de un estilo, indiscutiblemente único.
Con esas herramientas, fueron tocando por el mundo, grabando, escribiendo una historia. La que, por una mala -o maldita- idea del destino, se vio ensombrecida por las partidas vaya si injustas de cuatro de sus componentes. La “marca” siguió funcionando aunque claro: no de la manera ideal, ya que generalmente lo original no acepta alternativas. Lo que deseamos subrayar y lo hacemos cada vez que tratamos el tema “Iracundos”, es que ninguno de sus componentes dejó de ser el afable, el sencillo, el de perfil bajo. La trascendencia, la fama, no los “mareó”. Aún siendo los responsables de esa música marca “Iracundos” que cuenta, a pesar de los años transcurridos, con tantos adeptos.