DARÍO RODRÍGUEZ
La Universidad de la República (UdelaR), históricamente, ha cumplido un rol gravitante en la vida social del país. No solamente por mandato de su ley orgánica que en su artículo 2, fines, establece que “la Universidad tendrá a su cargo la enseñanza pública superior en todos los planos…(…)… impulsar y proteger la investigación científica y las actividades artísticas y contribuir al estudio de los problemas de interés general y propender a su comprensión pública (subrayado nuestro); defender los valores morales y los principios de justicia, libertad, bienestar social, los derechos de la persona humana y la forma democrático-republicana de gobierno”. Contribuye, desde siempre, “al estudio de los problemas de interés general”, pese a prejuicios ideológicos de las usinas de poder y los gobiernos, particularmente de la derecha que, -pese a la acumulación de evidencias en contrario-, ve, en la academia, un contradictor e impugnador de sus policías. Recela, además, de su forma colegiada de gobierno.
Algunos, para no ir tan lejos en el tiempo, recordarán el rol de la Institución en la crisis del 2001-2002.
Conjuntando todos los aportes de sus estructuras centrales, como la Comisión Sectorial de Extensión y Actividades en el Medio (CSEAM), Facultades, Institutos y Centros Regionales (Cenures) recopiló los “Aportes a la detección de Sars-2. Asesoramiento e Investigación”. Declarada la emergencia sanitaria el 13 de marzo del año pasado, rápidamente la UdelaR puso sus capacidades para enfrentar dicha situación. Desde su sensibilidad puso “particular foco en los efectos sociales y económicos sobre los sectores más vulnerables de la sociedad”; creando tres grupos de trabajo. Ellos fueron los Comités de Coordinación Institucional ante la Situación de Crisis, de Seguimiento de la Capacidad de Atención Sanitaria y de Acción Universitaria en el Medio. A lo que hay que agregarle asignación, pese a la flacura de los mismos, recursos para la compra de reactivos para la realización de pruebas de detección de virus hasta llamados específicos para tareas de investigación y extensión. Las presentes tareas transitaron en paralela a la readecuación de las distintas funciones institucionales marcadas por la erosión de la presencialidad.
Las diversas tareas no solo fueron heterogéneas, múltiples. interdisciplinarias y de variado alcance y proyección nacional. Así, la UdelaR colaboró en “el desarrollo de la capacidad de diagnóstico para que Uruguay pudiera dar respuestas más adecuadas a la pandemia”. Esto sumó esfuerzos entre la Facultad de Ciencias y el Institut Pasteur de Montevideo “para detectar material genético del virus”. La Sede Salto del Cenur Litoral Norte tuvo relevante rol sostenida desde la descentralización universitaria. En el informe universitario se señala que los diagnósticos permiten “generar soberanía sanitaria en Uruguay en momentos en los que varios países enfrentaban dificultades para adquirir herramientas diagnósticas en el exterior”. Experiencia que posibilitó formar recursos humanos, incorporar los centros universitarios de Rocha, Salto y Tacuarembó y alcanzar una red de laboratorios públicos. A modo de ejemplo el laboratorio de Virología Molecular en Salto procesó 13.900 muestras originadas en su propia capital departamental, Artigas, Paysandú y Rio Negro. Promediando el pasado año se montaron sendos laboratorios en Rocha y Tacuarembó; generando sinergias con otras instituciones. El rol de las dependencias fuera de Montevideo ha sido relevante. De la mano del programa Frontera diseñado desde la Comisión Sectorial de Investigación Científica (CSIC) y aportes de la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande, “investigadores de los departamentos de Matemática y Estadística, de Ciencias Biológicas, -por intermedio del Laboratorio de Virología Molecular- y de Ciencias Sociales de la sede Salto del Cenur Litoral Norte estudiaron casos asintomáticos de la infección para mejorar las estrategias de detección de casos positivos y de seguimiento de contactos”.
Los aportes institucionales de la UdelaR exceden la presente crónica. De todas maneras es útil saber de la existencia de un grupo interdisciplinario de Análisis de Datos de Covid 19 que suministra insumos para mitigar el impacto de la pandemia. La integralidad ofrece una mirada que va más allá de las cuestiones sanitarias. El gigante universitario, el Hospital de Clínicas, Manuel Quintela, -en honor a un médico del Partido Nacional-, que atiende 150 mil consultas anuales, adecuó su funcionamiento estableciendo una batería de medidas y recomendaciones; hoy es uno de los principales centros de vacunación.
El transcurso de la pandemia dejó expuestas las secuelas sicológicas sobre el conjunto de la sociedad. La Facultad de Sicología estudió los “efectos de la cuarentena y del distanciamiento físico en la salud mental en el contexto de la pandemia de covid-19 que busca conocer el efecto de variables como el aislamiento social o el desempleo en la salud mental”. El programa Huertas de Agronomía asesoró para “plantar en casa”, al tiempo que la Escuela de Nutrición difundió materiales relacionados con el acondicionamiento de alimentos en el hogar. Por su parte la Facultad de Enfermería fue parte del Plan Nacional de Capacitación en dicha disciplina junto a otras Instituciones.
Desde otras áreas de conocimiento se han realizado aportes sustantivos. No sin un dejo de arbitrariedad se podían mencionar lo incorporado desde la Facultades de Derecho, Veterinaria, Ciencias Económicas, Ingeniería, Ciencias Sociales-, (Vg, el Grupo de Investigación de Sociología de Género de la Facultad de dicha Facultad armó “un documento con reflexiones acerca del confinamiento voluntario dispuesto por el gobierno a causa de la pandemia, específicamente sobre aspectos como la crisis de los cuidados, la romantización de la cuarentena y las medidas que podrían mejorar esta situación para las mujeres y las personas adultas mayores”)-, Comunicación, Arquitectura, Programa Apex y diversos espacios centrales. Ya hemos señalado el rol que le cupo a los Centros Universitarios Regionales; de creciente gravitación en territorio de implante.
Desde sus polifacéticas instancias, -arraigadas en un fortísimo compromiso con el país-, más allá del retaceo de recursos, la UdelaR se propuso hacer accesible al hombre común el “conocimiento especializado” que emana de sus aulas y laboratorios a lo largo y ancho del territorio. El material “Aportes a la detección de Sars-2. Asesoramiento e Investigación” está disponible en el sitio institucional de la mayor casa de estudios. Sería interesante darle una leída. Los sanduceros encontrarán allí los distintos aportes que desde la Sede local, sin mayores aspavientos, han realizado y realizan sus diferentes equipos.