Nos vemos en las urnas
M.G.
Qué opción ganará y por qué margen será importante de cara al 2024, pero para nada decisivo. La instancia electoral en realidad es ajena a una elección nacional pero sería ingenuo pensar que es inocua. Los mismos protagonistas llevan a ese terreno las cosas. Es una especie de pulseada, de termómetro para el gobierno.
El Cr. Danilo Astori ha dicho en las últimas horas que “el referéndum no es una ocasión para un enfrentamiento entre partidos políticos. Es, entre otras cosas, para hacer lo que la Ley de Urgente Consideración no nos permitió, que es estudiar con profundidad ciertos aspectos fundamentales de la vida del país, como la salud, la seguridad, la vivienda y la economía. Eso nos permite el referéndum. Enfocar con profundidad algo que la LUC, por su propia concepción, no nos permite. Creo que es más una contienda entre los conceptos de libertad y república. Considero que si hay temas fundamentales del país en juego, tiene que haber tiempo para estudiarlos. La LUC no nos dio tiempo, pero tenemos que lograrlo a través de la votación que tendremos el próximo 27 de marzo”.
Todo se politiza en nuestro país. La victoria del No es un espaldarazo para el gobierno, porque la LUC es su ley, tiene su sello. Una especie de contienda de mitad de término, en la que el propio presidente juega muy fuerte, fiel a su estilo personalista.
El segundo tramo del gobierno de Lacalle Pou estará pautado por el resultado del referéndum del próximo domingo 27 de marzo.
El mapa político uruguayo se reordenará en torno al pronunciamiento ciudadano de esa jornada. Eso puede llegar a pasar.
Como suele pasar con los comicios “de medio término”, los datos del referéndum se evaluarán en comparación con el ciclo electoral de 2019-2020 y serán un avance para 2024.
Rafael Porzecanski, sociólogo, director de Opinión Pública y Estudios Sociales de la consultora Opción, consideró en entrevista publicada en La Diaria que el referéndum será un “nuevo testeo” para la “marca de la coalición multicolor” y también que el resultado de la LUC determinará cuánto se activarán otros mecanismos de democracia directa en este período, por ejemplo ante una reforma de la seguridad social.
Las encuestas muestran un apoyo mayor para el No pero la encuesta final será el domingo y es probable que la diferencia sea menor, para el Sí o el No. Pero habrá que esperar al domingo.
Los indecisos jugarán un papel fundamental, esos que aparecen en las encuestas pero que en el fondo tienen una orientación.
Desde la recuperación democrática este será el cuarto referéndum y todos han estado asociados con la movilización de la izquierda como actor principal.
En la oportunidad no se habla sobre las empresas públicas, que es un tema que pega fuerte en la sociedad uruguaya, de fuerte identificación batllista, asociada a la defensa de las empresas del Estado ni tampoco a temas de seguridad, que implican cambios fuertes en la legislación.
La LUC que plantea un menú variado de leyes que se quieren derogar, no contiene creemos que ninguna que por sí sola acapare la atención principal de la ciudadanía, de por sí bastante desmovilizada.
Es por tal motivo que mantener la misma tiene que ver con el apoyo al gobierno porque es su ley y la derogación es de alguna forma, cuestionar la forma de gobernar del gobierno.
Naturalmente, hay temas como vivienda, seguridad, portabilidad numérica, derechos laborales que inciden en la vida de los uruguayos.
Mucha gente resolverá su posición sobre la LUC basándose en lo que expresan sus referentes políticos o a partir de lo que señala su partido.
La pelea por los indecisos (ver página 3 de esta edición) será clave para dilucidar el resultado.
No será ajeno el resultado del domingo para el futuro político y la diferencia, ni que hablar. Para el campo popular, que gane el SÍ, sería una gran victoria, como ganar a domicilio. Perder por poco podría considerarse una “derrota dulce” como sucedió en el 2019.
Hay una forma de hacer política vinculada a este tipo de ley, llamada eufemísticamente ferrocarril, que no es sana para la democracia.
