Estimado Manini Ríos,
Me dirijo a usted en calidad de docente y miembro de la comunidad educativa uruguaya, en respuesta a sus recientes declaraciones en las que afirmó que «la educación pública es una fábrica de votantes del FA». Esta afirmación ha generado un profundo malestar entre nosotros, los educadores, quienes dedicamos nuestra vida a la formación integral de nuestros estudiantes.
La Educación Pública. no es un instrumento de adoctrinamiento político, como sí lo ha sido en otras épocas, por lo que comparto profundamente la visión del filósofo Louis Althusser, que ya en 1970, afirmaba que la escuela es parte del «aparato ideológico del estado, cuya función es inculcar la ideología de las clases dominantes e impulsar la reproducción de las relaciones de producción capitalistas”.
Pero hace un tiempo que los docentes planificamos en base a otras teorías pedagógicas, que intentan romper la estructura tradicional del proceso enseñanza/aprendizaje, donde el docente era el que tiene el saber y los estudiantes eran meros receptores de ese conocimiento, sin poder cuestionarlo, sin poder pensar por sí mismos, sin reflexionar y sin poder generar su propia opinión de los temas de aprendizaje en aula.
Históricamente, y usted lo sabe muy bien Sr. Manini, la educación ha sido utilizada como una herramienta de la clase dominante para mantener la dominación capitalista de la sociedad . Al producir trabajadores pasivos y garantizar la reproducción cultural, la educación ha sido bajo los gobiernos dictatoriales y de derecha, un poderoso mecanismo de control de la clase dominante.
Las desigualdades de clase se legitiman, por lo que el sistema capitalista nunca se ve desafiado, lo que afirmo también se refleja en la última “transformación educativa”, de la Coalición Multicolor, donde se redujeron horas y se eliminaron asignaturas, como filosofía, es decir, materias que justamente apuntan al pensar de los estudiantes, generando seres humanos libres y capaces de decidir y opinar por sí mismos.
Pero en contraposición, ya hace un tiempo, Sr. Manini, que los docentes trabajamos clase a clase apostando a un espacio de aprendizaje, de reflexión y de crecimiento personal. En nuestras aulas, trabajamos arduamente para fomentar el pensamiento crítico, la diversidad de opiniones, la igualdad y el respeto por el otro/a. Nuestro objetivo es preparar a los jóvenes para que sean ciudadanos informados y responsables, capaces de tomar decisiones fundamentadas y participar activamente en la sociedad, sin importar su inclinación política, basándonos en teorías pedagógicas más progresistas que buscan preparar al estudiante como un ser libre, pensante y capaz de crear su propio razonamiento y opinión, no siendo un instrumento que repite saberes y perpetua en el tiempo formas de dominación a través de las jerarquías de la institución educativa, que luego son paralelas a las de la vida de ese estudiante en su actividad como adulto, asumiendo que unos son los dueños del capital y por ende del poder y los otros, el pueblo, solo tienen su fuerza de trabajo para cambiar por un salario que apenas le alcanza hasta fin de mes, si es que les alcanza, y que además esos trabajadores deben invertir, comprando productos, en las mismas empresas de los poderosos, perpetuando así, la diferencia de clases y el sistema capitalista, esto usted Sr. Manini, lo sabe muy bien.
Reducir la función de la educación a una mera «fábrica de votantes» es desvirtuar su esencia y minimizar el arduo trabajo que realizan diariamente miles de docentes en todo el país. La educación pública es un pilar fundamental de nuestra democracia, y su propósito es brindar oportunidades a todos, independientemente de su contexto social o ideológico.
Invito a reflexionar sobre la importancia de la educación en la construcción de una sociedad más justa y equitativa. En lugar de ver la Educación Pública como un medio para perpetuar ideologías, deberíamos reconocerlas como espacios de libertad, donde cada estudiante puede desarrollar su propio pensamiento y formar su identidad.
Espero que en el futuro podamos enfocar nuestras discusiones en el fortalecimiento de la educación pública y en la mejora de las condiciones para todos los educadores y alumnos. La educación es una inversión en el futuro de nuestro país, y su valor trasciende cualquier orientación política.
Atentamente,
Pablo Miranda
Docente de UTU – Artista Nacional