Primacía de Economía
No sin contradicciones particularmente en algunos instrumentos, avanzó la política progresista en materia de vivienda. El gobierno resiste llevar la tasa de interés de los préstamos servidos a las cooperativas a su nivel histórico: 2 %. Las Federaciones ganan las calles. FUCVAM camina a Punta del Este.
El artículo 81 de la Ley Nacional de Vivienda (LNV 13.728) -con sus flamantes 50 años de existencia- sentó las bases para la asignación de créditos para construir o comprar vivienda -individual o colectivamente- al darle carnadura al Fondo Nacional de Vivienda (FONAVI)
Como todo el país sabe, la LNV junto a la labor de las organizaciones específicas y apoyo de profesionales universitarios, desde los Institutos de Asistencia Técnica (IAT), posibilitó el formidable desarrollo del sistema cooperativo de usuario (ayuda mutua y ahorro previo) y de propietario. En la misma LNV, artículo 91, (derogado) se establecía que “El Banco Hipotecario del Uruguay será responsable de la recuperación y conservación total, en Unidades Reajustables, de los recursos de la Cuenta de Préstamos,…(…) Las tasas de interés de las distintas operaciones serán establecidas dentro de los límites que fija esta ley, de modo de asegurar esa conservación”.
Los antecedentes citados son el marco que puso la LNV ya que la forma de integración del FONAVI la varió el FA con su reforma impositiva y su vedette el IRPF. Por otra parte, sin que haya contradictores al respecto, el legislador entendió que se debía recuperar el dinero prestado, a 25 años, sin que el mismo perdiera capacidad adquisitiva. Para ello se juega con el tipo de moneda, tasa de interés, ajuste, etc. También ha sido claro que la fijación de las condiciones para acceder a los préstamos se vienen pautando administrativamente. Las distintas tasas de interés con las que las cooperativas accedieron al crédito miden el grado de acercamiento u hostilidad hacia el movimiento cooperativo.
Las características del sistema cooperativo -no es el objetivo ahora hablar de eso- desplegando ayuda mutua, autogestión y su calidad de usuario rechina y se erige como expresión de un derecho humano básico.
Organizaciones del hábitat se pararon históricamente en el criterio de reintegrar el dinero prestado sin que el mismo perdiera capacidad de compra; que no es lo mismo que pagar tasas lucrativas. Eventualmente lo que ameritaría cobrar una tasa de interés lucrativo sería que el dinero prestado no saliera de rentas generales y se tomara de otro sitio.
Tasa, una larga lucha
Lo razonable, habida cuenta la procedencia del dinero (Rentas Generales) y su uso, es que la tasa de interés de los mismos cubra los costos operativos y mantenga capacidad de compra tras su reintegro. Históricamente se habló de una tasa “administrativa” del 2 %. Cuando en 1992, tras creación del MVOTMA, el BHU continuó con la operativa de los créditos para vivienda social otorgados por el flamante Ministerio, el precio pactado fue…del 2 %.
Un documento emitido por FUCVAM, que viene junto a FECOVI reivindicando la vuelta a la tasa histórica, indica que “en los préstamos comerciales a veces se sostiene también que la tasa de interés debe cubrir el riesgo de no pago: pero en un crédito hipotecario, en que la garantía es el propio bien construido o comprado, ello no es necesario, o por lo menos lo es mucho menos. Por otro lado, las cooperativas de usuarios, con su deuda única, no sólo bajan los costos operativos porque el trabajo de juntar las cuotas lo hacen los tesoreros, sino que aumentan la certidumbre de la devolución, puesto que ésta es responsabilidad colectiva y la cooperativa se encarga de cubrir las posibles falencias individuales para poder completar la cuota”.
Hasta el inicio de la dictadura cívico-militar los préstamos se otorgaban a una tasa del 2 %. Luego fueron variando, al alza. Quizá lo más escandaloso, dentro de la dictadura, fue la orden 7.000 por la cual se firmaron créditos con una tasa leonina del 6 %. Siempre el movimiento cooperativo defendió una tasa al 2 %, por las razones ya expuestas y por que a quienes se destinan los préstamos son pobres o población por debajo de la línea de pobreza. Además si las distintas familias cooperativas hicieron la misma ayuda mutua, sereneadas, autogestión y otros esfuerzos, es inadecuado que dos cooperativas cruzando la calle tengan tasas de interés distintas y paguen en forma desigual.
Puja con el gobierno
Las Federaciones instalaron el debate sobre la tasa de interés casi inmediatamente después a la emisión de la reglamentación 2008; tras tres años de estudiar y presentar los nuevos criterios por parte del gobierno frentista asumido en 2005. Un criterio extendido, particularmente en periodos adversos, era que las cooperativas escrituraran y luego se peleaba por limar o eliminar las condiciones lesivas. Tal el caso, se podrían mencionar otros, de escriturar al 5.25 %.
El gobierno ha ido variando su mirada respecto al tema; sin dar una solución al planteo. En un primer momento se cerró a la banda y en una segunda instancia contrapuso el otorgamiento del subsidio a la permanencia -viejo reclamo, ahora ley-a la baja de la tasa de interés. Estudios de simulación realizados dan cuenta que bajar la tasa al 2 % significaría una retracción del 15 %; no obstante lo cual habría de todos modos una cantidad de familias subsidiadas; dados los bajos ingresos existentes. Las cooperativas que hoy están reintegrando el crédito con una tasa del 5.25 % -exclusivamente- son las que se iniciaron con la reglamentación 2008 (hoy 2015) El resto, tras diversas negociaciones en distintos periodos, tiene una tasa del 2 %. Se estima que unas 112 cooperativas, involucrando unas 2100 familias de todo el país, están amortizando con la tasa decidida por el MVOTMA. Un 85 % de ellas usa el subsidio a la permanencia. La tasa golpea con más fuerza a unas 400 familias.
Por otro lado, no se trata de contraponer subsidio a la permanencia o baja de tasa de interés de las cooperativas reglamentación 2008/2015; se trata en este caso de aplicar ambas cosas. El MVOTMA sostiene que, en esta materia, está sujeto a los designios de su par de Economía y Finanzas.
En sus respuestas, hija de la presión y las reuniones de FUCVAM con el propio presidente de la República, el MVOTMA compara cosas incomparables para sostener que sus tasas de interés son las más bajas. Habla, a su vez, del riesgo del no pago, obviando que existe una garantía hipotecaria y que las cooperativas con su deuda única facilitan el retorno. Pero no se mencionan todos los casos en que la tasa fue del 2%.
En el citado documento que circuló entre sus cooperativas FUCVAM, explicó -abonando la tasa histórica del 2 %- “que en una lista de cooperativas que proporcionó a FUCVAM el propio MVOTMA cuando se estaba discutiendo la reestructura de deudas aprobada en 2008, de las 92 cooperativas de la lista, 50, o sea el 54%, escrituraron al 2%, y eso fue durante todo el período hasta principios del 90. Las que están al 6%, por la fecha de escritura son indudablemente de la Orden de Servicio 7000, aprobada en dictadura. De modo que, si algo queda probado, es que la tasa histórica fue el 2% y no otra”.
En definitiva, se trata de volver a la tasa histórica (2 %), por la población objetivo involucrada, por el origen del dinero que inhabilita tasas lucrativas y para que los retornos se viabilicen. El retorno al 2 % no tendrá un severo impacto en el FONAVI -será otro debate su recomposición-: el mismo tiene otras dificultades que no son atribuibles a este asunto. Por lo tanto, hay que despegar el subsidio a la permanencia del debate en curso. La tasa al 2 % dice FUCVAM, “es la indicada para cumplir todos los objetivos que se buscan”. Acceso al crédito y permanencia en la vivienda.
El asunto está en agenda y en su momento FUCVAM, analizó la “huelga de pagos”. El MVOTMA, deslizó en algún momento, que había motivos electorales en la contienda: se refería a las nacionales y a las internas de la organización. En cualquier caso el reclamo es legítimo y gana las calles.
Después los progresismos se preguntan por qué pierden base de sustentación social, ¿no será por estas cosas? La pregunta, para la reflexión, queda planteada.
Darío Rodríguez