La pareja de trabajadores, Lidia y Josema, acaba de llegar de  sus labores tras un día agobiante y, antes de preparar el mate amargo, contempla desde el cuarto piso del flamante edificio la serenidad del río Uruguay. En sus dormitorios Carla y Camilo, de 8 y 10 años,  están inmersos en sus mundos; la niña lee algo en la Tablet, mientras su hermano, refunfuña con la play y el FIFA GAME. Saben, además, que sus hijos crecerán en un entorno muy saludable, confortable, cooperativo y aprenderán cuestiones de solidaridad y de resolución de conflictos. Esto les puede ocurrir a las 320 familias que estarán insertas en el proyecto de la Ex Paylana.

Recorrida por el sistema

El imaginario social sanducero tiene, en términos generales, conocimiento del sistema cooperativo de vivienda. El mismo tiene, en 50 años de existencia, mucha materialidad. No obstante, parece necesario hacer una recorrida por el mismo.

El sistema cooperativo de viviendas cubre una población cuyos ingresos van, de acuerdo  a la  composición de cada núcleo familiar, de 60 a 96 UR. Desde el punto de vista de la tenencia (propiedad) son de usuarios y propietarios y desde el punto de vista del sistema constructivo de ayuda mutua (trabajo de cada familia en forma organizada y planificada) o ahorro previo. Entonces, el trabajo de cada familia o el ahorro previo debe implicar el 15 % del valor de tasación de la obra. El Estado cubre el 85 % del valor de la vivienda.

En general, y en particular, el cooperativismo de usuario tiene una amplia trayectoria; aunque viene creciendo el de propietarios. Cada uno tiene su respectiva organización. Dentro del sistema de usuario, en Paysandú, tiene más arraigo el de ayuda mutua. Todo el sistema cooperativo comparte, mediante ley, ahora, el subsidio a la permanencia con lo cual se cierra el “círculo virtuoso”. Se accede al préstamo y la familia permanece en la vivienda si, por razones fundadas (falta de ingresos, ingresos acotados, etc), no puede abonar la totalidad de la cuota.

El reintegro del préstamo es a largo plazo y con una tasa de interés, históricamente del 2 %; hoy del 5.25 %; fuertemente impugnada por las organizaciones. Actualmente el mecanismo de acceso al crédito, tras exigentes procedimientos y requisitos, es mediante sorteos. Los mismos tienen su impronta, pero no es el momento de escribir sobre ello. Simplemente digamos que el cooperativismo no construye en cualquier terreno o sitio, ni de cualquier forma; lo hace enmarcado en un proyecto socioconstructivo, con respaldo técnico multidisciplinario y supervisión del Estado (MVOTMA y ANV).

La duda, paraliza

El proyecto transformador del predio de Paylana es un muy buena iniciativa que, además de mudar ciudad, integra distintos colectivos. Ya no más ciudades duales, excluyentes, gentrificadas. Cuenta además, con el respaldo del Estado y las respectivas organizaciones (FUCVAM, FECOVI, PVS).

Como es público y notorio 8 cooperativas serán parte del mismo; dentro de ellas está Coviappay -usuario por ahorro previo-; sistema menos conocido fuera de Montevideo. Coviappay, resultancia del acuerdo entre el Estado y las Federaciones, será una de las 3 cooperativas que iniciaría su proceso de obra sobre fin de año (Se prevé inicio de obra octubre/noviembre) Está federada en FECOVI, que ha dado amplísimo respaldo. Covisan 7, coviapa y Tabaré son cooperativas de usuarios y ahorro previo habitadas en la Paysandú.

Coviappay, además de su calidad de usuario tiene la particularidad de mudar  ayuda mutua por ahorro previo. Esto significa que las familias no hacen ayuda mutua, la sustituyen por el ahorro. Esta modalidad, complementaria, atiende un sector de la población que se le hace imposible, por diversas razones, entre ellas laborales,  ir a la obra. No deja de ser, económicamente, en tanto trabajadores con ingresos acordes al sistema, un gran esfuerzo.

La calidad de usuarios, muy relevante, comporta que la vivienda en inembargable, su uso puede pasar a hijos o padres y si no se puede pagar la cuota se solicita subsidio a la permanencia. En sociedades, como la nuestra donde los trabajadores, en general, pagan las recurrentes crisis, asegurar el techo propio y de los hijos es medular.

Por Camila y Clara

Algunas familias, como Lidia y Josema, -que al inicio no tenían mucha idea de eso de cooperativas de “usuario por ahorro previo”- respiran aliviados, felices. Terminarán el peregrinaje del alquiler, darle la plata a otro, o estar de agregados. Ellos supervisarán la construcción, que tendrá anclaje en un proyecto estudiado, armado de consuno con los socios, en un lugar privilegiado de Paysandú que dispondrá de variados servicios (educativos, sanitarios, comerciales) y de espacios para el que tenga su moto o automóvil.

Si Lida y Josema, también Camilo  y Clara no hubieran optado por la cooperativa en esta modalidad seguirían sufriendo; cada dos años, mudanza. Lo pudieron hacer por la existencia del proyecto, único en el país y el acuerdo con FECOVI, en este caso, que hace que una cooperativa con poco más de una año de fundada, en breve empiece su construcción. Algo inigualable. Aún queda algún cupo libre. Nada de dormirse.

Darío Rodríguez

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