La situación de pandemia y su crisis sanitaria ha determinado que desde mediados de marzo el puente Artigas esté cerrado para el tránsito peatonal y vehicular. A todo esto los comercios de Paysandú en mayor o menor medida han mejorado sus ventas, dependiendo los rubros. Comestibles, fármacos se han beneficiado. Una vez superada esta instancia, ¿cómo debemos relacionarnos de mejor manera con nuestros vecinos?

Paysandú, ¿debe asumir su calidad de ciudad fronteriza de otra forma?

¿Hay que aplicar 0 kg?  ¿O debemos tener más capacidad para seducir a los argentinos que vienen a Colón y a su zona de influencia?

Naturalmente la mirada en clave de integración debería incluir aspectos como la educación, la cultura y el deporte.

¿Seremos capaces de tener una visión más amplia?

Consultamos a algunos referentes en una propuesta que sigue abierta.

Juan Monzón: “Se volverá a la normalidad”

El comunicador líder en las mañanas sanduceras afirmó que “lo que hay es una relación comercial en su mayoría (de trasiego) y laboral. De turismo ellos tienen otra cabeza, regulan muy bien el turismo en temporada de verano, manejan una población flotante interesante y por ende hay laburo y las cosas caen por su propio peso. Allá es más barato y hay una relación “pesos” que la balanza favorece al lado Argentino. Creo que se va a mantener y va aumentar la presencia de sanduceros en Colón. Aparte hay avidez por una cuestión de costumbre de cruzar el puente. Para mí en ese sentido no será una nueva normalidad. Se volverá a la normalidad”.

Horacio Brum: “Paysandú y Colón deberían ser complementarios”

Nuestro colega y amigo ya se ha referido al tema en otras ocasiones, indica que “el tema es complejo, pero hay algo que está claro: a estas alturas del desarrollo de las comunicaciones y los viajes, es un anacronismo mantener fronteras donde a uno lo revisan para ver si trae un kilo de algo más o menos o una botella demás. Esto se relaciona con la libertad de circulación entre los países y por último, con el estado de la democracia, porque la revisión aduanera no deja de ser una pequeña forma de autoritarismo. Una cosa es estar alerta ante transgresiones como el tráfico de drogas, personas o armas, y otra es dedicar personal que justamente podría estar controlando esas cosas, a ver cuántas bolsas de papas chips o fideos trae el viajero. De todos modos, hay un contexto más macroeconómico, que son los grandes desequilibrios entre las economías de la región y la inestabilidad de muchas de ellas, sobre todo, en nuestro caso, la de Argentina. Cuando tenemos vecinos que van de crisis en crisis y que se refundan cada vez que cambia el gobierno, las relaciones económicas son complicadas. En la Unión Europea, a nadie se le ocurre cruzar la frontera franco-alemana, por ejemplo, para ir a comprar el yogur en Francia porque sale mucho más barato, o la cerveza en Alemania porque cuesta mucho menos que en Francia; menos todavía heladeras o televisores o computadoras, etc. Lo que pasa es que allí, además de la coordinación transeuropea mediante todos los mecanismos que forman la UE, también predominan las políticas de Estado sobre las del gobierno de turno y el estado de desarrollo económico es parejo. Alguna vez, la UE fue el modelo para el Mercosur, pero ahora tenemos a los setentistas de siempre, en especial al otro lado del río, tratando de boicotear un acuerdo comercial con los europeos que ha tomado años de negociación. La competitividad y originalidad a nivel micro, para encontrar nichos comerciales, es otro tema. Cada vez que voy a Paysandú me llama la atención la cantidad de comercios de venta de ropa que hay. ¿Es que los comerciantes locales no pueden inventar otros negocios? A Paysandú le cuesta mucho reinventarse para dejar atrás su pasado industrial y a veces no son las autoridades las culpables, sino una clase comerciante poco acostumbrada al riesgo, poco imaginativa, y cómoda en el proteccionismo de la “frontera del kilo”. Paysandú y Colón podrían ser complementarias en la industria turística, por ejemplo, pero poco se aprende de cómo Colón desarrolló enormemente su turismo de verano, en tanto que nosotros seguimos aferrados a una Semana de la Cerveza, cuando ya ni cervecería tenemos. En principio, me parece casi absurdo que los comerciantes sanduceros hayan necesitado una pandemia para recuperarse!”

Américo Schavarzmann y su audaz propuesta de “borrar las aduanas”

Es periodista, docente de Filosofía. Integrante de la cooperativa El Miércoles de Concepción del Uruguay. Su visión es francamente disruptiva e invita a la reflexión.

“Yo hace años creo que hay que eliminar esa aduana, y por ende el peaje y el control. El tránsito entre Entre Ríos y Uruguay (y en todo el Mercosur) debería ser como en Europa, donde ya no hay más fronteras entre países, solo al entrar al continente. Y, claro, transformar ese lugar (para que nadie pierda su trabajo) en un centro cultural binacional, donde se hagan recitales, exposiciones, cursos, talleres. Quizás incluso que se curse allí alguna carrera binacional de interés de ambos países. Sé que es una utopía, sé que de cada lado hay una serie de prevenciones contra este planteo (desde la aftosa hasta la cuestión de los impresos) pero confío en que lo veré antes de cumplir 100 años. El tiempo dirá… El Mercosur se creó hace casi 30 años. Es tiempo ya de avanzar hacia una “unión del sur”, crear una moneda común, eliminar las barreras entre los países, coordinar políticas comunes (ambientales, sanitarias, industriales, etc). La Comunidad Económica Europea (para hacer un paralelismo) se creó en 1957, y les llevó 36 años formar la Unión Europea, crear una moneda común y borrar las aduanas. Pero ellos tuvieron guerras espantosas entre ellos, con millones de muertos, y tienen idiomas diferentes, historias milenarias, orígenes muy distintos. Nosotros, tan parecidos entre nos y con tanta historia común, ¿qué esperamos tanto para hacerlo? Quizás necesitamos recordar lo que dijo Galeano ¿no? Aquello de que “nuestros países deben juntarse no sólo para defender el precio de sus productos, sino también, para defender el valor de sus derechos. Bien juntos están, aunque de vez en cuando simulen riñas y disputas, los pocos países ricos que ejercen la arrogancia sobre todos los demás”.

Joaquín Innella, presidente del Centro Comercial. Propone aplicar 5 kg

El profesional que preside la centenaria institución indicó que “en Paysandú estamos midiendo el impacto positivo del puente cerrado durante la pandemia. Asustan un poco los números, el dinero que se va del departamento. Eso nos hace replantear un montón de cosas. Estamos trabajando para una política de frontera, para que haya un diferencial de precios. También una batería de soluciones porque hay una diversidad de problemas. Nos juntamos con el jefe de aduana para contarle como estamos trabajando. La idea es tener una aduana profesional, el 5 kg sería la solución. Sería una medida aceptable para todos, que no sea ni 4 ni 6, sino 5 kg. En caso de excederse se le incauta. El vínculo tiene que ser el mejor con los vecinos, es necesario incentivar el turismo pero ahí se entremezclan los intereses. También estamos atacando y diseñando un plan para que la gente entienda lo que es el consumo local, que quede un peso más acá. El tema es cómo lo comunicamos para que la gente se de cuenta”.

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