No me pidas eso
El teléfono celular a esta altura del desarrollo humano es “una extensión del hombre”; un fetiche que nos acompaña día y noche y en diversas circunstancias. Es un distractor, objeto de atesoramiento, de pertenencia, pero también una herramienta de trabajo. El uso durante el horario de trabajo, con fines personales, podría impactar en la labor del funcionario. Es molesto cuando varios suenan a la vez; aunque se puede usar en silencio. Estos supuestos están en la base de la circular 13/2020 dictada por Lorena Abate, directora de Gestión Humana de la Intendencia Departamental. Los funcionarios fueron notificados que por decisión del intendente “queda terminantemente prohibido el uso de teléfonos celulares con fines personales en el horario de trabajo, a excepción de razones de emergencia o fuerza mayor, que deberá dar cuenta a su superior inmediato. Asimismo, está estrictamente prohibido el uso de redes sociales en horario de trabajo”. No está claro que sucede en caso de incumplimientos y cuándo se verifica el mismo. Más allá que el sentido común diga que se va a trabajar, la medida fuertemente simbólica, de hecho, cuestiona lo que hoy hacen los funcionarios y el rol de las jefaturas. La medida no va a mejorar rendimientos y performance de los equipos, es más bien disciplinadora. Pone presión a los respectivos jefes que actuarán (¿) de “comisarios” y puede alentar el buchoneo y ser, ellos discrecionales. ¿Los fumadores podrán salir a la calle a despuntar el vicio en el horario de trabajo?, se preguntan algunos funcionarios.
El clima en cada oficina se puede enrarecer y no parece atinado sembrar temor. Habría que ver que dice la gremial, ADEYOM. Esta simple y controversial decisión también va por el lado de reafirmar la autoridad que quedará minada en la medida que la misma sea difícil de controlar (la gente se las ingeniará para sortearla. Habrá que achicar los baños, minimizar salidas, etc) pudiendo generar conflictos y mal ambiente en cada oficina. Y pase a ser letra muerta; contraproducente a los efectos que se la instrumentó. Es obvio que el personal queda y las gestiones pasan y que aquel tiene formas diversas de sortear una decisión legítima, pero que no impacta en la dinámica de la gestión Institucional. Quizá sea más difícil focalizar la atención en el que abusa y, en vez de trabajar, durante 6 hs. hace la plancha. De cualquier manera la Intendencia, incluso en lo laboral, tiene otras cosas que observar, no detenerse tanto en medidas aisladas que parecen simpáticas y tribuneras.