Por María Estela Almada
Agua, fuente de vida, elemento vital para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo.
Para transportar y distribuir nutrientes; para regular nuestra temperatura corporal; para colaborar en el proceso digestivo; para actuar como lubricante de las articulaciones.
Algo tan importante para nuestro cuerpo, tanto como que sin beber agua, mi cuerpo podría aguantar tan sólo entre 3 y 5 días a temperatura normal y una vida relativamente sedentaria. Y más allá que pueda compensar la pérdida cotidiana de líquidos trasladando agua interna de nuestras células a nuestra sangre, si no reponemos el agua que perdemos, seguro sufriremos deshidratación.
Hoy voy a referirme, a la función del agua, en un tema de suma importancia; el rol de la hidratación en la eliminación de las toxinas que producen nuestros órganos.
¿Y por qué debemos eliminar toxinas? Porque se llama toxina al veneno que produce una bacteria, una planta o un animal. Por lo tanto, son sustancias de origen orgánico y estas proteínas o moléculas pueden provocar distintos tipos de daños físicos. A menudo son capaces de neutralizar antibióticos y medicamentos antitoxinas. Y cuando el cuerpo trata de luchar con ellas, como sustancias intrusas pueden provocar una respuesta inflamatoria y desconcertar a tu médico.
De acuerdo a su composición química, encontraremos toxinas glúcido-lípido-polipeptídicas y las proteicas. Y dentro del primer grupo, varias a saber: neurotoxinas, capaces de afectar el tejido nervioso. Las hemotoxinas, que eliminan glóbulos rojos de la sangre. Miotoxinas, capaces de destruir células del músculo esquelético. Micotoxinas, sustancias tóxicas que afectan a ciertos animales vertebrados.
Las toxinas están presentes, en el aire que respiramos, en los medicamentos, en los productos cosméticos que usamos habitualmente, en los conservantes y aditivos químicos, en el tabaco y el alcohol, en alimentos procesados industrialmente o tratados con compuestos químicos. Como verán el espectro es muy amplio.
Una acumulación de toxinas en el cuerpo puede afectar de inmediato la salud física y mental, siendo la causa por ejemplo, de fatiga crónica, olor corporal, insomnio, sensibilidad alimenticia, dolores de cabeza, etc.
Otros efectos de un exceso de toxinas internas pueden ser diversos: estreñimiento, mal aliento, alergias, caída del cabello, gases, y en algunos casos patologías más graves.
Así entonces gran parte de nuestra salud y la de nuestra piel, dependen de la capacidad del cuerpo de eliminar todas las toxinas y residuos que nos amenazan. Podremos eliminarlas con una batería de medidas: una dieta equilibrada y rica en fibra, evitar el tabaco y el alcohol, realizar ejercicio de manera periódica y bebiendo mucha agua.
Aquí llegamos al punto; nuestro organismo pierde agua constantemente, cuando respiramos, sudamos, orinamos o evacuamos. Se calcula que se pierde una media de entre 2 y 2,5 litros diarios de agua. Y además, perdemos sodio, potasio, calcio, fluor y otros electrolitos.
Por lo tanto hay que hidratarse, bebiendo. Las bebidas nos van a aportar entre un 75 y 80 por ciento del agua que necesitamos. Los alimentos que ingerimos, habrán de aportar el otro 20-25 por ciento.
Y muchos estarán pensando, cuánto líquido debo beber para mantenerme hidratado !
Y eso depende, varía en función de la persona, su edad, su dieta, su nivel de actividad y otros factores. Pero siempre existen valores de referencia.
Los niños están más afectados por el calor y la sequedad ambiental, evitarán problemas bebiendo a poquitos pero durante todo el día.
Los ancianos y las personas mayores también tienen riesgos de sufrir una deshidratación moderada o prolongada, se recomienda también un consumo de poca cantidad pero durante prácticamente todo el día.
Una mujer embarazada o en periodo de lactancia, también presenta riesgo de deshidratación mucho mayor. Tiene que atender sus necesidades para asi poder satisfacer las de su bebé y su nutrición. Dos litros diarios es la cantidad recomendada.
Una mujer o un hombre adulto, de entre 20 y 70 años, debe consumir por lo general entre 2 y 2,5 litros diarios respectivamente. Pero si además realiza deporte o ejercicio, deberán ingerir proporcionalmente a la pérdida de agua que esa tarea provoque, tomando un par de vasos de agua una media hora antes de comenzar con la actividad.
La hidratación es muy importante durante todo el año, no hay que descuidarla. Y apegándonos a estos consejos, estaremos colaborando de manera sustancial con varios órganos.
El corazón habrá de mantener la tensión arterial dentro de unos límites saludables.
Las células recibirán hidratos de carbono, proteínas y otros minerales esenciales, así como oxígeno, para ser capaces de producir la energía necesaria para un buen funcionamiento del cuerpo.
Los riñones, el hígado, los pulmones, los intestinos y la piel, encargados de limpiar nuestro organismo habrán de funcionar bien, contribuyendo a la eliminación de las indeseadas toxinas.
Por lo tanto, haga un esfuerzo; si aún no consume líquido suficiente para tener su organismo limpio, le recomiendo que lo haga……es muy sencillo…solo comienza con…
- Un vaso de agua ?
- Por supuesto, muchas gracias !