¿Sombrero ajeno?
Escribe Darío Rodríguez
El gobierno nacional, sin diferenciar entre realidad y propuesta, anunció que este año se sucederán los cortes de cinta. Así lo viene explicitando, en cuanto medio se le ponga a su alcance, el ministro de Transporte y Obras Públicas, -empresario transportista y ex intendente de San José-, José Luis Falero. El ministro coordinará la campaña en el interior del precandidato presidencial Álvaro Delgado, delfín de Lacalle Pou Herrera Brito del Pino. Desde su cargo y la estructura de la Secretaría de Estado empujará la candidatura del veterinario.
Inaugurar obras en el año electoral no es una novedad para nadie, aunque el ministro ensaya una explicación. Aduce que la pandemia obligó a desplegar obras un año y medio más tarde de lo previsto. Al semanario Búsqueda, abriendo el paraguas, le manifestó el jueves 11 de enero que “se van a juntar una serie de concreciones en plena campaña electoral. Puede ser un tema que la oposición tome como planificado y no lo fue”. “Vamos a inaugurar mucha obra”, acotó.
¿Efectivo o débito?
Es indubitable que el mejoramiento de la infraestructura y la red vial nacional incide positivamente en la producción, el turismo, la interconexión y la recreación. La apuesta a inaugurar obras durante este año (son obras al fin, pero no lucen discriminadas las nuevas de las que vienen del periodo pasado como el Ferrocarril Central, los accesos al Puerto o el ingreso, desde ruta 1, a San José) esconde, por cómo se las ha concebido, el endeudamiento externo que no figura en el déficit fiscal. Están fuera de la mentada regla fiscal.
Buena parte de las obras que se ejecutan o se ejecutarán, en el periodo que le resta al gobierno, las pagará el próximo; acrecentando el endeudamiento externo y limitando su capacidad de acción.
En el pasado, el gobierno anterior destinó, mediante endeudamiento externo, unos 5 mil millones de dólares para solventar proyectos publico privados (3 mil millones) y el Tren Central (2 mil millones) En esta modalidad el gobierno encabezado por el herrerismo agregó 900 millones de dólares.
Hablarle a los “paisanos”
El gobierno es consciente que en el interior está buena parte de su base electoral; de ahí a trasladar la idea de la enorme cantidad de obras que beneficiarían a productores y vecinos de cada departamento. (Sobresale la reparación de puentes). Sería un mentís a quienes sostienen que es un gobierno de espalda al interior. Este extremo lo podrá verificar cada ciudadano. Similar comportamiento tiene la Intendencia de Paysandú que ubica obras en el interior departamental; sitios en donde hay una necesidad y, sobre todo, habitan muchos correligionarios. A los que se debe fidelizar. En ambos casos, y escala, se habla de una inversión sin parangón.
A las obras del MTOP se le sumarían, en calidad de anuncio, las de saneamiento que, de 124 localidades cayeron a 61. El recorte nunca fue explicitado y cuál fue el criterio de selección de las distintas localidades. Canelones, curiosamente, tuvo un serio recorte.
Aquí hay que señalar algunas cuestiones medulares, para poder hacer un análisis con mayores insumos. En primer lugar, son obras diseñadas por empresas privadas que las visualizan como un negocio financiero, en segundo lugar, no se sanea la totalidad de la planta urbana de las localidades seleccionadas. Paysandú tiene incluidas algunas manzanas de Guichón y Quebracho. Nadie sabe por qué no figura, Nuevo Paysandú. ¿Escaso peso político de la Intendencia y otros actores?
Por estos días se anuncia que las obras empezarían, no hay más información al respecto, en el segundo semestre. Ergo, la tiran al próximo ejercicio. Algunos dudan, ojalá se equivoquen, que estas pertinentes obras se seguirán posponiendo.
Presentar obras en el interior, -destacar la realización de las mismas-, como un activo, tiene el propósito de mitigar la falta de políticas de empleo, de inversiones, de frontera y el de la inseguridad. En Paysandú, por ejemplo, crecieron los distintos delitos; entre ellos los homicidios.
Durante la actual gestión del inquilino de Torre Ejecutiva, -con una importante población ribereña del Río Uruguay-, desde el punto de vista de las obras, el litoral no ha sido tan beneficiado. Por ejemplo, no está el puente Montecaseros-Bella Unión; la nueva planta de tratamiento de OSE (que será de menor calidad a la pensada inicialmente) en Paysandú, el acceso desde ruta 3, por Av. de Las Américas, hacia el puente internacional. Tampoco las obras en el Aeropuerto, que se anuncian una vez sí y otra también. Por el contrario, dejaron venir abajo la operativa de los puertos litoraleños, entre ellos el de Paysandú. Aunque se dispuso que un edil oficialista sea Capitán de Puerto.
No hay una apuesta consistente por el transporte multimodal. Merece un comentario el desmonte del sistema de control del transporte carretero de carga. Hubo mucho lobby para evitar su implementación; a cargo del MTOP.
En el fragor del inicio de la campaña electoral, el gobierno entrevera los tantos. No distingue, entre obras previstas por anteriores administraciones (y ejecutadas ahora), de las diseñadas y ejecutadas en este periodo de los meros anuncios. ¡Una especialidad de la casa!
Falero, en la entrevista antes mencionada, habla de la construcción de una autopista, y la fundamenta, en un tramo de la interbalnearia. Habla de una “sobrecarga” vehicular en la zona, pero no menciona estudios. Las objeciones ambientales están presenten, aunque el ministro las ignore. Preguntado por la escasez de políticas que desalienten el uso del automóvil, anuncia la “iniciativa privada del tren-tram” entre Costa de Oro y Montevideo. Sostiene, siempre arrojando titulares de prensa, que “otra de las propuestas que se van a dar a no muy largo plazo es una vía rápida en el acceso por ruta 5” a Montevideo.
En tren de hacer prospectiva, a los gobiernos no se les ocurren políticas que desalienten el uso del automóvil.
La población, en particular de esta zona del país, -desafiando publicistas y blindajes mediáticos-, tendrá que hacer el ejercicio de observar lo concreto de lo virtual. Aquello de separar, ¡la paja del trigo!
