Lo que la Elección Interna nos dejó

Escribe: Juan Andrés Pardo

El domingo pasado, Uruguay comenzó a transitar el largo camino del ciclo electoral 2024-2025, iniciando con las Elecciones Internas que convocaron la participación más baja en la historia de esta contienda (36%). Los resultados en esta instancia son ambivalentes para la coalición que gobierna y para la oposición. Mientras el Frente Amplio logró superar la barrera de los 400 mil votos y consolidarse en la primera posición (únicamente había logrado esto en 2004) los principales partidos que integran la Coalición multicolor obtuvieron desempeños magros con una caída estrepitosa de sus caudales electorales. Mientras que el Partido Nacional obtuvo 124 mil votos menos que la Interna 2019, el Partido Colorado obtuvo 80 mil votos menos y Cabildo Abierto, casi 30 mil.

Por lo pronto, el FA inicia el ciclo en una posición de comodidad y con buenas perspectivas de cara a la elección nacional de octubre. La primera fórmula en ser presentada públicamente fue la de Orsi y Cosse, algo que ya estaba previsto hacer por la coalición de izquierda, independientemente de quien obtuviera la primera posición. El Frente Amplio comienza a correr entonces con ventaja de cara a octubre con el objetivo logrado de haber aumentado su caudal en la elección (y ganarla) y en un clima de unidad y euforia militante.

En el Partido Nacional, el elegido como candidato a Presidente, Álvaro Delgado, definió a Valeria Ripoll como compañera de fórmula. La decisión, si bien fue informada la misma noche de la elección, fue un tanto demorada y compartida ante los militantes, algunos de los cuales abuchearon a Delgado por dicha decisión. Hay aparentemente desconfianza por Ripoll, por su pasado de sindicalista y miembro del Partido Comunista. También hay quienes sostienen le falta “más Masoller”, al decir del Senador Da Silva uno de los que cuestionaron abiertamente la designación. Incluso hay voces nacionalistas que han señalado que podría llegar a plantearse en la Convención, la posibilidad de designar a otro nombre. Aunque eso parece algo difícil, teniendo en cuenta la abismal diferencia que obtuvo Delgado en la interna y que le da en definitiva la suficiente autoridad para elegirla.

La gran duda es saber si los wilsonistas o quienes se consideran del “ala progresista” del partido, se sentirán representados por la fórmula. Y ahí surge una innegable realidad: dentro del nacionalismo, la ausencia de Jorge Larrañaga es muy notoria.

En la interna colorada fue triunfo del candidato joven, Andrés Ojeda, quien logró un crecimiento sorprendente, siendo que en las primeras encuestas no aparecía como posible ganador. La designación de su compañero de fórmula (Robert Silva) se demoró una noche, dado que se aguardaba por un mayor conteo de votos de la Corte y que el domingo aún había paridad entre Silva, Gurméndez y Viera. Ojeda también tiene el desafío de lograr aliviar las tensiones internas, luego de algunas rispideces entre los precandidatos durante la campaña y el relacionamiento con el histórico dirigente, el Ex Presidente, Julio María Sanguinetti. ¿Será quizás muy apresurado o desmesurado, pensar que (así como ocurrió en su camino a triunfar en la interna colorada) Ojeda pueda llegar a posicionar al Partido Colorado como segunda fuerza política en octubre? Eso se podrá saber en el correr de los meses que vienen, aunque también es cierto que en el Partido Nacional existen liderazgos muy fuertes a nivel del interior del país, que a la postre son un factor de gran relevancia para asegurar el caudal de votos con el que cuenta y difícilmente sus votantes se vuelquen por otro candidato y/o partido. También hay que señalar que el liderazgo de Lacalle Pou es muy importante y los blancos lo saben. Por eso, el domingo pasado, Delgado hizo pública la voluntad del Presidente de encabezar una lista al Senado en octubre. Es una carta que, a priori, significa un respaldo fundamental para Delgado en su afán por lograr la continuidad del gobierno.

Mientras el FA parece gozar de tranquilidad hacia su interna, blancos y colorados cuentan con tensiones que de aquí a octubre deberán lograr superar en su objetivo de asegurar la reelección. Para ello, la coalición también quizás deba rever su estrategia de seguir apuntando a golpear al FA. Una cosa es aplicar esa estrategia cuando se es oposición, pero otra bien distinta es cuando se es gobierno. Es mucho más difícil que funcione. Cuando se es gobierno, el desgaste es inevitable y naturalmente ese desgaste pesa a quien gobierna y no a la oposición. Una campaña puesta en golpear a quien es oposición, no parece ser acertado.

¿Obligatorias o no?

Sobre el mediodía del domingo, a nivel nacional, la participación ciudadana en la elección rondaba apenas el 13%. Finalmente, el 36% de los uruguayos fueron a las urnas para emitir su voto, lo cual despertó alarmas de dirigentes y candidatos de todos los partidos. Si bien es cierto que había una mayor cantidad de habilitados para votar que en 2019 y que en números, todo indica que la participación en cantidad de votantes será un poco mayor, el bajo porcentaje es preocupante.

Se habló del factor climático, también del inicio de las vacaciones de invierno. Es difícil saber el porqué de la baja votación. Pero lo cierto es que parece haber claros indicios de que hay sectores de la ciudadanía que parecen estar descontentos con el sistema político. Y si bien no se ha profundizado aún mucho al respecto, hay otro indicador interesante que de alguna manera da la pauta para confirmar esta tesis: entre votos en blanco y anulados, hay casi 15 mil votos. Bastantes más que lo que obtuvieron muchos de los 18 partidos que se presentaron en esta elección. Es decir, en una elección que no es obligatoria, hubo 15 mil ciudadanos que tuvieron la voluntad de ir a las urnas a expresarse con un voto anulado y/o en blanco. Desde la clase política y también analistas políticos, una vez más volvió a ponerse sobre la mesa la discusión de si hay que hacer obligatoria esta elección o debe seguir siendo voluntaria. La misma discusión se planteó hace cinco años atrás. Lo cierto es que son de vital relevancia para los partidos, mucho más que para los ciudadanos porque como ya hemos señalado en informes anteriores, es aquí donde los candidatos marcan sus votos para conocer sus perspectivas hacia octubre y mayo.

El departamento con mayor participación fue Flores (46%), seguido de Cerro Largo (45%) y Salto (43%). En Paysandú, el 37% de la ciudadanía fue a votar, mejorando así el desempeño respecto a 2019, cuando solamente votó el 30%.

En la tierra de Larrañaga…

De forma similar a lo que ocurrió en los resultados generales y en varios departamentos del país, en Paysandú también hubo una caída un tanto estrepitosa de los partidos que integran la coalición multicolor.

El Frente Amplio obtuvo 11050 votos, logrando mejorar su desempeño ya que sumó 1861 votos, con respecto a la interna 2019.

El Partido Nacional, fiel a su historia en esta instancia, una vez más logró quedarse en la primera posición, obteniendo 14503 votos, aunque tuvo una pérdida de 6776 sufragios en comparación con la Interna 2019, cuando consiguió la primera posición con casi el 60% de los votos. El Partido Colorado tuvo 2018 votos menos que en 2019, llegando a 2475 sufragios. Cabildo Abierto por su parte obtuvo 390 votos, 673 menos que en la elección interna pasada.

En el PN, Olivera obtuvo el 45% de los votos, Larrañaga Vidal el 29%, Arcieri 11% y los restantes sublemas obtuvieron 14%. En el FA, el MPP -al igual que en 2019- se quedó con el primer puesto con el 26,7%, seguido de la VA con 19,4% y el PCU (14,7%). En los colorados, los sublemas que acompañaron la candidatura de Silva obtuvieron el primer puesto (único lugar del país donde ganó Silva la Interna), a partir del sector “Ciudadanos” que tiene como referente local a Carlucho Moreno seguido de Impacto Sanducero (22,4%)  Unir (20,6%) y Batllistas (19,4%).

Basándonos en las encuestas que hay sobre Paysandú al momento (citadas en informes anteriores y publicadas en el Semanario), la encuesta -de Consultora Ágora- hacia las nacionales de octubre indica que el Frente Amplio cuenta con mayores chances de ganar la elección, mientras que la intención de voto hacia mayo, según CIFRA (febrero 2024) indica que el PN sería votado por el 58% de la ciudadanía seguido de lejos por el FA con 27%.

Por tanto, ¿qué escenarios se pueden esperar a nivel local?

Según las encuestas y teniendo en cuenta la tendencia histórica (con excepción de octubre 2004 cuando ganó el PN), el FA ganaría la elección de octubre aunque es difícil saber si será en primera vuelta o habrá balotaje. Mientras que para mayo del próximo año, en principio la competencia estaría dada hacia la interna del PN, (con alta posibilidad de que Olivera sea reelecto) y no entre el PN y FA, como ha venido siendo desde las elecciones 2000 hasta ahora.

Larrañaga Vidal, impulsado por el legado de su padre, ha logrado una votación muy considerable y si bien en principio no consigue alcanzar el 33% de los convencionales (que le aseguren su candidatura), todo parece indicar que ello se concretará, quedando la duda de saber si el PN habilitará una tercer candidatura.

Por el lado del FA, una vez más, ha habido una alta fragmentación con múltiples listas participantes en la contienda. Pero más allá de ello, la gran duda está en conocer cuáles pueden ser sus candidatos en mayo. Mientras que la ciudadanía ya comienza a vislumbrar liderazgos y candidaturas nacionalistas, no ocurre lo mismo con la coalición de izquierda. Pero no sólo por el hecho de que el FA elige sus candidatos por Plenario (que recién se desarrollará en septiembre) sino porque la votación en la elección interna no brinda mucha información sobre cuáles candidaturas podrán ser partícipes en esa elección, independientemente de que ya se hayan manejado algunos nombres posibles a partir de una convocatoria que hizo la Departamental del FA.

 

Con los resultados de la interna a la vista, ahora queda esperar el inicio de una campaña que seguramente será muy intensa, con el próximo gran desafío de octubre, instancia en la cual no solo se juega el destino del país, sino también donde cada partido se juega su futuro pensando en aspiraciones posibles hacia mayo 2025. Si bien el peso de los liderazgos locales es clave en esa contienda, en la historia electoral de nuestro país, se han dado casos en los que la votación de octubre ha generado un efecto arrastre hacia la departamental. Así ocurrió en algunos casos como en 2005, cuando el FA venció en primera vuelta y luego triunfó en ocho departamentos o, como en 2020, cuando el PN -luego de ganar el balotaje con aliados multicolores- logró recuperar los gobiernos de Paysandú, Río Negro y Rocha. Hay “estados de ánimo” o contextos particulares que posibilitan a la ciudadanía definir este tipo de fenómenos en el marco de un sistema que fomenta la competencia bipolar.

El ciclo ya comenzó y en poco tiempo, seguramente tendremos más novedades para seguir profundizando el análisis y reflexionando sobre desafíos y perspectivas posibles de este largo recorrido que comenzó el domingo y culminará con los comicios departamentales de mayo 2025.

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