Por Juan Andrés Pardo
El Frente Amplio volverá a ser gobierno a partir del 1 de marzo de 2025, tras una definición que tuvo un resultado mucho más abultado que lo previsto por algunas encuestadoras en los últimos días previos al balotaje.
Una cifra levemente más baja de electores (89,36%) se dieron cita el domingo pasado en las urnas para definir la fórmula presidencial que gobernará el país durante el periodo 2025-2030.
En octubre, el FA había alcanzado el 43,9% de los votos. En aquella noche del 27, esos números no fueron digeridos en primera instancia como del “todo buenos” por parte de la cúpula dirigencial y la militancia frenteamplista, ya que existían expectativas de conseguir un resultado mayor que permitiera incluso lograr la mayoría absoluta en ambas cámaras o incluso el triunfo en primera vuelta.
Sin embargo, con el correr de los días y en la medida que iban surgiendo nuevos elementos de análisis al procesarse los números, lo cierto es que ese 43,9%, era una cifra que dejaba mejor parado al FA de cara al balotaje. En la columna que publicamos en 20once previo a la segunda vuelta, señalamos que el final iba a ser de bandera verde aunque considerábamos que el FA llegaba con ventaja a esta segunda instancia.
Pues bien, finalmente el resultado mostró una diferencia bastante importante de la fórmula Orsi-Cosse (49,84%) sobre la de Delgado-Ripoll (45,87%) de casi 96 mil votos. Opción y la Usina de Percepción Ciudadana, fueron las consultoras que estuvieron más cerca del acierto, ya que fueron las que pronosticaron una ventaja de entre 70 y 90 mil votos a favor del FA. Todas las demás sugerían la posibilidad de que el domingo por la noche, los uruguayos nos fuéramos a dormir sin conocer quién sería el próximo presidente.
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