Escribe Eduardo Rodríguez
En el largo proceso electoral que nos hemos dado los uruguayos, y que en este período se ha extendido con alguna consulta, aún queda una instancia, la que se desarrollará el domingo 25 de mayo de 2025 cuando elijamos intendente, a los integrantes de la Junta Departamental y de los gobiernos municipales. Así, en este caso, la pausa que impone el verano será bastante relativa para los dirigentes políticos y los militantes más activos. Para ellos será tiempo de definiciones, para tejer acuerdos, de gestar alianzas, para definir estrategias en procura de posicionar candidaturas. Es cierto que todo ese movimiento será, en general, imperceptible para el grueso de la comunidad que sí podrá darse una siesta bastante más larga que la que tomarán los políticos.
Se dice que en las etapas locales del proceso electoral se impone una lógica distinta a la que prima cuando se definen asuntos nacionales, que a la hora de definir los gobiernos de cercanía entran a tallar consideraciones que resultan más de consideraciones de tipo personal, vaya a saber si bien fundadas, que de cuestiones ideológicas, como si ese vecino actuara libre de ideas; que las voluntades se terminan definiendo más por cuestiones empáticas, pragmáticas y de identificación personal. Dando por cierto esa aseveración, que parece despertar consensos, también es cierto que los resultados nacionales condicionan, predisponen, favorecen o complican. Así, el Frente Amplio de Paysandú encarará esta parte del proceso entonado por una secuencia de resultados favorables, en los que se impuso no sólo al oficialista Partido Nacional “sino que a toda la coalición junta”, según destacó un dirigente de primera línea. Habrá que ver que tanto termina incidiendo el gobierno que conducirá Orsi en los territorios departamentales en la previa a la elección; si, de alguna manera, se genera una presencia parecida a la que desarrolló el ejecutivo de Lacalle Pou entre marzo y setiembre de 2020. En la interna local del gobernante Partido Nacional acusan recibo del mensaje de las urnas pero también son conscientes de sus potencialidades. Para empezar, están a cargo de la gestión, aunque a alguno le preocupe de qué manera se podría materializar la tensión entre Olivera y Nancy Núñez, si es que la diputada ejerce entre febrero y julio; tienen un caudal electoral muy importante y dos candidatos muy potentes, seguramente que, al momento, los más nítidos que ofrece el escenario, el mismo intendente y Jorge Larrañaga Vidal. Desde el Partido Colorado, “Carlucho” insistió en su intención de ser candidato a intendente, aunque habrá que ver cuánto incide en su posición el haber perdido la banca. Parece claro que el diputado electo por el partido de Batlle, Walter Verri, tiene una posición bien comprometida con la idea de la coalición y, de hecho, se habla de cierta afinidad con el gobierno de Olivera.
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