Las noticias y la discusión sobre la participación de la oposición en la dirección de organismos de gobierno ayudan a ver algunas perlitas que muestran de lo peor de la política.

En la diaria del 12 de marzo1 se informa que, a los 34 cargos ofrecidos por el Frente Amplio para integrar estos organismos, los partidos Nacional y Colorado estarían reclamando 14 más. Cabe recordar que 34 fue también la cantidad de cargos que se le otorgó al FA en el gobierno de Luis Lacalle Pou, y no hubo ningún margen de negociación.

En principio parece descabellado e irracional el número pretendido, tanto en relación con los cargos de la oposición en el gobierno anterior, como a la proporción de votos en la última elección, pero uno podría suponer que esto es parte de la “lógica política” (¿?) de pedir mucho para, al menos, obtener algo y también del “toma y daca” al que, aparente y lamentablemente, está acostumbrado nuestro sistema político: “si no me das algún carguito más no te voto las venias”. Y con eso, el patriotismo con el que hacen gárgaras frente a las cámaras de TV se va por el wáter. No importa que las empresas públicas u otros organismos queden en un limbo por unos meses, sin dirección, sin tomar conocimiento de la situación real de cada uno de ellos y sin poder organizar los planes estratégicos para el futuro.

Pero lo que parece no ya descabellado, sino más bien demencial y absolutamente irrespetuoso con la ciudadanía, es que uno de los organismos pretendidos por el Partido Nacional y el Partido Colorado sea la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande.

Luego de haber sido responsables de la peor gestión de ese organismo desde su creación, en la cual el presidente de la delegación del Uruguay, Carlos Albisu, tuvo renunciar antes de enfrentar la primera interpelación en la historia a la que se sometieron el MRREE y el MEF a causa de este organismo. Una interpelación que tuvo el peor resultado para el gobierno de todas las realizadas en el período.

Albisu se fue diciendo que desde Montevideo no se entiende a Salto, posando de político incomprendido, de buen samaritano que solo piensa en “lo mejor para Salto”. La verdad es que jugó al intendente paralelo, usando y abusando de un organismo cuya principal tarea y responsabilidad era y es ser el mayor y más importante generador de energía eléctrica del Uruguay. Pero de eso Albisu no se ocupaba.

Anunció mil y una inversiones que llegarían a Salto gracias a su gestión al frente de la CTM, millones de dólares se derramarían y miles de puestos de trabajo se crearían, y todo gracias a que “ahora sí” había un salteño al frente de la Comisión, que se preocupaba del desarrollo regional.

Nada pasó, ninguna inversión llegó y lo único que quedó tras su gestión fue la frustración de la gente que creyó en sus palabras y por supuesto, entre 40 y 50 acomodados en la represa, algunos que ni siquiera tienen tareas que cumplir. Estas designaciones y acomodos representan un gasto adicional de, al menos 10 millones de dólares al cabo de 5 años que pagamos todos y que van a parar a los bolsillos de “la barra” nacionalista y colorada. Por otra parte, están los beneficios “disfrazados” de desarrollo regional, discrecionales y arbitrarios como, y solo por dar un ejemplo de los cientos posibles, los convenios con la Fundación a Ganar por más de 10 millones de pesos sin haber pasado por ningún proceso competitivo.

Los nacionalistas Lacalle Pou y Delgado y el colorado Coutiño, fueron cómplices y como tal, responsables de esta desastrosa gestión, varios amigos directos y correligionarios quedaron atornillados en el organismo binacional. Los tres respaldaron hasta último momento la gestión de Albisu.

Opacidad y amiguismo, “desidia y poco apego” -al decir de la exministra Arbeleche- fueron la característica del período 2020-2024 en Salto Grande. Pérdida de soberanía e incertidumbre en el financiamiento del organismo binacional, deterioro de la imagen institucional frente a la ciudadanía, abandono de las principales responsabilidades, discriminación de trabajadores, etc., etc.

¿Cómo pueden pretender tener un lugar en Salto Grande frente a un pasado todavía vivo que los muestra incapaces e irresponsables?

Si, con el argumento de tener una actitud más flexible, se entendiera que merecen una segunda oportunidad en los organismos binacionales, una condición ineludible para otorgarles un lugar debería ser que limpien la casa antes de irse, que la limpien en serio, cumpliendo (y más) la moción votada por el 98% de los diputados en la interpelación del año 2023 y que por ejemplo, dejen sin efecto todos los ingresos directos realizados desde abril del 2020.

De lo contrario ni por la puerta podrían pasar.

Gabriel Rodriguez Fleitas