Entrevista de Fernando Sollazo Pons
Carlos Damico no esquiva los temas difíciles. Con décadas de experiencia en la enseñanza, el arbitraje y la dirección técnica, observa con mirada crítica la estructura del básquetbol uruguayo y denuncia que el sistema sigue “prisionero de un modelo montevideano que margina al interior”. En esta segunda parte de la entrevista con 20once, el entrenador reflexiona sobre la falta de integración, los privilegios del centralismo y la necesidad de una reforma profunda.
“El básquetbol uruguayo está organizado como en la mitad del siglo pasado”
-¿Por qué creés que no hay una verdadera integración en el básquetbol uruguayo?
Porque la estructura organizativa del básquetbol nacional es arcaica, está casi igual que en la mitad del siglo pasado. Es discriminatoria con todo lo que no es metropolitano, concentradora de los recursos económicos y centralista, porque predomina el lobby de las poderosas instituciones de Montevideo. Además, es mezquina, porque diseñan un básquetbol a su imagen y semejanza.
Damico sostiene que el básquetbol del interior “es visto como un relleno” dentro de la Federación Uruguaya de Basketball (FUBB), e incluso como “un problema”. “Si no existiera el básquetbol del interior -explica- no habría competencia nacional, como ya le ha pasado a otros países. Sin embargo, en lugar de ser reconocido como una base esencial del deporte, se lo mantiene al margen”.
“El valor de tu voto marca los recursos que recibís”
Para el entrenador, la desigualdad se refleja también en la representación institucional. “Hoy cada una de las tres ligas del interior —como la del Litoral— tiene un solo voto. Si sumás las instituciones que participan en esas ligas, son más que los clubes de los torneos de ascenso en Montevideo”, señala.
El desequilibrio se profundiza con el sistema de votación: “Los clubes de Segunda tienen un valor de voto 3, los de Tercera 1, y las ligas del interior apenas uno en total. Y cuanto vale tu voto, tantos recursos recibís. Así no puede haber integración”.
“La integración real requiere igualdad de condiciones”
Damico considera que una verdadera integración implicaría que todas las instituciones estuvieran en el mismo nivel competitivo y tuvieran acceso a los mismos beneficios. “La llamada Liga Nacional o Liga Uruguaya sería realmente nacional si todos los clubes tuvieran una cuota parte de los recursos disponibles: esponsorización, televisación, fondos públicos, el draft de fichas nacionales y extranjeras, etcétera.”
Pero admite que hay resistencias: “Los males del pasado hoy sirven de excusa para sostener el discurso contrario a la integración. Se repite el ‘no se puede’, y eso cierra muchas cabezas. Además, nadie quiere tocar el confort del lobby que domina el sistema”.
“Podemos soñar con un básquetbol por conferencias, como la NBA”
Pese a las dificultades, Damico cree que un cambio es posible si existe voluntad política. “Puede parecer muy loco, pero no imposible. Podríamos pensar en una integración real del básquetbol uruguayo disputada por conferencias, como en la NBA: una Conferencia OBL y una Conferencia Metropolitana, con los mejores de cada una clasificando a las instancias finales”.
Y agrega: “Hay que poner a todas las partes a pensar. Algunos deberán dejar privilegios, otros hacer mayores esfuerzos. Pero hay que empezar. Si no se da el primer paso, el interior va a seguir siendo espectador del básquetbol nacional, cuando podría ser protagonista”.
“De los triunfos y de los fracasos se aprende por igual”
-¿Hay alguna situación específica dentro de este deporte que hayas logrado y que puedas destacar?
Todo tiene para mí la misma importancia: tanto lo logrado como los traspiés. Me pesan por igual los torneos ganados, las medallas sudamericanas, los distintos procesos que viví en cada institución donde trabajé, haber arbitrado a nivel nacional o aquella final de la OBL junto al Zurdo López. También las derrotas, los descensos, las finales perdidas. De cada una de esas experiencias —buenas o malas— saqué aprendizajes que me ayudaron a crecer.


