MG
Muchas lecturas y conclusiones se pueden sacar de la elección departamental. Y vendrán otras.
No toda derrota debería interpretarse como un fracaso. Es un apunte importante que quizás no tengo mayor consenso.
La participación fue muy buena a nivel nacional en situación de pandemia, Paysandú no fue la excepción. El uruguayo es “votador” y lo demostró el domingo pasado durante casi todo el horario de votación.
En Paysandú se confirma lo difícil que es ser reelecto, dificilísimo.
¿Cuánto pesó la imagen positiva del gobierno y del presidente?
Y seguramente influyó y no en vano fue importante el accionar del PN que no solo recuperó Paysandú sino también Río Negro y Rocha.
Mantuvo Salto pero con un condimento especial, allí el PC y el PN se sacaron chispas y dividieron electores, eso favoreció a Andrés Lima.
Por allí va alguna explicación, hubo un efecto arrastre, el vendaval blanco y celeste.
En Paysandú Cabildo Abierto lograría un edil, o sea sumó también en una especie de coalición.
A propósito, otro factor que consideramos influye es el cambio de época, la coalición multicolor funcionó y de hecho en Montevideo ganó más alcaldías, el FA perdió un bastión como San Carlos en Maldonado y también Chuy y Bella Unión.
Hilando más fino hay un desapego al Frente, una desconexión del elector que no es fácil de explicar.
Pero como hubo una era progresista ahora hay otra época distinta. ¿De retrocesos? Está por verse.
La sociedad se mueve en péndulos y esta situación es una confirmación. Nada es para siempre.
Los jóvenes ya no son tan frentistas como antes.
También hay que considerar que muchos uruguayos no pudieron venir a votar, creemos que igual es marginal la incidencia.
Para alegría del FA mantuvo Canelones y emerge la figura de Yamandú Orsi como presidenciable y también la de Carolina Cosse que fue por la revancha y la ganó en la capital.
A nivel departamental seguramente habrá mucha tela para cortar.
¿Fue malo el gobierno de Guillermo Caraballo?
Creemos que no, que se vieron realizaciones y se verán otras que fueron encaminadas. Fue sí transformador en muchas cosas pero también fue dejando cabos sin atar.
Nosotros pudimos percibir un desencanto interno, una grieta que uno pudo notar. Mantener contentos o conformes a todos no es tarea sencilla.
Hubo algunos quiebres durante el gobierno de Caraballo, la salida de Margarita Heinzen, una figura muy respetada en la izquierda, la de Liliám Silvera, la de Marco García.
Y al parecer no alcanza con la nueva sala Gobbi, con la nueva biblioteca, con los barrios urbanizados, etc, etc.
Escuchar es clave en el gobernante que además debe tomar decisiones todo el tiempo.
Faltó la cercanía con el interior pero allí no están los votos del FA dicen los que saben pero quizás también faltó cercanía en la ciudad.
La diferencia de votos no la esperaba ni el más optimista militante del Partido Nacional.
Las alcaldías siguen pesando pero también en la capital el Partido Nacional votó mejor que otras veces.
Seguramente faltó el trabajo político y el hecho de desencantar a los propios pesa como sucedió cuando gobernó Bertil Bentos o el propio Julio Pintos un período anterior al de Bentos.
Más allá de todo creemos que incide el cambio de época, el país territorialmente se pintó de blanco y celeste con la excepción de un pequeño territorio pero que gobierna casi 2 millones de personas.
Se apaga la era progresista, ¿cuál es esta? La restauradora, la conservadora o un nuevo rumbo.