Omar González Bonvicinies sanducero pero vive en Altea, cerca de la ciudad de Alicante, en España desde mediados de los ´80. De visita a su ciudad natal, y gracias a la gentileza de Christian Cusimano, pudimos dialogar con él sobre sus historias por el mundo.
Omar fue el primer Técnico en Citricultura que tuvo Azucitrus en la plantación de Cerro Chato.
“Estuve cuando se marcaron las curvas de nivel de Azucitrus, aprendiendo de Gustavo Ospitaleche, y dos años a cargo del Departamento de Sanidad Vegetal”, contó a 20Once para luego tomar otros rumbos profesionales, en 1985 y con solo 25 años.
En aquel momento consideró que había llegado “a un techo profesional y yo quería seguir estudiando y aprendiendo, sin tener límites para progresar”.
La posibilidad de hacer un Máster en Sanidad vegetal en España a través de una beca fue la excusa para ir a España. “Estaba orientada al cultivo in-vitro de tejidos vegetales, de células y de aislamiento de virus, micoplasmas, Elisa DAS y micropropagación de ornamentales.
Seguí formándome hasta que empecé a trabajar para el gobierno español, dentro de un equipo de investigación”, durante 7 años.
Detalló que “hicimos muchos trabajos de Investigación; todo lo que tenga que ver con la Agricultura y Horticultura, con transferencia agraria para las cooperativas y productores.
I.V.I.A, (Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias) es el órgano del cual salían los estudios de investigación y se difundían para las cooperativas y productores. Nosotros ya dábamos listo el conocimiento, el material vegetal para trabajar”.
Relató el caso de una planta de ajo famoso en España que “tenía el problema que el ajo iba reduciendo su tamaño, así que en el laboratorio aislamos un virus que reducía el tamaño del diente del ajo y lo que hicimos fue crear plantas madres y las reprodujimos. El ajo volvió a tener el tamaño que tenía antes”.
Paysandú y la ilusión de una nueva empresa
“Esos dos años que trabajé acá había mucha ilusión y en lo personal fueron sentimientos encontrados y te explico. Yo tenía mucha ilusión de trabajar, de aprender, de aportar y recuerdo que me encontraba enfrente con la tradición de la agricultura. Con mi formación un poco chocábamos con todo eso que era nuevo. Tuve algunos problemas propio de las circunstancias hasta que me hice mi lugar. Fue muy enriquecedora la experiencia”.
Su viaje al exterior buscando nuevas oportunidades tuvo que ver con la posibilidad de crecer.
Ahora González se dedica a la Arquitectura del Paisaje, pero antes estuvo 7 años en el Instituto de Investigaciones Agrarias y Consejo Superior de Investigaciones Científicas, (C.S.I.C) de España que son los organismos máximos en la materia.
Pero Omar es inquieto y quiso tomar nuevos rumbos.
“Con un Ingeniero hicimos una sociedad de diseño en Arquitectura de Paisajes. Empezamos a hacer cursos, Masters, mucha preparación luego creamos una empresa de Diseño”.
Posteriormente “me asocié con una empresa de Jardinería y hemos tenido hasta 75 trabajadores, era la empresa más grande entre Valencia y Alicante. Hicimos una reestructuración de Empresa, y dividimos la Empresa: mi socio creó un Garden Center y yo una nueva llamada Integral Services Studio. La misma es de Arquitectura de paisaje, Diseño en 3d, Ejecución de Obras de Jardinería y Mantenimiento de áreas verdes, de la que somos entre 12 y 35 personas trabajando, enviando Proyectos a todo el mundo, gestionándolos en el país con mano de obra local y Project Managing”.
El vínculo
“A Paysandú yo venía poco, prefería que fuera mi madre a visitarme, tenía poco tiempo libre, y mi madre iba todos los años entre 2 meses y más. No ha sido grande el vínculo salvo con los amigos porque yo dejé de venir mucho tiempo aquí. Me fui en el ´85 y habré venido 5 veces y dos veces por la muerte de mi madre. Mis hijos han venido, el mayor que tiene 27 (Arquitecto en Suiza), toma mate y es fanático del fútbol, (más Uruguayo que yo) el menor tiene 24 (Ingeniero en Holanda) ambos de madre Española”.
De la heroica y de parte de su primo Federico se lleva 4 mates.
Por sus ocupaciones sale varias veces de España, al Caribe, África, Asia. Sale mucho de viaje salvo el año de la pandemia en la que “casi me muero de angustia por no poder salir. En lo empresarial nos fue bien pero humanamente mal. Trabajamos mucho para extranjeros que tienen mansiones en España. Si a ti te va bien, pero si la gente que está cerca de ti está mal no puedes abrir una botella de champan para celebrar. Mucha gente ha muerto que conocía”.
Vive en una ciudad de 30 mil habitantes en la que hubo muy pocas muertes por Covid.
Está al norte de Alicante, en Altea, pueblo marinero de 30 mil habitantes, considerado uno de los 10 más bonitos de España.