Escribe Darío Rodríguez
Haber conformado el Grupo Asesor Científico Honorario (GACH), -a poco tiempo de desatada la pandemia en el país-, fue una acertada medida del gobierno nacional que permitió durante cierto tiempo, (en el marco de una circulación viral no tan importante y sin variantes pandémicas), poner al Uruguay como modelo en el manejo de la emergencia mundial. Era la hora de la célebre frase acuñada desde el gobierno “libertad responsable”; hasta que el gobierno, quien toma las medidas y llegó para “hacerse cargo”, comenzó a despegarse de las recomendaciones del GACH y la comunidad científica en general. Concomitantemente la emergencia se agravaba.
En el primer trimestre del año, un poco tardíamente, más allá de las dificultades para hacerse de ellas, se inició la vacunación.
Desde diciembre partió un proceso de creciente circulación viral con posterior aparición de variantes más contagiosas, como la P.1. En febrero, un informe del GACH, planteaba medidas más restrictivas de la circulación. El gobierno, subido a la “libertad responsable”, adoptó algunas medidas (restrictivas, económicas) pero se ha negado a una restricción más drástica. Ello implica la asunción de medidas antipáticas y aportar mayores recursos económicos para sostener empresas, trabajadores y sectores vulnerables. Es imposible restringir la movilidad sin atender las consecuencias políticas, sociales y económicas de tal decisión. Uruguay no es Alemania, pero tiene margen para volcar más recursos que puedan sostener, temporalmente, medidas que afecten movilidad. La obsesión del gobierno es no inyectar más recursos económicos.
Todos los organismos entendidos en el asunto señalan con claridad que el epicentro de la pandemia está en América Latina y ya no existe “el mejor alumno de la clase”.
Los que venían para “hacerse cargo”, gozando de un blindaje mediático, vehiculizaron un discurso que responsabilizaba a la población del creciente incremento de la circulación viral.
Hoy el panorama es crítico, dramático para algunos, y el gobierno emite señales, por lo menos confusas. Al tiempo que aumenta circulación viral y la saturación del sistema sanitario es visible, propicia apertura de actividades como los free shops, en Rivera que congregan masivo ingreso de brasileños. Hace la opción: en ver de dar cobertura económica a tales sectores, fomenta apertura. El deceso del ministro del Interior fue utilizado políticamente. Toda la población vio la ausencia de distanciamiento social y uso de barbijos y ausencia de recomendaciones. Se trataba de rescatar la épica, con amplísima cobertura mediática y así construir un relato que fortaleciera al gobierno. Antes se había conocido el asado en el Complejo Celeste, del propio presidente y otras autoridades tras conferencia de prensa, con integrantes de Conmebol que ingresaron al país sin hacer cuarentena. Se trataba de celebrar la obtención de 50 mil vacunas para darle continuidad al negocio del fútbol. El gobierno pierde autoridad al no haber aplicado protocolos que fueron exigidos a otras familias que también perdieron seres queridos. Doble vara.
Si bien el abordaje de este inédito problema mundial no es solamente sanitario, hay que escuchar a los que se les pide asesoramiento. El infectólogo, miembro del GACH, Julio Medina, director de la Cátedra de Enfermedades Infecciones de la Facultad de Medicina, UdelaR y asesor del MSP marcó que “es hora que los actores sociales asuman las responsabilidades”. Agregando que “saltarse cuarentenas, aglomerarse, compartir espacios con no convivientes sin máscara no son buenos mensajes hacia la ciudadanía”. Es mucha más directa, frontal, su colega Victoria Frantchet, -que teniendo en cuenta los tres mil nuevos casos-, recordó que la situación “es crítica”, que puede “haber subregistro” y que existen personas internadas que tienen las dos dosis. Hay “circulación viral descontrolada”. Concluye que la movilidad debe bajar “drásticamente”. De hecho es licito pensar que, en buena medida, se apuesta como estrategia central al impacto de la vacunación y ampliar las camas en CTI. ¿Mientras tanto qué? Se mueren conocidos, familiares y el gobierno aparece impertérrito. Además, la vacunación “pueblo a pueblo” luce desprolija y se ha constituido en una fuerte de aglomeraciones; mucha improvisación.
Ahora es dramático acostumbrarse a 50/60 muertes por día. Claro que también indignan otras muertes evitables. Las muertes de la pobreza y el subdesarrollo.
La situación, sin exageraciones, es gravísima en el litoral. Los sanduceros lo saben. A juicio de la Federación Médica del Interior, según La Diaria, se “advierte un divorcio entre la situación del sistema sanitario y el mensaje de las autoridades”. El nacionalista intendente Nicolás Olivera habló de la gravedad de la emergencia, solicitando a las autoridades de la educación suspensión de la presencialidad en todas las escuelas. Por ejemplo, el pasado martes 25, hubo 136 casos nuevos con 1.300 casos activos y según el índice de Harvard (cantidad de casos cada 100 mil habitantes), al presentar un registro de 131 cada 100 mil es uno de los más altos del país. Una embarazada murió por covi 19 en los últimos días. Ya han fallecido, en todo el país, la mitad de las embarazadas que mueren al año por otras causales. En tal comparecencia, Olivera habló sin eufemismo: “si seguimos a este ritmo de contagios, vamos a tener serios inconvenientes en los prestadores y el cementerio”. Nadie podrá decir que Olivera se confundió y salió a pegarle al gobierno. Aunque apuntó a la gente: “lo que se busca es que el pueblo sanducero perciba el riesgo que supone continuar con la situación como está”. Tras la muerte de 30 personas en los últimos días, abundó, “nos tenemos que sincerar, nos sentimos impotentes”. De nuevo, la misma mirada del gobierno nacional, “hoy estamos en manos de cada uno de los sanduceros para que reduzcan la movilidad, porque la situación “es crítica”. Olivera, como hacen algunos medios y actores gubernamentales, equipara la responsabilidad del gobierno con la de la gente. Son cuestiones diferentes.
Avanza la vacunación, pero al no restringir la movilidad los contagios se incrementan y el personal de los CTI no da abasto. Estos calificados recursos no se forman en un santiamén y se agotan y han cursado enfermedad con todas sus eventuales secuelas.
Tras constante insistencia y a regañadientes, el gobierno habilitó en el Senado una comisión especial sobre la pandemia. El Poder Ejecutivo ha sido refractario a las propuestas de la oposición. Esta espera respuesta a sus iniciativas. Si no se toman alguna de las propuestas será el fin de la comisión.
Hay que avisarle al gobierno que es ahora que hay que tomar decisiones que disminuyan movilidad ya que llegaron a “hacerse cargo” para felicidad de todos. Rafael Radi, en nota de Búsqueda, de hoy, jueves 27, dijo que no se blindó abril, ni mayo; consigna que no se llenó de contenido. “Ahí había que bajar la llave general”, por tres o cuatro semanas. Alude a un informe presentando el pasado 8 de abril.
Por su parte, el FMI, que se caracteriza por las recomendaciones que ajustan la economía en detrimento de los trabajadores y sectores más vulnerables, sostiene, sin rubor, que hay una “eficaz” gestión de la pandemia. Una mirada media patricia de la política puede sentir desdén por ciertos planteos: los que pierden son siempre los mismos.