José Brunini/Radar Musical
Para quienes tienen la generosidad de seguir estas entregas, no es novedad que el espíritu integracionista aparece como una suerte de compromiso y convencimiento. Más aún si se trata del mapa litoraleño. Adriana Otero equivale simplemente a una vecina cantora, considerando que es de Colón, de la hermana Entre Ríos. Y como suele ocurrir en casos similares, “Pitu” descubre su voz desde muy niña, lo que también es captado en sus pasajes por la escuela primaria y luego el secundario, integrando coros y actuando como solista en, por ejemplo, actos interescolares. Tras estas etapas se inscribe en la carrera de profesorado, recibiéndose de maestra. Y obvio: el canto vaya si significó una herramienta fundamental.
Asegura Otero que le hubiese gustado de niña aprender guitarra, pero en ese entonces se vivían épocas duras y sus padres priorizaban otras cosas antes de comprar un instrumento, las cuotas de la academia y demás. Con 8 años, cuenta, “hacíamos los ‘shows’ con un tío que tocaba el acordeón y un primo la guitarra, animando las sobremesas familiares, las fiestas de cumpleaños y otros encuentros”.
En cuanto a preferencias y estilos, expresa: “Los cancioneros de Aníbal Sampayo y Linares Cardozo eran imperdibles en la escuela; la continuidad pasó por cantar temas del repertorio de Mercedes Sosa, creaciones de Teresa Parodi, León Gieco, Víctor Heredia”. En 1996 la invitan a formar parte de un grupo de cumbia. Al respecto reconoce que “no me agradaba mucho la idea porque me gustaba más el folclore, pero ante la insistencia acepté; recuerdo que superé la prueba cantando ‘Paisaje’, de Franco Simone. Así comencé mi carrera de solista que sigue hasta esos días”.
En el año 1998, cambia de banda. “Me vienen a buscar de Grupo Hermanos que integraban los uruguayos Andrés Ciccardini y Edgar Balares y los argentinos Sergio Besson y Alberto Maillet”. Y bromea: “Yo vine a desempatar…”. Y aparece el amor: conocer a Andrés, excelente músico y tecladista, con quien comparte vida y escenarios desde hace 23 años. Antes de las “suspensiones obligadas”, habían formado la banda “Cumbia buena” cumpliendo presentaciones en ambas orillas, lo que por supuesto habrán de retomar. Adriana “Pitu” Otero no tiene una preferencia musical concreta. Esgrime el mayor abanico posible y así abarcar al máximo los gustos del público. Aunque reconoce que Aníbal, LInares y Alcibíades Larrosa (figura colonense de la mùsica y la comunicación que perdimos en 2013), permanecen vivos en su sensibilidad artística.
Una cantante exquisita, comunicativa; sabe “manejar” su propuesta con simpatía, profesionalismo. Y poseedora de una preciosa voz, su más valioso instrumento natural. Pensamos que a las “c y c” del titulado, debemos agregarle otra: la “c” de calidad…