El deporte acercó desde pueblo Gallinal a más de 20 gurises a una jornada en el estadio cerrado para practicar judo y básquetbol. Es una política de la actual Administración que se puede parangonar a las que hizo el gobierno anterior con “Del pago al Palco” y recordamos otra instancia que trajo gente del interior a las playas sanduceras que no conocían.
Poder ir a conversar con los propios involucrados créanme que fue una experiencia distinta. Un diálogo que tuvo algunos silencios, ciertos gestos que denotan la diferencia que hay entre chiquilines que nacen y viven en la capital departamental y otros que nacen a 100 kilómetros. Las diferencias son de todo tipo y se podrán imaginar. No es lo mismo nacer en la ciudad que a 100 kilómetros. Nada nuevo bajo el sol.
El acceso a servicios que hay en Paysandú es muchísimo mayor y esa diferencia naturalmente existe también con la capital del país. Una realidad que nos interpela y en la que hay que trabajar para achicar esa brecha.
Conversamos en la tarde del sábado con Evangelina Rivero que tiene 36 años y es docente. Nació en Lorenzo Geyres pero luego se fue a Gallinal, en2005 por el trabajo de su padre. La educación llega hasta ciclo básico en Gallinal y Evangelina recuerda que entre el propio Lorenzo Geyres y Gallinal hay diferencias. Seguramente el eje de la ruta 3 tenga que ver con esa realidad.
Unas 700 personas viven en la zona y trabajan en la zafra de la naranja y en la forestación también. Los que están afectados a la naranja trabajan todo el año, siendo quienes fluctúan los que vienen de otra parte.
“Ahí el pueblo cambia bastante” apunta, cuando viene gente de otros lugares.
De Gallinal, Cerro Chato y Tres Bocas son los gurises que vinieron a Paysandú.
“Se podría hacer alguna actividad que nuclee a los tres pueblos para aumentar la socialización, para fortalecer los vínculos, eso sería bueno” acota.
En el liceo solo tienen una vez por semana actividad física. En total hay unos 80 estudiantes entre escuela y liceo y “cada año disminuye” esa cifra.
Consultada si se progresa en el interior, sostiene que “sí, se progresa. Lo que falta es que la gente vuelque lo que estudia en el interior. Nos olvidan muchas veces. Yo siempre me quedé allá y hay trabajo. Cuando te recibís te olvidás” señala en tono de reclamo.
De 7.30 a 14 van al liceo los estudiantes, teniendo por lo tanto horario extendido, almorzando en el centro educativo.
¿Y después qué hacen? Eso preguntamos.
“Hay tiempo de ocio, no hay referentes. Hay que repensar eso. Mucho celular, redes como en la ciudad. Y después pasan mucho tiempo solos por el trabajo de los padres o a veces cuidan a hermanos más grandes. Hablábamos con la gente de la Intendencia para coordinar actividades deportivas porque ellos reclaman el deporte, se practica deporte en salones comunales con gente grande. Los jóvenes necesitan un espacio, solo la escuela como ámbito educativo tienen”.
Rivero agrega que “los varones se juntan sí porque hay una cancha multiuso techada y hay espacios verdes que sobran”.
Sobre los gurises comenta que “son tranquilos, alegres, respetuosos, son bien los gurises. Cuando viene la zafra es más complicado porque traen vicios esos gurises”.
Hay una biblioteca pública que está en el liceo
En tono de introspección indica que “tal vez los vecinos deberíamos hacer esto. De dialogar entre nosotros y luego elevar una nota con pedidos. Hacer llegar esos pedidos”.
El entrenador Pablo Lanasa comentó que “la experiencia fue buenísima. Ellos vienen con gran desconocimiento de casi todos los deportes salvo el fútbol. Hay chiquilines altos que pueden andar bien en vóley, hándbol, básquetbol. El tema es organizar como pueden venir”.
Para Mario Larrosa la experiencia fue buenísima y quedó el compromiso de ir para allá. “Hasta las directoras hicieron judo, hubo mucha energía”.