¿»Escuela de verano» o «Verano en la escuela»?

Maestra Mabel De Agostini Pinna

Tres nombres distintos para una sola propuesta, que tiene como objetivo que  los niños y las niñas, tengan la oportunidad de no desvincularse  de la escuela durante las vacaciones de verano, según voluntad expresa de sus padres.                ¿Por qué esta nota? Porque escuchando y leyendo declaraciones de autoridades de la Educación a nivel de Primaria, queda la sensación de que “Escuelas de verano” es algo así como una nueva propuesta de quienes hoy tienen la gobernabilidad de La Educación Pública. Y realmente, como en otras oportunidades, lo que se ha hecho es cambiar de nombre a una propuesta que venía de muchos años atrás y que tenía como “plus” considerar al niño más como ser emocional que racional. Como debe ser. Y reconociendo que son los más vulnerables emocionalmente los que debíamos priorizar en esos días de recreación, de juegos, de paseos, de encuentros con otras escuelas, de cuentos, de juegos con agua, de familias acompañando paseos.                                                     Ahí podríamos decir que perdimos. Porque basta sufrir estos días de temperatura promedio de 36°, para no tener que imaginar mucho ¿qué hacer para que el niño aprenda “lo que le quedó por ahí a medio o nada aprender”? Porque se supone -según declaraciones de la Sra. Directora General de Primaria, que ahora este tiempo de “Escuelas de verano” es sobre todo, para que niños “con trayectorias comprometidas desde las dimensiones cognitivas y vinculares”…. “aplicando estrategias específicas en las áreas y dimensiones definidas…” aprendan lo que en el año fueron aprendizajes precarios.  Con decisiones claras como priorizar la Matemática y la Lengua y jerarquizando como población objetivo aquellos niños que transitaron 5to. y 6to. año. Sabemos del arduo y comprometido trabajo de los Equipos docentes que presentaron Proyectos a desarrollar que tuvieron que regirse por la Circular N°4/2020 de Inspección Técnica y Documento Base de Análisis Curricular, para amparados ambos documentos, “promover avances conceptuales hacia los perfiles de egreso de los ciclos…”.

Esta es nuestra preocupación, porque creemos que aquello del principio, se disipa. Y la propuesta de abordaje socioemocional, recreativa, de disfrute del niño en ese tiempo que él elige transitar – junto con su familia- se transforme en un tiempo de clase con algún agregado recreativo. Es una simple apreciación,  porque creyendo en la sensibilidad docente, confiamos  que no se va a dar. Porque sabemos -además- de la profesionalidad del magisterio uruguayo, que está llevando adelante el Programa, para que los tiempos de Escuelas de verano sigan siendo tiempos para que los niños se quieran a sí mismos, vivan horas de confianza y disposición abierta a  experiencias alegres y divertidas, independientemente de los resultados académicos.

Lo que queremos decir es que el tiempo de “Escuelas de verano”, es para resignificar y priorizar que somos personas las que aprendemos y que como tal, este es un tiempo para disfrutar y un lugar donde no podemos permitir que el cerebro le gane al corazón. Para lo contrario, están los cuentos, porque tienen eso de “colgar” las emociones a flor de piel. Y todas las estrategias socioemocionales que los docentes y los mismos niños son capaces de crear y desarrollar creciendo en un contexto armónico de verdadera construcción de subjetividades.                                                                                            De lo contrario, si las autoridades de Primaria priorizan lo académico (como emparchando aprendizajes del año), para luego “maquillar” números y estadísticas con esas evaluaciones desfasadas en el tiempo que propone el sistema,  y los aprendizajes cognitivos se vuelven lo esencial y pesan en los niños,  la asistencia a este tipo de programas corre riesgos. Con todo lo que significa el esfuerzo y dedicación diaria de los maestros a cargo. Y lo que implica para el niño la frustración de un abandono.