La cuarta entrega sobre Scanavino se vino con todo. Aquí un adelanto.
Cómo lo vivía Paysandú, una fiesta de guardar
Carlitos nos cuenta que “entre el fútbol y la natación en Paysandú, siempre estábamos en las páginas deportivas de diario El Telégrafo. Una caravana nos esperaba, iba desde El Trébol hasta la plaza Artigas, eran 5 o 6 cuadras de gente que se tiraba a la calle” a saludar a los campeones.
Aún “me siguen diciendo que por ti empecé a nadar, fuiste un fenómeno, recuerdo tus logros y tus entrenamientos”.
El apoyo de la familia fue importante, diríamos que crucial. Sin el apoyo de la familia no hay carrera deportiva para el nadador. “Fue tremendo, desde la alimentación, el cuidado, los cuadernos de estudio. Yo hice la UTU y terminaba de entrenar a las 7 de la mañana y a las 7.30 tenía que ir a la UTU en bicicleta”.
Hizo hasta 4º año de mecánico tornero.
Los Angeles ´84
En sus primeros Juegos Olímpicos, en Los Angeles 1984, Carlos participó en la quinta serie de 400 m libre. En los tiempos finales de todas las series hubo ocho nadadores en un mismo segundo, en los 3´55´´. Eso lo dejó por centésimas afuera de la final A y lo clasificó a la B. Sin embargo, tomó la decisión junto al entrenador Felipe Vidal de no correrla, ya que ese día, debía participar en la prueba de fondo de los 1.500 metros libre. Su posición final fue décimo, a cuatro centésimas del noveno y estableció un récord nacional con 15´29´´78 que lleva años sin batirse y seguramente será muy difícil de bajar.
En los Panamericanos de Indianápolis fue segundo en los 200 m libre cosechando una presea de plata. Pese a que ya tenía un nombre en la natación, fue el gran asombro para varios de sus competidores. Esto llevó a que ganara otro premio relevante: el “Trofeo Confederación Sudamericana de Natación”, el cual distingue anualmente a toda persona u organización que haya desarrollado la más detallada contribución en pro de la natación sudamericana.
Seúl ´88, otra preparación
En la previa, Carlitos, ya radicado en Maldonado desde 1984 fue a competir a Brasil y estuvo dos meses en España para llegar de mejor forma a los Juegos.
Admite que “tuve chances de quedarme en Los Angeles. Después de los 1.500 me invitaron para quedarme pero por distintas razones dije que no. En el ´88 en España tuve oportunidad de ir pero no era seguro”.
LEER MÁS EN EDICIÓN PAPEL