Escribe Darío Rodríguez

En plena convalecencia

El déficit de la Intendencia y la necesidad de negociar apoyo de la oposición para obtener un préstamo determina el retorno de Olivera al ruedo, pese a su convalecencia

La pasada semana, tras reintegro parcial luego de accidente, el intendente Nicolás Javier Olivera, volvió a la gestión en momentos en que aparecen críticas a su gestión y al déficit presupuestal acumulado. En la misma semana (jueves 13) dialogó en radio Charrúa con su correligionario Jorge Genoud (Punto de Encuentro) quien funge de comunicador y, a su vez, está vinculado a la Fundación A Ganar contratada por la Intendencia y otros organismos del Estado.

Demostrando su independencia, el conductor se olvidó de preguntar sobre los severos cuestionamientos que hace la diputada Nancy Núñez a la actual administración.

Obras, hasta por las dudas

Hemos realizado “más de 90 cuadras en Barrio Chaplin que se suman a las 1.400 en todo Paysandú. Usando plata del presupuesto”, no del fideicomiso le dijo a su correligionario comunicador.  Es difícil negar que hay calles reparadas por esta gestión, aunque no es menos cierto que la principal avenida, y otras, tienen pavimentos muy deteriorados y no se conoce un plan de intervención. En la radio indígena aclaró, sobre los jornales solidarios en ejecución, que la Intendencia pone un porcentaje (30% definido por la ley) para abonar a las más de 400 personas. Aunque un accidentado en Guichón, tras caída de un camión, extremo celosamente guardado, impugnan la seguridad del programa. La intendencia ahí “invierte más de un millón de dólares de recursos genuinos”, recordó. En el contexto de creciente desempleo, la administración tiene un  1.5 millón de dólares del fideicomiso para mitigar desempleo.  Recuérdese que, en la mano, los jornaleros “ganan” 10.540 pesos. Es tan desdoroso que un edil correligionario, Pedro Braga, desde la Junta Departamental (JD), -seguramente conoce el fideicomiso- pide un adicional para esta población que, sin proponérselo, hace que la ministra de economía diga que se crearon 40 mil puestos de trabajo.

A los ediles se les hace cuesta arriba conseguir la información ya que la Intendencia contesta cuando quiere, lesionando funcionamiento de la JD. ¡Otra que juicio político! “A veces molesta que el otro…(…)…en el mismo lugar está haciendo cosas que usted no pudo hacer. Por eso la crítica viene por ese lado. El fideicomiso es dinero extraordinario para obras extraordinario, y estamos cumpliendo. No engañamos a la gente. Antes los recursos se iban en otra cosa”; sembrando desconfianza agregó “vaya a saber en qué. Hoy están en las calles, jornales solidarios, obras, alumbrado, cordón; no desatendimos lo social, le damos de comer a mucha gente, Desarrollo Social no deja nadie a pie. Van a tener que traspirar la camiseta los muchachos”. Para no pecar de soberbio deslizó, bajo la atenta escucha del interlocutor, “que hay mil cosas criticables”. Aquí aparece, por primera vez, las razones por las cuales no se destina el 1.5 millones de dólares del fideicomiso para atender la emergencia laboral. Fundamentación que se recuesta, además, con que el listado de obras e intervenciones anexadas al instrumento financiero aprobado no tenía prelación; quedando la ejecución a la discrecionalidad del intendente.  Es cierto, que la situación económica, entonces, no había desmejorado tanto.

Obviando la presencia de la fundación A ganar, y su traumática sustitución de personal, dijo que con menos funcionarios se “hace cuatro veces más”. Parece un comentario desmesurado. Se jacta de haber cumplido todos los compromisos. Antes de irse de la Intendencia, “Nuevo Paysandú tendrá un cambio sustancial”.

La plata no me da ni yendo a Colón

Entrando en los números de la Rendición de Cuentas (RC) 2022, presentada a la Junta, sostuvo que “cumplimos con el Tribunal de Cuentas” a diferencia de periodos pasados. Intentando dar cuenta de las críticas, admitió el déficit, aunque habló de un “5%”. “Es un equilibrio entre lo que entra y lo que sale” explicitó el correligionario conductor del programa.

La inversión sería de un 34% guarismo refutado por la oposición. El año pasado la Intendencia tuvo un presupuesto de poco más de 80 millones de dólares (3.400 millones de pesos) Tratando de ser didáctico dijo que el dinero se destina al rubro 0 (salarios), gastos de funcionamiento e inversiones. Del 2011 hasta la fecha, el rubro 0 “estaba entre un 55/65 %, funcionamiento 25% e inversiones 8/10%, algún año 15%”.  Olivera cambió todo, según Olivera. Con el rubro 0 “estamos en un 35% y en inversiones un 41%”. Según el funcionario lo que recauda la intendencia “se vuelca en más cosas para la gente”. Olivera aduce que la plantilla bajó de 1900 a 1500 funcionarios. La alquimia numérica le da pie para alimentar el relato, aunque técnicamente sea cuestionable, la existencia de una inversión abrumadora.

El fideicomiso, -que atraviesa quinquenio-. “lo estamos usando de acuerdo (a) como dijimos que lo íbamos a usar” durante la campaña electoral. Historió como se votó el mismo y que se “contrastaron” en la misma “dos modelos”. El funcionario encarnaría la política por la cual el “dinero extraordinario (se usa) para obras extraordinarias”; cosa que no haría el  FA. Por lo que “estamos cumpliendo”. Puso como ejemplo los pluviales de calle Tacuarembó; -obra importante- que es discutible no haberla ejecutado con el presupuesto quinquenal.  Aquí sumó el Estadio Artigas y el Cerrado. Al preguntar si alguien quería tener 1.900 funcionarios lanzó un desafío. Verbalizó, cosa que no hará, que los anteriores intendentes invertían un poco más el último año; por obvias razones. “Eso no va más, es tratarla de tonta a la gente”. Manifestó que si solo se pagan sueldos se dejan de hacer cosas. Hay que subrayar, a la hora del relato, que muchas obras se hicieron y se hacen con recursos aportados por el gobierno nacional. Nada de estas cosas fueron mencionadas. ¿Será atinado sostener que hay cuatro veces más inversión que en el periodo pasado o es mero relato?

Mucha rosca política

A todo esto, la RC del 2021, con un fortísimo déficit de casi 10%, unos 6.5 millones de dólares (259 millones de pesos, verificados por el TC), -de lo que dimos cuenta en anterior edición- con un sinfín de desprolijidades. Habrá que ver si el déficit 2022, como señala la Intendencia es de 184. 415. 031 millones de pesos.

En la sesión de la JD del pasado jueves 13, -tras aclaraciones de la oposición- se decidió enviar expediente, a sus efectos, al Tribunal de Cuentas. En el mismo se intenta habilitar, febrilmente, la obtención, mediante endeudamiento externo (Banco de Desarrollo para América Latina y el Caribe) de los recursos faltantes, unos 6 millones de dólares, para poder levantar la nueva sede Paysandú de la UdelaR. En la arquitectura legal uruguaya, la IDP no puede endeudarse en el exterior sin completar una serie de pasos. Recuérdese el episodio entre la Intendencia de Montevideo y el gobierno. Seguramente aquí no habrá dos varas. Por otra parte, se requieren dos tercios, 21 votos en la JD, para viabilizar, en primera instancia la propuesta.  El artículo 301 de la carta magna, preceptúa que los Gobiernos Departamentales no podrán emitir títulos de Deuda Pública Departamental, ni concertar préstamos ni empréstitos con organismos internacionales o instituciones o gobiernos extranjeros, sino a propuesta del Intendente, aprobada por la Junta Departamental, previo informe del Tribunal de Cuentas y con la anuencia del Poder Legislativo, otorgada por mayoría absoluta del total de componentes de la Asamblea General, en reunión de ambas Cámaras, dentro de un término de sesenta días, pasado el cual se entenderá acordada dicha anuencia”.

El problema se complejiza. La IDP tiene que viabilizar acuerdos para enjugar déficit y asumir nuevo endeudamiento (fideicomiso en curso compromete a futuras administraciones) Las deudas limitarán futuras gestiones, que tendrán que pagarla. El gobierno nacional, -de espalda al interior-, balconea, siendo que con un mínimo de voluntad resolvería  el tema.

Olivera, pese a su pierna se mueve: selló compromiso con la UdelaR; sus correligionarios en el gobierno nacional no le tiran un salvavidas económico, (6 millones de dólares, una ganga) y su bancada tiene menos cintura que un pollo; por el contrario, arruina cualquier diálogo. Entonces, tiene que cobrarse y darse el vuelto. Obtener el préstamo requiere negociar con la oposición. Los teléfonos no dejan de sonar. Al intendente le faltan operadores políticos de fuste; sobran fanáticos. Lo bueno es que se negocia. Ahora, Paysandú asimila porque el intendente corre con muletas.

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