Saber de ti, Fondo de Gestión Territorial
Escribe Darío Rodríguez
El ordenamiento del territorio parece ser una cosa de técnicos e Instituciones; que estaría lejos de la vida cotidiana de la gente. Naturalizar tal visión ha generado que hagan ciudad los especuladores, fraccionadores y otros agentes que ven el territorio como oportunidad de negocio; más de su adscripción partidaria. Por esta y otras concepciones, se fueron gestando ciudades desiguales, duales, donde algunos sectores usufructuaban bienes y servicios, privados a otros. Llevando a los más pobres a las periferias -o lugares inhabitables-, para luego el Estado, -en parte ellos mismos-, determinando una fortísima inversión en infraestructura y servicios durante lustros. Aquello que la gente vive donde puede y no donde debe, es la resultancia de tal paradigma.
A partir del 2008, Uruguay tiene una ley de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sostenible (LOTDS) -para muchos una ley programática- que propicia la planificación, da instrumentos y respeta las competencias de las Intendencias y el carácter de policía territorial de las mismas. Buena parte de las Intendencias tienen Planes locales votados para cada una de sus ciudades; pero se hace extremadamente difícil, por un sinfín de circunstancias, que tales legislaciones se cumplan. La ciudad, en el fondo, es un espacio en disputa y aquí está parte de la explicación.
Agua y freno de mano
Durante el período pasado, la Intendencia de Paysandú (IDP), -con aprobación de la Junta Departamental (JD)-, dispone de un Plan Local de Ordenamiento Territorial para su capital, Guichón, Guaviyú y otras localidades.
Los Planes, son susceptibles de revisión y adaptación, donde la participación ciudadana y sus organizaciones debería ser primordial y consecuentemente alentada. Extremo no muy practicado por los intendentes del partido de Oribe.
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