Escribe Darío Rodríguez
Hace algunos días el Instituto Nacional de Estadística (INE) dio a conocer los datos sobre pobreza e indigencia en Uruguay. Los datos 2023 indican que hay un 10.1% de personas pobres (348 mil compatriotas), solamente midiendo ingresos, guarismo superior al 9.9% del año inmediatamente anterior. En cambio, la indigencia, tomando los mismos años, cayó del 0.3 al 0.2% (6.900 personas); cifra similar al de las personas en situación de calle. En concreto, de cada mil personas 101 no pueden cubrir las necesidades básicas. De todas maneras, el organismo técnico que mide estas cuestiones señala que las variantes pueden estar dentro de los márgenes de error. Al abrir los datos, Montevideo es la región que tiene la proporción más alta de hogares pobres (8.7%) acompañada por localidades con menos de 5 mil habitantes.
Un informe del Instituto Cuesta-Duarte del PIT-CNT expresa que, “en una mirada más larga, la pobreza registró un fuerte descenso hasta 2017-2018 en que se ubicó en el entorno de 8%. A partir de allí creció, fundamentalmente en 2020 a raíz de la pandemia y la insuficiencia de las políticas implementadas para mitigar sus efectos más nocivos. Si bien en los años posteriores se observa un descenso, en los últimos 2 años la pobreza tendió a ubicarse en el entorno del 10%, un nivel superior al piso alcanzado entre 2017 y 2018. La pobreza se concentra con mucha mayor intensidad entre los menores de edad y este rasgo estructural se agravó en los últimos años. La pobreza entre los menores de 6 años pasó de 17% en 2019 a 20,1% en 2023”. Un enorme sacudón.
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