Siesta. El proyecto socio urbano, que se implementa en la Ex Paylana resolverá, con tremenda calidad, el tema habitacional de más de 300 familias es, sin dudas, uno de los grandes acontecimientos históricos de la ciudad.
Las cooperativas, entre todas, abonaron por la tierra, 32 mil UR.
Allí se generó la oportunidad (terreno vacío), decisión política, sinergia MVOT-IDP, participación ciudadana, aportes gremiales, académicos, liderazgo y financiación.
El proyecto, -hoy ninguneado por la actual administración- que a esos efectos incumple un decreto de la Junta Departamental, revela por donde deben ir las políticas urbanas y el acceso a la ciudad. Esto, aunque injustificado, era previsible. La sensibilidad pica por otro lado.
Lo que llama poderosamente la atención es que la oposición, mentora del proyecto siendo gobierno local y nacional, no impulse el cumplimiento del Decreto y ni siquiera contraste esta iniciativa con la lógica de tirar pobres a la periferia tras un largo y tortuoso camino. Debería tener una actitud pedagógica. En la ausencia de liderazgo y territorialidad se puede esbozar una explicación.
En sencillo: en poco tiempo un changarín, desempleado o cuidador de coche podrá estar en uno de los pisos, de cualquier cooperativa, contemplado la ciudad como cualquier hijo de vecino. Esa democrática posibilidad a muchos les da escozor y ataque de caspa, otros no la asumen.