Un estadio lleno de amor y el desprecio a las autoridades
Enviado especial al Centenario
La noche no fue una más para la selección celeste que jugaba un partido oficial por la 7a. fecha de las eliminatorias. Para el pueblo futbolero y para Luis «Pistolero» Suárez. Fue el día menos pensado seguramente por el jugador pero super hablado con su familia, con su entorno, con sus amigos.
Apenas se confirmó que iba a ser su retiro el lunes pasado en conferencia de prensa, el adios del goleador histórico de la selección celeste, las entradas para el partido por las Eliminatorias ante Paraguay se agotaron en menos de 24 horas.
Eso habla por si mismo de lo convocante de la figura, es que no podía pasar desapercibido su despedida y todo el mundo quiso estar.
Dos horas antes el Parque Batlle ya era una romería, te vendían lo que quisieras, las caras de Luis, te pintaban la cara.
El partido era lo menos importante.
La previa, el durante, el homenaje después del partido pautaron una jornada emotiva.
Se quebró Luis, nos quebramos nosotros, hubo saludos de Neymar, de Messi y el más tocante por lo vivido en la selección, el de Sebastián Abreu.
Suarez, el salteño que con nada vino de su Salto natal, lo logró todo.
Un animal competitivo que cada día fue mejor y que cuando tuvo dificultades, las pudo superar.
La selección más ganadora en la época moderna, cimentada sobre las bases de un Maestro de escuela, que no faltó en el homenaje al igual que varios compañeros del proceso.
Hay que recordar que Uruguay antes tenía muchas faltas en los Mundiales y con la selección de «Sudáfrica» empezamos a estar en todos los Mundiales, 2010, 2014, 2018 y 2022.
Eso ya es éxito, el 4o. puesto en 2010 y la Copa América del 2011 fueron los puntos más altos de este proceso.
La crítica que se hace a veces que no se llegó más lejos en los Mundiales es un poco liviana.
¿Cuántos ganan? Uno solo.
«El camino fue la recompensa» dijo el Maestro Tabárez, referente indiscutido de este proceso.
El fútbol es mucho más que 90 minutos. El Complejo Celeste fue un antes y un después. Seguro Suárez y los Forlán, Lugano, Godín, Cavani fueron mucho más por todo ese trabajo invisible que se hizo, de programación, de preparación, y también de humanidad.
Cuando se hacen las cosas bien los resultados empiezan a llegar y acá ha habido muchas lecciones para el futuro.
Dos apuntes interesantes, la gente acompañó, vibró, disfrutó, le dio el cariño a alguien que según admitió el propio Tabárez, le dio humanidad a la selección.
Apareció en la pantalla del estadio, una pregunta que le hacía un periodista a Suárez sobre cómo explica el éxito del fútbol uruguayo, porque el futbolista uruguayo «no tiene dos huevos, sino tres».
La otra nota disruptiva en la noche fue la silbatina generalizada a las autoridades del fútbol, que lo destrataron a Luisito en su momento. El pueblo habló.
Como una vez dijo Bielsa, generando una polémica, lo peor del fútbol «somos los periodistas, los dirigentes ..y los periodistas». ¿Habrá algo de eso?