Carta de lectores-

Y hablando de modernidades que ignoran el contexto, quiero criticar la Torre de la Defensa, aunque me pongan en el club de los atrasados. El proyecto es sí es interesante, pero como en alguna oportunidad le comenté al Arq. Stagno, de la comisión del patrimonio, ignora totalmente el entorno de la plaza Constitución, donde hay varios edificios con valor patrimonial, desde la Basílica hasta el antiguo París Londres, pasando por el Club Diego Lamas, la sede del Banco de Seguros, los edificios de las esquinas oeste de Zorrilla y 18 y algunas de las residencias de la cuadra entre Zorrilla y Monte Caseros. Por estilo y altura, la torre rompe la armonía de ese entorno y valga recordar que en muchas ciudades del mundo desarrollado está prohibido levantar construcciones que superen en altura a edificios que sean monumentos históricos, como nuestra Basílica.

Aprovechando lo fresco que está el recuerdo de la catástrofe de Nôtre Dame, ¿se ha visto que en los alrededores de esa famosa catedral haya torres modernas enormes? La belleza que se admira en París (al menos quienes viajan para apreciarla, no solamente para sacar fotos y darse aires con los cuentos del viaje) tiene sus bases en la armonía de la planificación de la ciudad. Excepto por la torre de Montparnasse, las construcciones modernas de gran altura se han agrupado en el barrio de La Défense, uno de cuyos hitos arquitectónicos es el Arco de la Défense, que se alinea a la distancia con el Arco del Triunfo napoleónico y el Arco del Carrousel, levantado antes de la Revolución. Así, los planificadores urbanos franceses tuvieron la sabiduría de poner en perspectiva, sin que lo moderno avasalle lo antiguo, tres hitos que simbolizan el desarrollo histórico y cultural del país. ¡Pero París está tan lejos de Paysandú…!

Horacio Brum