Fabián Mannise Tec. enJardineria y en Horticultura

Hola amigos con gusto estamos nuevamente en contacto para proporcionarles información sobre lo que se puede hacer en esta época donde el frío quita un poco el ánimo de ocuparnos del jardín y de la huerta. En esta oportunidad elegimos temas muy prácticos, pero que proporcionan muchos beneficios. Uno de ellos tiene que ver con la propagación o multiplicación de una planta de flores casi perennes y de una fragancia muy particular que ha dado lugar a su industrialización. Nos referimos a la Lavanda, aunque hay distintas variedades, con modificaciones en la forma de las hojas, densidad y largo de las espigas, porte de las ramas, productividad, etc, es muy conocida en nuestro país.

Es una especie muy rústica que se desarrolla bien en suelos ligeros, areno-arcillosos, sílico-calcáreos, con un contenido mediano de humus, más bien secos y con adecuado drenaje. Su crecimiento y rendimiento se ven favorecidos en suelos con adecuado contenido de calcio. Los terrenos húmedos dificultan que se desarrolle y la hacen propensa a enfermedades de las raíces. El clima templado y una buena luminosidad son condiciones necesarias para la buena producción, como también las lluvias durante el período de crecimiento en primavera y el sol durante el verano. Si es posible conviene ubicar el cultivo sobre las pendientes con orientación noreste.

Resiste bien los fríos intensos, pero las partes aéreas de las plantas cultivadas en lugares bajos donde el frío se acumule pueden ser afectadas en inviernos severos, reduciendo el rendimiento.

La Lavanda puede multiplicarse por medio de semillas o por estacas. Las semillas con mayor posibilidad de germinar deben provenir de plantas vigorosas, de buen porte y un número elevado de flores. Es aconsejable sembrar, previa estratificación de las semillas, debido a que las mismas tienen un tegumento duro que dificulta la germinación. Se distribuyen en almácigos, preparados convenientemente en un terreno alto abonado con estiércol y suelo profundo, fértil, libre de malezas y que no haya sido cultivado con lavanda u otras especies afines durante varios años; siendo conveniente que sea abonado con estiercol. La mejor época para realizar el almácigo es durante el otoño y principio de primavera para proceder al trasplante durante el otoño-invierno siguiente. La semilla se distribuye al voleo o en líneas distanciadas por 10-15 cm y se las cubre con una ligera capa de mantillo o tierra bien desmenuzada. Es necesario realizar riegos frecuentes y mantener limpio el almacigo mediante carpidas y deshierbes hasta el momento del trasplante en que se disponen las plantitas a 100 cm en todo sentido o a 100 entre líneas y 80 cm entre plantas. La multiplicación por semillas rara vez se realiza, porque es técnicamente imposible obtener plantas idénticas en desarrollo y producción que la planta madre. El otro método de producción de Lavandas, que a la par suele emplearse con mayor asiduidad es por estacas, porque permite una plantación organizada, una adecuada selección de pies y una floración de calidad homogénea. Para hacer las estacas también se eligen los mejores ejemplares, de buen porte, robustas y bien formadas, con un alto número de flores tempranas de buen color y buena calidad de esencia. De ellos se extraen estacas leñosas de ramas de un año, de 15-20 cm de largo. Se suprimen las hojas basales, se recortan las de la punta y se disponen en vivero o en invernadero frío a 15-20 cm en todo sentido, o a 30 cm entre líneas y 10 cm entre ellas. La época más adecuada es la de otoño – invierno. Una vez que hayan emitido raíces estarán en condiciones de ser llevadas al lugar de la plantación definitiva, adoptando las distancias que se indican. Conviene realizar dicho trabajo después de las últimas heladas. Cuando las plantas se tornan demasiado altas y propensas a volcar sus ramas, pueden renovarse cortándolas a 20-30 cm sobre el nivel del suelo para favorecer la formación de una nueva copa. En las labores de limpieza se debe tener la precaución de no lastimar las raíces, porque constituye una puerta abierta para que el ejemplar se pudra.

Algunos de los principales usos y propiedades de la lavanda consisten en ser: antiespasmódica, antiséptica, diurética, cicatrizante y analgésica. Es utilizada en forma de infusión, decocción, tintura, pomada y loción. De la Lavanda se obtiene el aceite esencial, de amplio uso en perfumería fina y cosmética. Es empleada en afecciones de las vías respiratorias, vértigos, diarreas, digestiones lentas, etc, y en la piel; casos de llagas, eczemas, picaduras de insectos, quemaduras y en baños sedativos. Las flores desecadas y en pequeñas bolsitas se acostumbra colocarlas en el interior de los muebles para perfumar la ropa y preservarlas de las polillas, como también dentro de almohadas. Amigos estimo que lo expuesto, principalmente lo referente al uso de la planta puede ser de mucha utilidad. No obstante es un hermoso ejemplar para tener en el jardín tanto por el color de sus flores como por el aroma que ellas expiden. Los invito a que nos re-encontremos en una próxima edición del semanario, pero si tienen alguna consulta que realizar pueden hacerlo a través del Correo Electrónico dfmannise@gmail.com que con gusto responderé.

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