José María Brunini
En el “20Once” del 26 de noviembre de 2020, esbozábamos un enfoque en torno a un tema que nos apasiona: la integración americana. Habíamos titulado la breve nota “Americanismo”. De alguna manera volvemos sobre el particular, con especial acento en la cultura popular global, más allá de cuestiones políticas, acuerdos y desacuerdos, y tantos otros episodios que, por supuesto, dejamos para los especialistas en tales temas.
Tiene razón Viglietti en “Milonga de andar lejos” cuando expresa: “Qué lejos está mi tierra/ y sin embargo qué cerca,/ o es que existe un territorio/ donde la sangre se mezcla”. Ni que hablar cuando canta: “Yo quiero romper mi mapa/ formar el mapa de todos”. La literatura, la musicalidad, los ritmos, la danza, los trovadores, en elevado porcentaje, asumen el compromiso de pertenecer a este gran país. Sin lesionar la identidad cultural de cada nación, el “canto a América” aflora, vibra, se identifica con el “territorio donde la sangre se mezcla”, quizás a través de “Las venas abiertas de América Latina” (permiso, Eduardo Galeano).
Rico en estructuras, en creación, en interpretación y hasta en vestimenta que de alguna manera refleja determinada región, forman el mapa latinoamericano. Un pueblo total que nunca esquivó, incluso, la actitud solidaria cuando regímenes dictatoriales arremetían contra lo más sagrado de un país: la libertad. El retorno a la democracia en Uruguay y protagonizando un memorable festival multitudinario y callejero, las banderas canoras de distintos países se entrelazaron entusiastas, festivas y amistosas.
Los caminos convertidos en pentagramas, entonces, junto a la inspiración de grandes poetas, alimentan un canto integral riquísimo en valores. Y en el tratamiento de esta temática -que, reiteramos, nos apasiona- se impone un clásico, una especie de himno; el que en una estrofa pinta: “Canta conmigo, canta,/ hermano americano,/ libera tu esperanza/ con un grito en la voz”, de Armando Tejada Gómez musicalizado por César Isella.
Mientras que Aníbal y en otro pasaje de “América soy”, expresa: “Yo soy el sagrado silencio que abraza,/ la voz de una raza mestiza, ancestral;/ persigo una estrella con luz en la sangre,/ el destino grande del hombre total”.