EDITORIAL
El Pueblo de Salto es uno de nuestros “hermanos mayores” en la prensa del interior.
Este diario salteño es el segundo diario más importante del interior, en circulación, con un tiraje de lunes a domingo que supera a varios diarios montevideanos, también.
Y va a cerrar sus puertas, en unos pocos días, dejando a unas 70 familias sin su fuente principal de sustento.
El Pueblo, al igual que todos los demás diarios del interior, durante muchos años ha cumplido y cumple un rol protagónico en la vida política, económica y social de Salto. La historia salteña ha sido publicada en sus páginas, y no existe institución pública o privada, deportiva, cultural, gremial, empresa pública o privada, que no haya estado presente en ellas. Al igual que casi todos los demás periódicos del interior del país -somos unos cien- ha luchado a brazo partido para mantenerse a flote económicamente. Y al igual que todos, o casi todos los diarios del interior, vio su situación económica empeorar a causa de la pandemia por Covid-19 que ha azotado al país y al mundo desde hace unos dos años. La prensa del interior nunca ha sido un negocio próspero. Ahora lo es mucho menos, y en muchos casos mantenemos nuestras puertas abiertas porque amamos lo que hacemos, somos conscientes de la importancia que los periódicos locales tienen para nuestras localidades y departamentos, y nos preocupa también mantener una fuente laboral abierta.
Sabemos que la propia empresa, con su directora Adriana Martínez a la cabeza, está haciendo todo lo que puede para evitar un cierre. Se ha planteado la posibilidad de transformar la publicación en semanal, lo que sería un cierre parcial, porque hacer un semanario requiere mucho menos mano de obra, respecto a un diario. Sabemos que los trabajadores están haciendo también todas las gestiones que pueden, para evitar el cierre de su fuente laboral. Se han comunicado con referentes políticos departamentales y nacionales, con legisladores, ministros, le han escrito incluso al presidente Luis Lacalle Pou, proponiendo posibles soluciones para mantener el diario abierto.
Una de las posibles soluciones para la siempre delicada situación económica de la prensa del interior -la distribución equitativa y razonable de la publicidad oficial- ha estado disponible por décadas, sin que ningún gobierno haya osado utilizarla. El Estado es el principal avisador en medios de comunicación, en todo el país. Invierte más en TV, radio, prensa escrita, internet, vía pública, que cualquier empresa privada, por grande que sea. Mucho más. Sin embargo, invierte sus recursos destinados a la publicidad, como si no le importara el resultado ni el retorno por la inversión realizada. Porque, al menos en el caso de los periódicos, las mediciones disponibles muestran que los periódicos del interior abarcamos al menos a la mitad de los lectores de diarios de todo el país -y quizá sea más de la mitad-, pero sólo hemos obtenido, por muchas décadas, sólo entre el 1% y el 3% de la publicidad oficial. Entre el 97% y el 99% restante va a periódicos de la capital del país. Aunque, reiteramos, los periódicos de la capital, llamados “nacionales”, sólo abarcan, como máximo y en conjunto, a la mitad de los lectores.
En la legislatura pasada nuestra Organización de la Prensa del Interior (OPI) impulsó junto a otras organizaciones e instituciones una Ley de Publicidad Oficial que establecía un mínimo de 30% de la publicidad oficial a los medios de comunicación del interior. Esta ley no fue aprobada -luego de haber sido apoyada en principio por todos los partidos políticos- porque en el Senado los partidos del actual oficialismo le negaron su apoyo. El mismo proyecto de ley fue presentado nuevamente en esta legislatura, y el apoyo que ha tenido ha sido, siendo optimistas, apenas tibio. Igualmente, tener una ley no nos garantiza nada de nada.
Ya con el nuevo gobierno y un nuevo Parlamento, en la pasada Ley de Presupuesto se votó un artículo -el 774- que estableció un mínimo entre 10% y 20% de los recursos publicitarios del Estado para los medios de comunicación del interior.
¿¡Albricias!? No.
Este sucedáneo, ya aprobado, no se ha cumplido por parte del Estado, que sigue invirtiendo prácticamente los mismos raquíticos recursos que se invertían antes, con gobiernos de todos los partidos, desde el retorno de la democracia. Al menos los diarios del interior, no hemos visto cambio alguno, a pesar de este artículo aprobado en el Presupuesto.
¿Estamos llorando “para que nos den más”?
Pues, no. Estamos protestando, como lo hemos hecho por décadas, porque todos los gobiernos posdictadura han invertido pésimamente los recursos que los uruguayos aportamos para la publicidad oficial. Porque no se trata de dinero que ministros o directorios de entes y empresas públicas saquen de sus bolsillos. Es nuestro dinero. ¿Una mejor inversión publicitaria del Estado favorecería a la prensa del interior? Claramente, sí. Pero no se trataría de beneficios espurios, ni de favores pagados o recibidos, sino de estricta justicia y sabia inversión, que los medios reciban recursos publicitarios del Estado según cuanto se miren, escuchen o lean.
¿Por qué hablamos de todo esto, al hablar de un queridísimo colega, El Pueblo de Salto, a punto de cerrar?
Pues porque si el Estado uruguayo realmente invirtiera en publicidad como debiera, El Pueblo no viviría esta crisis actual, muy parecida o idéntica a la que viven muchos otros periódicos del interior, que también están en riesgo de cerrar.
Queridos colegas de El Pueblo, estamos para ayudar y apoyar, en lo que podamos. Quizá no podamos participar personalmente en las marchas que los trabajadores están haciendo en la capital salteña, pero quizá podamos ayudar hablando con los legisladores de nuestros propios departamentos, en todo el interior, o lo que necesiten. Porque, nunca más certera la frase, vuestra lucha es también nuestra lucha.
Raúl Vernengo
Director
Primera Página
Minas, Lavalleja