REFLEXIONES DE UN ABUELO PREOCUPADO
Escribe : Abuelo preocupado
La educación media en el Uruguay, en especial en Paysandú, nos preocupa mucho cuando vemos lo que sucede con nuestros nietos.
El pasaje de primaria al nivel medio, es un cambio muy importante en la vida de los adolescentes. No van con alegría a las aulas, no muestran entusiasmo ni afán por aprender, por internalizar y hablar de lo que sucede dentro de las mismas, el estudio para ellos pasó a ser un peso.
Los veo salir de las aulas, tristes y con la cabeza baja, no saben para qué estudian, para qué sirve o servirá lo que están recibiendo de los profesores.
Los más sensibles y responsables sufren y se frustran.
Cuando son interrogados, dicen cosas tales como:
- Este trago amargo hay que pasarlo lo más rápido posible.
- No entendemos nada y algunos docentes no nos quieren explicar.
- Contestando lo que quiere el docente, salvamos los cursos, nos ponen buena nota.
- Nos tenemos que adaptar a esta situación.
- No nos entusiasma estudiar y hacer buenos trabajos porque muchos no los corrigen.
- Me gusta tal materia, porque la profe enseña bien y me escucha.
- No entiendo nada de física y si le pregunto al profesor me dice que ya lo explicó.
- Muchos profesores llegan al aula, se sientan prenden la compu y no nos hablan durante un rato, luego recitan un monólogo aburrido y feo.
- Nos ponen tareas para las vacaciones y ellos no cumplen con las que tienen que cumplir, que es corregirlos y evaluarlos con los alumnos.
- Los docentes faltan con mucha frecuencia.
- Tenemos dudas si la nota que nos ponen, corresponde a nosotros o a otros alumnos, porque no nos conocen.
- Le tenemos miedo a las represalias cuando nos quejamos de las cosas que están pasando y exigimos cambios.
- Yo mismo como abuelo, al comentar estas cosas, siento temor a represalias, porque se han tomado y se están tomando.
Los adolescentes que dicen estas verdades, que las denuncian como pueden, medio en secreto por temor, ¿están realmente aprendiendo? ¿O están concurriendo a clase para cumplir, soportar y pasar de grado?
La responsabilidad de la educación recae a mi juicio fundamentalmente en los docentes, únicos depositarios del conocimiento educativo y su puesta en valor, únicos capaces de discutir los programas de enseñanza, aplicarlos y trasmitirlos a los educandos.
Creemos que el proceso educativo debe desarrollarse a partir del docente y nutrirse en la interacción con sus alumnos, en una relación de ida y vuelta.
La docencia no debería tratarse de un trabajo que se toma exclusivamente para tener un ingreso de dinero. Se trata nada más y nada menos de la EDUCACIÓN Y FORMACIÓN de nuestros hijos y nietos, y por lo tanto de de su futuro como personas útiles y realizadas.
Evidentemente estos desvíos que se constatan en la enseñanza, definen con mucha elocuencia y en términos generales, la poca calidad de la labor docente actual, que coloca a los adolescentes en una situación de desconcierto desamparo, confusión y dolor.
Sabemos que hay algunos buenísimos docentes, que dan lo mejor de sí para romper con una realidad que también los angustia, son lamentablemente muy pocos.
El nivel de aprendizaje es cada vez más pobre, salvo en el caso de aquellas familias que apoyan como pueden a sus hijos y nietos a comprender lo que les exigen los docentes.
Hemos visto adolescentes llorando de impotencia, ante la actitud de profesores/as que no han entendido ni asumido su labor con el compromiso y la preparación suficiente.
Necesitamos muy buenos docentes, vocacionales y comprometidos a fondo con su función, fundamentando la educación en las emociones con una buena trasmisión de conocimientos.
Hoy más que nunca ésta es una necesidad imperiosa para rescatar a nuestros muchachos de la desesperanza y la desazón.
Necesitan sentirse considerados, respetados y valorados; las herramientas de comunicación que manejan les permite ver todo el inmenso panorama del conocimiento, pero no lo pueden internalizar, ni valorar en su totalidad, porque falta la interacción presencial entre los compañeros y los docentes. Para eso están las instituciones educativas.
Es bueno destacar que tener en cuenta las emociones, fue siempre la manera de educar de los buenos profesores. Un adolescente necesita ser considerado como persona emocional y emocionable. La corriente de emociones positivas o negativas es la base del aprendizaje en la cadena de trasmisión.
Esa corriente necesariamente debe iniciarse en el docente, y en consecuencia y como reflejo directo provoca empatía y entusiasmo en los alumnos.
Voy a plantear siete puntos de abordaje, bases de la relación de los educadores con los alumnos.
Estos puntos no son nada nuevo ni complicado, están en “la tapa del libro”, pero parece que se han venido olvidando.
- El docente tiene que tener vocación para enseñar.
- Ser capaz de trasmitir conocimientos con disposición y sencillez.
- Tener siempre una actitud positiva, paciencia y empatía.
- Interaccionar siempre con sus alumnos.
- Capacidad para dialogar, saber escuchar y comprender.
- Transparencia y equidad en la evaluación.
- Entusiasmo y pasión para trasmitir y fomentar la curiosidad y la creatividad.
No creo que resulte necesario desarrollar cada uno de estos puntos, y sin duda muchos más que pueden agregarse.
Hay que tener en cuenta que los jóvenes están siendo mal educados, en el más extenso sentido de la palabra. En los conocimientos que no adquieren, mal formados en la responsabilidad y el compromiso, en la curiosidad, y en la búsqueda de la verdad.
Cumplidas estas premisas, no es necesario hacerse gárgaras hablando de “los valores” como un tema aislado de todo lo demás.
Comprendidos estos conceptos, “los valores” vienen solos, las emociones se manejan bien, están ahí, son inherentes a cada una de las cosas que este abuelo preocupado ha tratado de decir. Hablan por sí solos, los comprende y comparte este abuelo que no tiene ningún estudio de didáctica ni de pedagogía.
Debería haber menos fotocopias malas y más lectura en libros. Transmitir a los futuros ciudadanos de este país el valor de los derechos de autor, que sepan que fotocopiar libros es delito.
Terminar con proponer problemas a los alumnos, que se resuelven sin entenderlos, mecánicamente y sin razonar.
Estos imprescindibles cambios no dependen de los programas ni de los planes educativos, sino fundamentalmente de la capacitación y el compromiso de todo el cuerpo docente.
No depende tanto de los ladrillos para construir escuelas, ni del aire acondicionado, ni del barro en el patio que se puede solucionar educando, depende básicamente de los docentes.
Estamos dañando lo más valioso que tenemos, y yo, un abuelo viejo, siento al igual que los jóvenes una enorme angustia.