Escribe Darío Rodríguez
La reciente aprobada reforma de las jubilaciones y pensiones, -un inocultable ajuste fiscal-, con ser enormemente perjudicial para el universo de personas que afectará, parece constituirse en una piedra en el zapato para el Frente Amplio (FA) que aspira ganar las elecciones nacionales y modificar la ley.
La decisión del PIT-CNT del pasado jueves, de transitar el camino de plebiscitar la ley es, -de cara a las próximas elecciones, donde el recurso se dirime, en simultaneidad, si se alcanzan las firmas-, un revulsivo perturbador.
Luego de intenso debate de dos meses, la central sindical logró una ajustada mayoría tomando como suya la propuesta del sindicato del BPS. La misma tiene tres puntos: mantener los 60 años de edad para jubilarse, eliminar las AFAPs y equiparar la jubilación mínima al salario mínimo nacional. Voceros de la central dijeron que en los próximos días se trabajará en la redacción del texto a plebiscitarse. Lo cual tiene, en sí mismo, su complejidad.
La decisión sindical, que deja expresamente sentada, su independencia política, es para todo el arco político “un gato arriba de la mesa”. La misma se tomó, aunque desde los factores de poder se le quiere baje el precio, recogiendo insumos de varios constitucionalistas. No es una decisión alocada, irracional.
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