“Sólo una cosa no hay. Es el Olvido”[1]

“Nibia:

Nosotras que en aquel 74 funesto éramos aun liceales o estábamos apenas dejando de serlo

Nosotras que, como vos, somos del interior y venimos de familias de trabajadores

Nosotras, que por aquellos días también tejíamos sueños, nos enamorábamos y reíamos

Nosotras, que como vos, elegimos las letras y decidimos ser profes de literatura

Nosotras, que en aquel junio del 74 no teníamos idea que nuestro país había un mundo de sombra, un universo paralelo al nuestro, en el que los hombres devenidos en monstruos torturaban, violaban, mataban impunemente

Nosotras, Nibia, que no supimos que estaban matándote, traemos hoy tu voz y te damos la nuestra, junto a la de los y las poetas que, de seguro amabas tanto como nosotras, y las de otros y otras a las que te impidieron conocer”. [2]

Escribe Luigi Lemes

El pasado 13 de agosto, en la Sala Ferrari del CENUR Litoral Norte, se llevó a cabo un recital en recuerdo de Nibia Sabalsagaray, secuestrada y asesinada por la dictadura hace 50 años.

El acto, realizado por las profesoras de Literatura Silvia Grattarola, Mabel García, Alicia Gutiérrez, Liliana Gros, Rosario Molinelli y Liliám Silvera, junto a su colega de Historia Carla Bernardoni y los músicos Bruno Pina y Martín Manzor, constituyó un momento profundamente conmovedor, en el que el homenaje, el recuerdo y el compromiso inquebrantable de Nibia, recorrieron los caminos de la poesía, el testimonio, el relato y la música.

Al comienzo del evento, Liliám Silvera leyó una emotiva dedicatoria de su autoría y Bruno Pina cantó, acompañado por Manzor, una versión del poema “Elegía” de Miguel Hernández. Carla Bernardoni realizó un recorrido histórico por la oscura época en que la se dio el hecho, matizando el relato histórico con detalles de la experiencia de quienes, como ella, eran estudiantes por esos tiempos. Posteriormente, todo el elenco llevó al público presente por un recorrido poético y testimonial, con textos de distintos poetas, elegidos cuidadosamente e intercalados con gran acierto, con información, algunos testimonios y con fragmentos narrativos de la propia Nibia Sabalsagaray.

Sobre el escenario, junto a una ofrenda de flores, pudo apreciarse un retrato de la homenajeada, realizado por la artista plástica sanducera Rossana Vetorazzi.

Un recital donde confluyeron emociones profundas, desde la risa a la tristeza, desde la ternura a la indignación, desde la rabia por lo injusto de su muerte en manos de los genocidas, hasta el profundo amor que inspiró Nibia Sabalsagaray en quienes la conocieron.

Ojalá se repita, para que mucha más gente pueda verlo.

Nibia Sabalsagaray Curuchet, presente

A partir de los testimonios leídos, supimos, entre muchas otras cosas, de amabilidad, el sentido del humor y la capacidad de Nibia Sabalsagaray, cualidades por las que destacaba entre las y los estudiantes del Instituto de Profesores Artigas, donde dejó el recuerdo de exámenes memorables y de una militancia férrea. Su trayectoria como docente fue breve, truncada por manos asesinas cuando tenía apenas 24 años. Se había enamorado y pensaba casarse en octubre de ese mismo trágico y oscuro 1974.

Para dejar al lector una idea -incompleta, sin dudas- de quien fue Nibia Sabalsagaray, recurrimos a un fragmento de lo publicado en  la página web Sitios de Memoria Uruguay.[3]

“Sabalsagaray Curuchet, Nibia Gloria

Nibia, había nacido en Nueva Helvecia (Colonia), era estudiante de literatura y ejercía como docente del liceo Zorrilla de Montevideo, tenía 24 años y militaba en la Unión de Juventudes Comunistas.

La madrugada del 29 de junio de 1974, un grupo de  hombres fuertemente armados la secuestra del hogar estudiantil donde vivía. La llevan al Batallón de Ingenieros No. 5 donde le producen la muerte ese mismo día por asfixia en la tortura. Los represores informan a la familia que la joven se había suicidado. Compañeros médicos y estudiantes de medicina, amigos de la familia se deciden abrir el cajón en que fue entregada, a pesar de la orden de no hacerlo dictada por los militares, determinan con claridad los signos de tortura.

Su asesinato se comprueba en la investigación judicial por la que fueron procesados los represores en el año 2010 Miguel Dalmao y José Chialanza como coautores de homicidio especialmente agravado”.

Un texto de Nibia

«Un día entre la alegría, el miedo, las lágrimas y las esperanzas, la duda y la ansiedad, yo pobre, salvaje, tímida, audaz, infantil, impetuosa, me fui (marché). En un cajón (baúl) de mimbre, con la tapa de brocato verde, guardé cosas, dos juegos de sábanas, dos frazadas, una colcha blanca bordada en seda de cuando era chica, toda mi ropa usable. Mi abuela me dio, además, una camiseta de algodón, con las mangas demasiado largas, toda larga, que ella no usaba más, para cuando vinieran los fríos, porque en Montevideo hace mucho frío. Los libros, los apuntes y la cajita de los recuerdos, cursis y melancólicos, románticos (cuando se tienen). Tenía 18 años y media docena de cartas (además de las cartas de Edgardo, Fredy). Era el principio de la aventura (el mundo que se abría) y yo era libre, y físicamente sola. Sin el lastre hermanos, tíos, primos y demás deudos.

Yo fui la primera en irme. Nadie se fue antes que yo, primera exploradora que salía de útero, casa patriarcal, la casa al mundo: la primogénita (…). Yo iba a estudiar al Instituto, que estaba en Montevideo, y no a la aventura. Yo, nunca había ido a Montevideo (…). Era una de las cien mil muchachas del interior que estaban en Montevideo (…).

Yo me iba sin chaqueta de nutria, con mi baúl y el escudo y la lanza de Palas Atenea».[4]

 

Déborah Eguren, presente

Entre los textos leídos, se pudo oír un poema de Déborah Eguren, recordada poeta y docente, nacida en 1962 y desaparecida, tempranamente, en 2017. Nacida en Montevideo, Déborah vivió un largo tiempo en Paysandú, donde dejó una siembra imborrable, como docente, poeta y gestora de emprendimientos que fueron fundamentales en la historia cultural de nuestro medio (fue cofundadora del “Taller Desde la Palabra” y del festival popular de poesía “Sueñapalabra”, por ejemplo, junto a varias de las participantes del evento aquí mencionado).

Junio frío

Qué de rincones sucios

en el hoy de aquí

qué de soledades solas

y más solas aún

qué de una tristeza hueca

qué de tanto frío

qué de letra muerta

en cajones de ayer

como que todo

está cansado

entre lluvia y cáscara

 

Qué de tarareos falsos

bajo mi huella

qué de trapos

anudados en canillas rotas

qué de historias enterradas

qué de olor a perro húmedo

a ras del suelo

qué de naufragios

sin remedio

bajo junio frío[5]

 

[1] Fragmento  del poema “Everness”, de Jorge Luis Borges, utilizado como leitmotiv para la promoción del recital.

[2] Dedicatoria leía al comenzar el evento.

[3] https://sitiosdememoria.uy/sabalsagaray-curuchet-nibia-gloria

[4] Fragmentos de un texto de Nibia Sabalsagaray Curuchet, leído en el evento.

[5] Déborah, Eguren. (del libro Horas que merecen el viaje).

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