Por Horacio R. Brum
Suele decirse que una imagen vale más que mil palabras. Si ello es así, hay dos fotos que podrían anticipar lo que se viene para Uruguay si Javier Milei se afirma en el gobierno de Argentina. Una foto del portal de noticias argentino InfoBae ilustra el lanzamiento en Punta del Este, en enero, de la Radio El Observador; corta una cinta con los colores de las dos banderas la vicepresidenta Beatriz Argimón, rodeada por los argentinos Gerardo Werthein, Bettina Bulgheroni y Gabriel Hochbaum. Werthein y Hochbaum son los propietarios del grupo mutimedial que conforman la radio y el semanario, en tanto que la Sra. Bulgheroni es una de las accionistas principales. En la otra imagen, también publicada en los medios de Buenos Aires, aparece el presidente Lacalle Pou en la recepción del 25 de Agosto en la embajada uruguaya en esa capital, con el embajador y el ministro de Relaciones Exteriores. Los funcionarios están en los extremos del grupo y de laderos aparecen…Gerardo Werthein y Gabriel Hochbaum.
Adelantando la película, vemos que hoy Gerardo Werthein es el ministro de Relaciones Exteriores de Milei, encargado de la purga que el inquilino de la Casa Rosada está realizando en la Cancillería, para echar a todos los que no comulguen con sus “ideas de la libertad”. En cumplimiento de las instrucciones directas de su jefe, Werthein se ha encargado además de que Argentina se oponga en los foros internacionales a toda declaración o proyecto que tenga tintes de progresismo. Su última hazaña para promover el aislamiento del país de la comunidad de las naciones con gobiernos sensatos, fue la orden del regreso inmediato de la escuálida delegación que se había enviado a la 29ª Conferencia de las Partes sobre el cambio climático.
En la misma película adelantada podemos ver a Bettina Bulgheroni (Guardia, de soltera), que es actualmente Embajadora de la Marca País Argentina, una distinción que le otorgó la todopoderosa hermana presidencial Karina Milei, quien a su vez quitó a la cartera de Relaciones Exteriores la función de promover la imagen comercial del país. Bettina es la esposa Alejandro Bulgheroni, un empresario petrolero con un patrimonio de alrededor de 5.000 millones de dólares, propietario del yacimiento de hidrocarburos más grande de Argentina. El matrimonio posee en Uruguay la Bodega Garzón, que produce vinos de fama internacional y son de los tantos argentinos acaudalados que aprovecharon las ventajas tributarias de nuestro país para proteger sus fortunas de la voracidad impositiva de los gobiernos kirchneristas.
De vuelta en El Observador, el entrevistador estrella del portal y el semanario es Alejandro Fantino, una figura de la televisión de la otra orilla del Plata que, al igual que el director de la radio Luis Majul, integra el reducido grupo de periodistas a los que Javier Milei no vitupera, porque lo entrevistan sin cuestionar sus opiniones y diatribas. Majul, por su parte, es un furibundo antikirchnerista.
Gabriel Hochbaum tiene en Argentina intereses en América TV, radio La Red, un canal de cable con su portal de noticias (a24.com) y la mitad de FM Blue, pero ha dicho a algunos medios que se propone crecer en Uruguay con El Observador. Quien también tiene intenciones de expandirse por la región es el español Javier Negre, un periodista vinculado al partido ultraderechista español Vox, que se radicó en Buenos Aires para apoyar a Milei. Negre suele ir a las conferencias de prensa en la Casa Rosada para interferir con el trabajo de los profesionales que interrogan al vocero presidencial Manuel Adorni, y hace unos meses compró la mitad del portal La Derecha Diario, creado por Fernando Cerimedo, uno de los operadores en las redes sociales más fanático de Milei. La Derecha Diario tiene una sección con “noticias” uruguayas, dedicada en los últimos tiempos a pintar con los peores colores a Yamandú Orsi y al Frente Amplio.
Que el presidente argentino tiene tendencia a intervenir en los asuntos de otros países no solamente queda claro a partir de sus insultos contra los mandatarios de la región que considera “comunistas”; en junio, la Casa Rosada apoyó la intentona golpista contra el gobierno boliviano con un comunicado oficial cuyo párrafo principal decía: “Hace tiempo que la democracia boliviana está en peligro. No por un golpe militar, sino porque históricamente los gobiernos socialistas derivan en dictaduras. Sobran ejemplos: Cuba, Venezuela, Nicaragua, Corea del Norte”. Unos días atrás, en el marco de los festejos por la victoria de Donald Trump, Javier Milei propuso a Argentina como punta de lanza en el sur del continente de la ofensiva contra el progresismo. Si poco es lo que puede hacer respecto del Brasil de Lula, cabe preguntarse cómo tomará un eventual triunfo del Frente Amplio en Uruguay. Aparte de las armas mediáticas, puede recurrir a las presiones económicas, porque poco o nada se han preocupado los gobiernos uruguayos de poner controles a los dólares que, en múltiples formas, cruzan el río. En el este, por ejemplo, los datos de la Intendencia de Maldonado indican que el 75% de las inversiones inmobiliarias en el departamento son argentinas, con un valor que podría superar largamente los 4.500 millones de dólares. Los bancos estiman que los depositantes argentinos tienen en ellos unos 3.300 millones de la divisa norteamericana y las más de 100 empresas de asesoramiento a inversores extranjeros que operan en Montevideo facilitaron el año pasado la colocación de casi 18.000 millones de fondos de propiedad argentina.
Además, en operaciones al borde de la ley, porque el régimen de “vivienda promovida” no es para la especulación inmobiliaria por parte de extranjeros, pasaron a propiedad argentina alrededor de 8.000 inmuebles. Se supone que la vivienda promovida es un sistema para facilitar el acceso a la vivienda para la población de ingresos medios y bajos, y como lo dice la propia página oficial, entre los requisitos están: “No ser propietario ni promitente comprador de un inmueble” y que “Al menos uno de los titulares deberá ser ciudadano uruguayo”. Como lo informó un reportaje del suplemento Propiedades del diario bonaerense La Nación (sábado 16 de noviembre: Uruguay. El boom inmobiliario que confirma que lo que se construye, se vende), existe toda una estructura para facilitar las compras de los argentinos. Según el gerente general de una de las empresas que integran tal estructura, el régimen de vivienda promovida, “no apunta a la generación de vivienda social, ni a la urbanización de barrios carenciados”, sino a los intereses de la clase media, como compradora directa o “mediante inversores que amplían la oferta de viviendas en alquiler”. Un alquiler que, de acuerdo con lo informado por La Nación, da una rentabilidad anual en dólares de hasta el 6%.
Propiedades inmobiliarias, medios de comunicación, depósitos en los bancos, inversores que se convierten en altos funcionarios de su gobierno. ¿Resistirá Milei la tentación de intervenir directamente en los asuntos uruguayos si triunfa otra vez lo que él define como “socialismo empobrecedor”?