Escribe Darío Rodríguez
Con dispar expectativa las distintas departamentales del FA vienen definiendo las candidaturas para pugnar por el acceso a las respectivas Intendencias. Durazno, Maldonado, Salto, Colonia, Tacuarembó, Rivera, son algunos de los Departamentos que han decidido sus candidaturas. En algunos Departamentos, particularmente San José y los litoraleños hay fundado optimismo, aunque todo el mundo repite que estas elecciones difieren de las nacionales.
La buena votación en Paysandú, antes el desempeño en la LUC y en el plebiscito de la seguridad social, más haber recuperado el gobierno nacional, tonificaron los ánimos de la militancia.
¿La mejor opción?
Muchos podrían sostener que, en virtud que un candidato/a no se construye en 30 días parecían “cantadas” las del ex intendente Guillermo Caraballo y su ex secretario general, Mario Díaz.
En un movido plenario del pasado 20 de diciembre, el MPP presentó las candidaturas de Juan Gorosterrazú, Mario Díaz y María Inés Firpo.
Fuentes consultadas comentaron que la mayoría de los Comité de base apoyaban las candidaturas de Caraballo y Díaz mientras que los apoyos se dividían entre las edilas Natalia Martínez y María Inés Firpo. La propuesta del sector más votado, también en Paysandú, naufragó y, tras un cuarto intermedio, se bajaron Gorosterrazú, Julio Norte y Firpo y quedó el camino expedito para que Caraballo, Díaz y Martínez fueran ungidos candidatos. Otras fuentes señalaron que había urgencia desde Presidencia por definir las candidaturas en el plenario y que, los acuerdos ya estaban tejidos antes de dicha instancia.
La pregunta surge inmediatamente, ¿son estas las mejores candidaturas que pudo presentar el FA? Las respuestas pueden variar. De todas maneras, tomada la resolución quienes discrepan deben “apretar los dientes” y salir a batallar.
Parecía atinado que el electo diputado fuera uno de los candidatos, entre ellos por el apoyo recibido (y contar con un aparato de mucho peso), que dos de los electos están, como es obvio, muy identificados con la gestión anterior y que se precisa pescar más allá de los “feligreses”. Es de suponer que, pese a los machucones generados, que son continuidad de otros episodios, la campaña sea unitaria, sin perfilismos estériles.
Los candidatos debieran tener distintos perfiles, traccionar, estar bien visto, ser conocidos, solventes, carismáticos y con capacidad de encolumnar tras de sí a toda la organización y llegar a todos los rincones y sectores sociales.
Además, en un inmejorable marco para disputar la Intendencia, el FA local debe remontar dos asuntos: el desdibujamiento como oposición, carencia de liderazgos, pugnas internas y menos trabajo territorial de lo necesario durante el quinquenio. El Partido Nacional logró llevar a la oposición, casi en exclusividad, a la lógica de la Junta Departamental; un órgano conducido como una “suerte de estancia” y muy desprestigiado.
Énfasis
El FA y los ahora candidatos tienen que llevar adelante, no es una novedad, una campaña de cercanía, muy capilar y unitaria. En nuestra perspectiva se debe aprovechar el envión nacional y evitar la “incongruencia” ciudadana de votar a la izquierda y luego a los partidos tradicionales. En todo caso, la fuerza política debería preguntarse por qué sucede eso. Hay que, en lo que sea pertinente, nacionalizar la elección. Generar una mixtura glocal.
Por otra parte, tiene que haber centralidad en lo discursivo y adecuar el mismo a los distintos segmentos de la población bajo el método del mano a mano. La credibilidad que logré el FA y los tres candidatos, particularmente en los sectores humildes y vulnerables, será vital. Es cierto que tendrán de contrincante al actual intendente, con todo el aparato de la Institución y a Jorge Larrañaga Vidal; dos candidatos de peso.
La actual gestión Departamental, ofrece muchos flancos que, en su momento, no fueron debidamente explotados.
Hay que insistir en la forma de financiación de la campaña, también en lo local, qué grado de permeabilidad ha logrado el narcotráfico, en la opacidad informativa que se refleja en la ausencia de respuestas a pedidos de informes que hacen los ediles a la administración, en la dilapidación de recursos, por caso la contratación de OMA, y en no haber usado el 1.5 millón de dólares, del fideicomiso, para mitigar el enorme desempleo existente. El manejo de los recursos afectados a las semanas de la cerveza, daría para una monografía. El asunto radica en que la población asocie que la forma de gestión la afecta, contando con menos servicios, infraestructura, etc. Ese es el desafío. Que estas cosas no parezcan abstracciones.
Es inadmisible la inexistencia de una política que mitigue la enorme siniestralidad en el tránsito que deja secuelas, cobra vidas y tensiona los debilitados sistemas de salud. La gestión optó por el hormigón.
Por otra parte, en lo programático hay que defender la idea de una ciudad inclusiva, para todos, evitando realojos en las periferias a costos altísimos y potenciar propuestas como la de Paylana; que el FA debió defender con más ahínco.
Como la gente es sabia hay que desalentar, apegándose al ordenamiento territorial, la política de fraccionamiento especulativo en zonas suburbana o rurales con presencia de “compañeros”. Eso, naturalmente, no suma. Por el contrario, debieran impulsar una cartera de tierra y una mayor densificación de la trama urbana. No es muy compatible negocio y política.
Tener, sobre el uso de la ciudad (también un espacio en disputa) una actitud pedagógica. Desde ya alentar la organización de la gente. Hay enormes ejemplos que estar organizado paga.
Definidas las candidaturas, -alguna genera muchas resistencias-, el sillón de Zorrilla y Sarandí puede quedar más lejos o más cerca.
…debieran tener distintos perfiles, traccionar, estar bien visto, ser conocidos, solventes, carismáticos y con capacidad de encolumnar tras de sí a toda la organización y llegar a todos los rincones y sectores sociales