Escribe Alejandro González
Como siempre hemos comentado en las charlas de metafísica, la mente es la hacedora real de nuestra vida; todo lo que nos sucede, nos ha sucedido y nos sucederá, tiene un origen común: nuestros pensamientos. Ellos son los que inciden directamente en nuestro destino, nuestra buena o mala “suerte”, el estado de nuestra salud, nuestra cuenta bancaria, el tipo de familia y amigos que tenemos, en fin, todos los aspectos de nuestra vida; y es por eso que le dedicamos muchas horas de nuestros estudios a perfeccionar el uso del potencial mental.
Hoy abordaremos uno de los aspectos mas relevantes de nuestra mente, lo que se refiere a los “vórtices mentales”, que vienen siendo ideas, conceptos, prejuicios, arquetipos, que tienen tal fuerza en nosotros que logra confundirnos de tal modo que vivamos cometiendo errores y dañando a las personas a nuestro paso. Estos vórtices adquieren movimiento propio y su movimiento circular, que confunde y vuelve obsesivos nuestros pensamientos, se parece a “La Dama de Manzanares” que está en las afueras de Madrid, o a “La noche estrellada” de Vincent Van Gogh, estas obras no pueden dar una idea de lo que pasa en nuestra mente.
¿Cómo se forman esos vórtices? La mayoría se forman con las opiniones de los demás; cuando uno tiene que resolver un asunto, normalmente comete un grave error, que toda su energía esta en escapar del asunto y no resolverlo; por ejemplo, cuando algo nos duele le pedimos primero al médico un calmante, pero casi nunca queremos saber la causa en primera instancia; cuando tenemos un problema con algún integrante de la familia porque cometimos un error, queremos ir para atrás en el tiempo y reparar lo que hicimos para que todo siga igual, pero pocas veces dedicamos nuestra energía a pedir perdón y solucionar de ahí en mas generando cambios en nosotros. Entonces, como queremos escapar rápido del problema pedimos consejos, opiniones, recogemos experiencias de otros, y ahí se nos hace un matete en nuestra mente que da origen a un vórtice.
La escogencia es otra de las maneras en que se forman vórtices; una persona que está clara en su vida, no necesita escoger, sabe lo que tiene que hacer, y toma una decisión respecto a su vida, y si se equivocó, repara lo que pueda reparar y sigue hacia delante, con paso firme y decidido. Cuando las personas tienen que escoger entre dos o tres caminos u opciones, es que no están claros y no ven lo que tienen que hacer; por ejemplo, si te dan de mas en el vuelto de una compra que hiciste, una persona clara no duda, sabe que ese dinero no es suyo y debe devolverlo, una persona confundida dudará entre varias opciones y por mas que elija una de inmediato, su conciencia ya ha generado un vórtice que lo atormentara por mucho tiempo.
Hay muchas maneras más en que se generan vórtices, como los prejuicios sexuales, religiosos, políticos o de cualquier clase; las ideas formadas o deformadas de los hechos cuando sacamos conclusiones anticipadas sin saber la totalidad de los hechos; cuando tenemos autoridades sicológicas y obedecemos sus mandatos sin razonar; en fin, muchas son las posibles causas de esos vórtices.
Lo bueno es que estos vórtices se pueden controlar, los hindúes le llaman Chitta-Vritti-Nirodha, (Mente-Vórtice-Control), o sea el control de los vórtices de la mente, que se desarrolla con la práctica, uso y maestría de la Ley del Mentalismo, que es el uso correcto de nuestros pensamientos en forma positiva y constructiva. Los pensamientos son tan poderosos en nuestra vida que tenemos que aprender a no pelear con ellos, sino a manejarlos a nuestra conveniencia. La Ley del Mentalismo dice: TODO ES MENTE, LO QUE TU PIENSAS SE MANIFIESTA.
Debes aprender a substituir los pensamientos negativos por positivos, sin esfuerzos porque el cerebro no tiene músculos, se desarrolla con la práctica y sabiendo que la clave está en convencer a tu subconsciente de una idea constructiva y él hará el resto. Debes vigilar donde pones tu atención, porque allí irá tu energía y hará crecer eso que estas atendiendo, sin discriminar si en bueno o malo, ya que cada pensamiento está unido también a un sentimiento; y por último debes saber perdonarte ante cada error y perdonar a todos los que se equivoquen contigo. De esa manera empezarás a tener control de tu mente y a estar libre del tormento de los “vórtices de la mente”.
Alejandro González
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