Escribe Darío Rodríguez
Desde hace mucho tiempo sabemos, así lo han expresado los entendidos en la materia, que la pandemia tiene su epicentro en América Latina. También sabemos que hay una desenfrenada carrera entre el acceso a las vacunas, -y la consiguiente aplicación-, y los permanentes cambios comportamental del virus. A los efectos de enfrentar la emergencia mundial, hubo mucho de ensayo y error, -con zonas grises y estela de intereses-, pero ya hay evidencia que dan pautas para enfrentar una situación harto compleja. No obstante crece la “infección informativa”.
Por estas horas Uruguay pasó de ser “el mejor alumno de la clase”, -si valiera el simil-, a niño “repetidor” y esto, gravísimo, no es fruto del azar. Lo anterior daba pie, con cierta jactancia del superior gobierno, para hablar de la buena gestión que se realizaba, aunque en general, desconociendo los activos con los cuales contaba el país: su sistema sanitario, instituciones del quehacer científico, sus investigadores. Evidencia, datos e informes del Grupo Asesor Cientifico Honorario (GACH) dan cuenta del enorme agravamiento; por lo que no es menester profundizar en los mismos. En razón que las decisiones sanitarias, con sustento científico, son politicas, -en eso no hay discusión-, hay que concentrarse en la performance del gobierno nacional encabezado por un partido historicamente recortador de recursos y desconfiado de la academia. Aunque el hecho de haber creado el GACH puede suponer la adopción de una mirada desprejuiciada en relación al valor de la misma. La mirada prejuiciosa que trasunta el accionar de los inquilinos de Torre Ejecutiva, más allá de cierto manejo discursivo y su ortodoxia económica, pone al país y por ende a su gente en una enorme encrucijada.
Comunidades científicas, UdelaR, organizaciones sociales y hasta el propio GACH piden al gobierno, hace rato, la adopciòn de medidas restrictivas en relación a la movilidad. Con cierta soberbia, el gobierno, o sus voceros, preguntan, pues escuchan poco, si lo que se plantea es decretar el Estado de Sitio; medida de triste recuerdo. Basta leer las distintas propuestas para ver que es lo que plantea la comunidad organizada.
El gobierno parte de ciertos presupuestos ideológicos que impactan en ser hoy, sanitariamente hablando, “el repetidor” de la clase. Preso de su ortodoxia económica y con un discurso sostenido en la “libertad responsable”, van quitando accción al Estado y la trasladan a la gente. Si todo dependiera de la mentada “libertad responsable” el Estado no tendría razón de ser ni mucho menos su marco normativo. El planteo de atenuar la movilidad ciudadana, no implica un “Estado policíaco” como el gobierno amplifica en procura de sostener un discurso que se erosiona. El “hacerse cargo” comienza a agrietarse. Por ejemplo, desde hace mucho tiempo el cabildante ministro de Salud Pública, ha sostenido el discurso de mayores restricciones.
Hay al menos, tres problemas que apresan al gobieno y, por extensión, perjudican a la población más vulnerable. El mismísimo presidente cree que si acepta una mesa de diálogo (reclamada hasta por sus propios socios) sobre la situación pandémica está renunciando a ser gobierno; dicho en otros términos habilita un cogobierno con el Frente Amplio, lo cual genera escozor; además no está previsto constitucionalmente. Por otra parte cree que tiene todas las respuestas y que los que hacen propuestas solo los mueve el interes de perjudicarlo. Tan clara la tenían que el inquilino de Torre Ejecutiva tiempo atrás se paseó por medios de derecha en Argentina “dando cátedra” y de paso “se metiò” en la compleja interna allende el río de la Plata. Pero lo que más ruido y perjuicio ocasiona es que el presidente mezcla principios con necesidadades del país. Ahí estamos en un callejón. Finalmente la otra cuestión es que la ortodoxia económica, a contrapelo de países tan capitalistas como Uruguay, vuelcan recursos económicos para restringir movilidad (miran menos déficit fiscal), que deberá ser focalizada o restrictiva total temporal y así evitar más contagios exponenciales con toda las secuelas de dolor, saturación del sistema sanitario y muerte. La presión de la enorme crisis que atraviesa el país, más reclamos de socios y ajenos obligará que el gobierno desensille y escuche con atención e incorpore otros puntos de vista. Hacerlo no hará perder “la pureza”. Con tal mirada se alimenta mayor pobreza y el conflicto social. Al final habrá que hacerse cargo, de verdad, de las secuelas del campo de batalla.
Salvando las diferencias, los gobiernos locales tienen cierto espacio, aunque mucho menos recursos y potestades, para mitigar efectos desvastadores de la pandemia. El deterioro de la situacion social, en proceso, se alimenta de la epidemia y de las decisiones gubernamentales. La gestión nacionalista de la Intendencia de Paysandú (IDP) que arrancó ayudando a precarizar condiciones laborales, -generando consiguiente conflicto-, escaramuzas con correligionario alcalde y sostener algunas medidas muy cuestionadas, puede hacer su aporte. Computemos a favor del Intendente el reforzamiento de la llegada de más vacunas al departamento y la subsiguiente ampliación de inoculación y la eventualidad de mejorar y operativizar el aeropuerto “Tydeo Larre Borge”. Al mediodía del pasado lunes 12, en canal 4 local, el intendente Olivera se jactó que le decían; “fuiste por vacuna y trajiste un aeropuerto”. Antes había sostenida, en forma bonachona, “metimos pechera hasta para poner (hasta) un vacunatorio solo de Pzifer”. Aunque, al respecto, debería hablar con sus socios de Cabildo Abierto. Desde ahí y otros actores denuncian que las licitaciones para gestionar 6 aeropuertos, entre ellos el sanducero, tiene nombre y apellido: Corporación América, al mando de Carrasco y Laguna del Sauce. “Hay joda”· dijo con sutileza el diputado maninista Sebastián Cal. La IDP tiene instrumentos y disponibilidad para contribuir a atemperar la severa crisis nacional y local. Ya hemos mencionado que con rapidez y sin clientelismo puede instrumentar los programas Jornales Solidarios y Veredas previstos en el fideicomiso. Además dispone de otros 6 millones de dólares, en sendos programas, financiados por la OPP. A ello según se explicó en la pasada edición de 200nce hay otros 8 millones de pesos que podrían ser utilizados. El intendente, si amalgama voluntad política y suficiente sensibilidad, tiene la enorme posibilidad de poner recursos en infraestructura que generan empleo. También debería dar continuidad a la obra de calle Cerrito, terminar de armar cartera de tierra que hacen al ordenamiento territorial y ver todo lo atinente a obras derivadas del fideicomiso. Mañana será tarde.
Uruguay pasó de ser “el mejor alumno de la clase”, -si valiera el simil-, a niño “repetidor” y esto, gravísimo, no es fruto del azar El intendente, si amalgama voluntad política y suficiente sensibilidad, tiene la enorme posibilidad de poner recursos en infraestructura que generan empleo.