En la previa a la presentación del libro “Scanavino, la historia de un Campeón” que será este viernes a las 19.30 en la Biblioteca José Pedro Varela, su autor nos dejó sus impresiones previas, que culminaron con un largo proceso.
“Yo me fui enamorando de esta historia casi sin darme cuenta” expresó en tono calmo pero dejando aflorar las emociones, “esas que me cuesta soltar” agregó, indicando que “el proceso fue un poco largo, un trabajo hecho sin prisas pero sin pausas”.
“El material se fue gestando en varios años y costaba darle el punto final porque escribir sobre una persona es muy desafiante por no decir difícil. Es una especie de trabajo artesanal, como el armado de un puzzle. Carlitos fue producto de muchas cosas, de esas becas que tenían a Raymondo junto a sus colaboradores yendo a las escuelas, pero una vez que llegaban al club había un equipo potente que los iba puliendo”
En la previa a la presentación del libro “Scanavino, la historia de un Campeón” que será este viernes a las 19.30 en la Biblioteca José Pedro Varela de Paysandú, su autor nos dejó sus impresiones previas, que culminaron con un largo proceso.
“Yo me fui enamorando de esta historia casi sin darme cuenta” expresó en tono calmo pero dejando aflorar las emociones, “esas que me cuesta soltar” agregó, indicando que “el proceso fue un poco largo, un trabajo hecho sin prisas pero sin pausas”.
“El material se fue gestando en varios años y costaba darle el punto final porque escribir sobre una persona es muy desafiante por no decir difícil. Es una especie de trabajo artesanal, como el armado de un puzzle. Carlitos fue producto de muchas cosas, de esas becas que tenían a Raymondo junto a sus colaboradores yendo a las escuelas para que los niños aprendan a nadar pero una vez que llegaban al club había un equipo potente que los iba puliendo” agregó.
La historia le toca de cerca al autor que también fue nadador y disfrutó de esa etapa sobresaliendo en estilo pecho, “era un poco vago. Es un deporte muy sacrificado”.
“Yo lo tuve a Felipe como profesor del plantel, un tipo increíble en lo motivacional” comentó, “nunca más vi algo igual. Por algo se lo llevaron a Montevideo como pasó con Raymondo 10 años antes. Paysandú tuvo a los mejores”.
Los docentes fueron claves en ese proceso al igual que las subcomisiones de natación.
“No soy un nostálgico, contextualizo, aquello fue único y tiene que servir para inspirar no para copiar porque los tiempos cambiaron” aseveró Goldman.
Fue una época de “fabricar campeones made in Paysandú” en varios deportes, “de esa convivencia que tenía la comunidad entre los que tenían mejores condiciones de vida y los que no, el deporte integraba”.
Goldman se inspiró en el libro Nuestros Monstruos Sagrados de Julio César Damico que fue de alguna manera un punto de arranque, a Horacio “Tato” López que estuvo con Carlos en los Juegos de Los Angeles en 1984, a Andrés Oberti Rual por el material sobre Elio Pérez, a Ricardo Cattani, gran motivador, a Juan Stevenson que se prestó generosamente para ir a una entrevista con Carlitos, a Luigi Lemes diseñador y corrector del libro, a los familiares de Carlitos, al propio deportista, a Felipe y “disculpas si me olvido de alguien”.
Confesó que “los libros nos trascenderán” y se convertirá con el tiempo en un valor documental estratégico para la comunidad, “para que no nos gane el olvido” sentenció.