*Por Juan Andrés Pardo
Ese sería el titular más apropiado para definir las emociones que se podían observar el
pasado domingo entre los dirigentes y la militancia de los partidos que van a competir en el balotaje el próximo 24 de noviembre.
Si bien casi todas las encuestas estuvieron bastante acertadas en sus pronósticos, en la
dirigencia frenteamplista reinaba una expectativa mayor respecto a la posibilidad de obtener algo más del 45% de la votación y acceder a las mayorías en ambas cámaras (sí la obtuvo en el Senado). Finalmente el caudal de votos obtenido fue de 43,9% en una elección donde el 89% de los ciudadanos habilitados se hicieron presentes en las urnas.
En el Partido Nacional, el propio Álvaro Delgado pocos días antes de la elección se refería a sí mismo como un “candidato que no convoca a las masas” y la elección de su compañera de fórmula levantaban algunas dudas entre la militancia nacionalista. Las encuestas le otorgaban al PN entre un 19 y 25% de intención de voto. Sin embargo obtuvo el 27% de los votos (tan solo 1,5% por debajo de la elección de 2019) por lo cual el resultado terminó siendo más favorable de lo esperado.
En definitiva, un resultado que genera mayores incertidumbres que lo indicado por las
proyecciones de las consultoras pensando en el balotaje (previo a esta elección). Al fin y al cabo, el Frente Amplio mejoró bastante su piso respecto a 2019 (39%) aunque la ventaja esperada era mayor. En el caso de la fórmula nacionalista, los resultados del domingo generan un estado de competencia mucho más favorable que lo esperado, de la mano de una mejora en la performance del Partido Colorado que consiguió 3% más de votos que la elección anterior. Lo cierto es que como primera impresión, los votos de la Coalición Republicana sumados alcanzan un 48%, cuatro puntos más que el Frente Amplio.
Pero también hay que hacer otras lecturas. Comenzaremos a profundizar en el análisis de los datos, mencionando que la Coalición de gobierno perdió 6% de votos en comparación a 2019. Dentro de la votación del oficialismo, cabe destacar el derrumbe (previsto por todas las encuestadoras) de Cabildo Abierto, pasando de un 11% a un 2,5% siendo relegado al quinto puesto en virtud de la votación que logró Identidad Soberana (2,7%) que fue sin dudas la gran sorpresa de esta elección.
Por tanto, el piso hacia el balotaje para la Coalición es mucho menor que en 2019. Aquí hay que hacer dos apuntes más: en aquella ocasión el Partido de la Gente logró un 1% y representación parlamentaria. Ese partido ha desaparecido y si bien han surgido otros
nuevos como el Partido Constitucional Ambientalista (Eduardo Lust), solamente logró un 0,5% de sufragios, por lo que la Coalición llega mucho más debilitada en esta instancia. Se agrega un factor contextual elemental: hoy es la Coalición que gobierna y ya no es la opción de cambio, ni integra en sus filas a la novedad que supuso la aparición de Cabildo Abierto con su potente y exitosa consigna de campaña que pedía “terminar con el recreo del delito”.
Y vaya si será un tema que preocupa a la ciudadanía (el de la Seguridad Pública).

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Foto ilustrativa pasionturfistica.com.ar

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