Escribe Cr. Emiliano Molinari

Un negocio fructífero, la ganadería, tazas de rentabilidad muy elevadas en dólares, retiros casi sin restricciones, para quienes tienen ahorros en dólares perdiendo valor mes a mes, es una buena forma para obtener una rentabilidad de forma sencilla.

Muchos uruguayos de varios credos, varios partidos, varias ideologías que tenían ahorros vieron ahí una oportunidad y invirtieron, y perdieron, y perdieron feo, hoy seguramente su retorno tienda a 0, ya que el entramado empresarial generado en cada jornada nos presenta nuevas sorpresas.

Pero los efectos no son solo en los bolsillos de uruguayos con ahorros, personas que algunos más, otros menos, tienen herramientas para seguir su vida sin dificultades, las dificultades se han derramado en varios pasos de la cadena productiva que alimentaba.

Hoy hay campos del negocio con dificultades de administración, con ganado sin atención, con trabajadores sin certezas de su futuro ya que el concurso de los negocios podría dejarlos sin trabajo.

Pero el daño se dispersó en la cadena, en frigoríficos. Vemos a FRICASA con envío de gran parte de su plantilla al seguro de desempleo, en curtiembre tenemos a Paycueros con problemas también en los puestos de trabajo, entre ambas 800 familias con problemas en un departamento donde el desempleo golpea duro.

Por otro lado, esta situación dejó en duda la posibilidad de captar ahorro privado y derivarlo al proceso productivo, algo que podría ser muy positivo para el desarrollo del país, pero que tiene en estos casos de negocios ganaderos, un golpe duro que seguramente llevará a generar desconfianza en los inversores particulares y eso encarecerá el acceso al crédito de los sectores productivos.

Estos negocios se cayeron como caen los sistemas Ponzi, funcionan mientras los inversores ponen plata, y cuando el flujo cae comienzan los problemas, el repago de los intereses cae y la devolución del capital se frena, y la pregunta de todo el mundo es:

¿Quién controla para que esto no suceda?

Esta empresa buscó la forma en la que los controles sean los menores posibles, buscó saltear el BCU para evitar controles fuertes, pero igualmente así, hubo muchos controles que no funcionaron.

Para empezar, había un control asociado a la trazabilidad del ganado, pues quien invertía, compraba ganado, ese control no estuvo; había controles asociados a la procedencia de los fondos que no estuvieron tan presentes; y por último por mas que la empresa haya buscado evitar controles del BCU, existe un negocio financiero claro que hace que el BCU no debiera haberse lavado las manos.

Luego de esto queda ver como evitar mas daños, existen empresas que trabajan captando privados y hay que preservar, pero también es necesario generar una regulación que haga que estos negocios que aparentan ser estafas piramidales no se puedan desarrollar, para eso el estado no puede lavarse las manos, debe regular el funcionamiento y para eso el próximo gobierno y el legislativo entrante deberán trabajar en como evitar esta debacle, porque lo que empezó como un daño para ahorristas medianos, terminó con casi 1.000 trabajadores en el seguro, pues el porrazo se llevo puesta toda una cadena productiva.

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